JUAN JOSÉ BARRIENTOS
Ahora que el IVEC se convirtió en Secretaría de Cultura, resulta necesario hacer un balance de lo logrado por ese organismo fundado en 1987 y las tareas pendientes; por eso, era de esperarse que se publicara su historia, sobre todo que hace años apareció un adelanto correspondiente a sus primeros quince años, elaborado por Horacio Guadarrama y Bernardo García Ruiz, en el que, por cierto, no se excluyeron las críticas a que dieron lugar Ida Rodríguez Prampolini y sus sucesores. Desafortunadamente, la responsable del instituto y ahora Secretaría de Cultura no hizo al parecer ningún esfuerzo para que esos historiadores (o alguien más) se encargara de terminar el trabajo.
Y lo mismo pasa, hay que decirlo, en el caso de la Universidad Veracruzana, que dentro de unos meses cumplirá 80 años.
Hace falta algo parecido a Televisión Universitaria: la UNAM y la tv, 1950-84, que se presentó hace unos días en la Feria del Libro del Palacio de Minería y del que ya me ocuparé en otra nota.
Volviendo al IVEC, hay que recordar que, a fines de 1986, Ida Rodríguez Prampolini le presentó al candidato a gobernador, Fernando Gutiérrez Barrios, el proyecto de una Casa de Cultura en el puerto, y éste consideró de inmediato que lo mejor sería crear un organismo estatal, como los que, por cierto, ya operaban en Tabasco y Aguascalientes.
Se promulgó en consecuencia la ley correspondiente y se estableció el organismo para “auspiciar, promover y difundir la actividad cultural” por medio del “fomento e impulso a las artes”, además, se le encargó “la preservación del patrimonio arqueológico e histórico” y el “estímulo a las expresiones de cultura popular”.
A unos cuarenta años de su fundación, el libro de Guadarrama y García Ruiz permite darse cuenta de que se han rescatado importantes edificios como el antiguo convento de Belén y el que ahora ocupa el Museo del Estado en Orizaba; se ha impulsado el son jarocho, otorgado becas a los jóvenes y publicado algunos libros, a pesar de las restricciones presupuestales. También se han dilapidado recursos en costosos festivales, como el del Tajín y el afrocaribeño, y en pagar los sueldos de funcionarios y empleados.
En general, el Instituto se ha orientado por una concepción antropológica de la cultura entendida como todas las manifestaciones de la vida de una comunidad -su lengua, sus creencias, sus usos y costumbres-, que, por otra parte, se pretenden aprovechar para captar divisas, atrayendo al turismo.
Hay por eso quienes piensan que por atender los festejos que se realizan en Veracruz, como el de la Candelaria y otras actividades como los carnavales y la cocina o gastronomía, se descuidó una parte del patrimonio intangible, que estaría integrado por las obras que nos legaron los principales artistas veracruzanos.
¿Qué ha hecho el IVEC para rescatar y preservar ese patrimonio intangible?
En esa breve historia, se menciona la publicación de “una amena biografía, acompañada de fotografías, del músico y compositor veracruzano Mario Ruiz Armengol, titulada La calle de los sueños” que se le encargó a Carlos Barriga y también la de sus 18 Danzas cubanas realizada en 1990 y que se reimprimieron en 1998, con lo que continuaba el rescate de las Piezas infantiles que hizo Raúl Ladrón de Guevara en la Universidad Veracruzana. Desafortunadamente, la publicación del resto de su obra es todavía una tarea pendiente, aunque la editó Alejandro Corona, y Mayito no tuvo hace diez años el homenaje que merecía con motivo del centenario de su nacimiento por las doscientas y tantas obras para piano y música de cámara que nos legó. El correo aprobó la emisión de una estampilla conmemorativa, pero falta que alguien pague por la misma, y ni el IVEC ni la UV han mostrado disposición a hacer el desembolso.
El año pasado se exhibieron en la Pìnacoteca Diego Rivera los dibujos de Ernesto García Cabral (1890-1968), oriundo de Huatusco, pero años después del homenaje que se le rindió en el Festival Cervantino 2005, y el rescate y la digitalización de su obra se hizo con apoyo del FONCA, gracias al investigador Horacio Muñoz.
Y en lo que se refiere a los escritores y artistas veracruzanos que aún viven, hay que recordar que Francisco Hernández obtuvo el Premio Nacional de Ciencias y Artes, correspondiente a literatura, postulado por el rector de la UANL y no por el IVEC o la UV, aunque él es nativo de los Tuxtlas.
Además, el IVEC no ha hecho nada para reponer el busto de Maples Arce que desapareció de la plazoleta donde se hallaba en la calle de Alfaro, en Xalapa, donde no hay siquiera una calle con su nombre.
Ese organismo tampoco ha hecho gran cosa para promover la lectura, y urge, por ejemplo, una antología para los 300 mil alumnos de bachillerato que se podría coeditar con la Secretaria de Educación de Veracruz o el Colegio de Bachilleres del Estado de Veracruz, con extractos de Mi vida por el mundo y algunos poemas del mismo Maples Arce y Diaz Mirón, por ejemplo.
La lista de las tareas pendientes es muy larga.
*Sobre la fallida celebración del centenario de Armengol, pueden ver:
Conmemoración «a la mexicana» – Proceso
.