Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Esta semana se conmemora a nivel global el Día Internacional de la Mujer. Y como es de esperarse, las mexicanas estarán al pie del cañón para tomar las calles y exigir el cumplimiento de los derechos que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y la propia de la capital del país, les confieren.
Al huésped temporal de Palacio Nacional nunca le han gustado las marchas feministas. Las detesta y hasta las repudia. Sin embargo, el valor de las mujeres no se pone en tela de duda y sabe, junto con el jefe de gobierno sustituto y el secretario de Seguridad Ciudadana que, por tratarse de última concentración del sexenio, para conmemorar esta fecha, las cosas se pondrán color de hormiga.
Debido a ello, el que ocupa temporalmente -que tendrá que abandonar el inmueble el 5 de diciembre- el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, sede del Poder Ejecutivo de la Ciudad de México, ya ordenó medidas preventivas -diríase coercitivas- para “garantizar la seguridad de las marchistas”.
El fondo es otro: cuidar que no se afecte la “pureza de la imagen presidencial y la propia.
Con la mentalidad de usar y abusar del poder que detenta a la renuncia de la gobernadora capitalina, a la que le quedó chico el encargo que los capitalinos le confirieron, ordenó preparar “200 extinguidores” para “controlar” el evento e impedir que “haya incendios”.
Es el ejercicio amenazante al que se quiere acostumbrar a la ciudadanía.
Se equivoca. Porque quienes habitan la capital del País solo les temen a los criminales que hacen de las suyas a todas horas, en todas partes y lo mismo ametrallan a un comensal que asaltan a decenas, en el mismo tiempo, a decenas de automovilistas a los que les cierran el paso en los bajopuentes del Viaducto Miguel Alemán o extorsionan a los comerciantes del Centro Histórico y vacían las tiendas de conveniencia. Algunos políticos parecen parte de los criminales.
¿Qué se espera el 8M?
Asistencia nutrida, que supere todas la que han registrado las marcha hasta ahora realizadas.
¿La razón?
Es simple: las mujeres siguen siendo las víctimas y en lugar de escucharlas las revictimizan. ¿Quién lo ordena?
YSQ o sus achichincles que buscan quedar bien para obtener hasta un cargo de elección popular además de haber iniciado negocios que les dejan millones de pesos al año.
Las mujeres siguen padeciendo la marginación. Los salarios que perciben, con independencia del mínimo que tiene “paridad de género”, siempre son menores que los que se paga a los hombres. El acoso no solamente sexual, es condición sine qua non, para avanzar en sus empleos.
La policía, sus elementos, en lugar de cuidarlas, forman parte de los abusivos.
Este fin de semana, viernes y sábado, serán los Días de las Mexicanas.
Porque el 8, respetando la fecha del Día Internacional de la Mujer, marcharán desde el Ángel de la Independencia hasta la Plaza de la Constitución. El sábado, se realizará una segunda. Ésta la formarán aquellas mujeres trabajadoras que no recibieron permiso para ausentarse.
Desde ahora, colocan las vallas metálicas y se prevé, como en cada marcha que no es de Morena, el Palacio Nacional se convierta en la “fortaleza de hierro”.
El huésped del virreinal inmueble, les tema a las mujeres. Con ellas no gana. Un ejemplo es Xóchitl Gálvez.
Las mujeres tomarán y Martí Batres las recibirá con extinguidores.
¡Vaya gobiernos humanistas!
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