“Yo Capitán”

El Sueño Europeo

HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO

“Yo Capitán” (“Lo Capitano”), coproducción entre Italia, Francia y Bélgica, dirigida por Matteo Garrone, con la actuación de Seydou Sarr (Seydou), Moustapha Fall (Moussa), Issaka Sawadogo (Martin), Hichem Yacoubi (Ahmed), Doodou Sagna (Charlatán) y Ndeye Khady Sy (Madre de Seydou); la cinta fue seleccionada para competir por el León de Oro a la mejor película en el Festival de Cine de Venecia de 2023.

Los jóvenes senegaleses Seydou y Moussa abandonan su hogar en Dakar para emigrar a Europa; en su odisea, ambos cruzan el desierto y experimentan los horrores de un campo de detención en Libia, y tras liberarse se enfrentan al peligroso reto de cruzar el Mediterráneo.

La cinta trata sobre la migración africana a Europa, tema que está en la agenda de la Comunidad Europea, pues desde 1973 se ha endurecido la política migratoria y con ello la deshumanización en los refugiados.

EL MUNDO YOUTUBE

Seydou y su primo Moussa ambos de 16 años son dos jóvenes senegaleses que quieren viajar a Europa para hacerse famosos youtubers, pues la realidad que creen conocer es la que presentan los influencers, así que trabajan en secreto durante seis meses y ahorran dinero para lograr ese viaje.

La cinta de ficción narra la historia del día a día de muchos emigrantes africanos que buscan llegan a Europa, la historia arranca con una decisión cuestionable: estos chicos no huyen de la guerra ni el hambre, sino del aburrimiento, su meta es convertirse en youtubers del primer mundo y firmar autógrafos para gente blanca.

Aunque parezca mentira así es. El mundo del internet ha creado falsos profetas, falsos ídolos, falsos mundos, falsas realidades, como es que la juventud de cualquier latitud piensa que ser influencer es la carrera del futuro.

BUSCANDO AYUDA

Seydou y Moussa buscan a Sisko para que les ayude a emigrar a Europa, pero éste les señala que no es una buena idea y que regresen a casa, por lo que van con un Chamán que les dice que busquen ayuda de sus ancestros en el panteón, y que a los tres días vuelvan para saber la respuesta.

La inocencia y desconocimiento del mundo es más que clara en estos jóvenes: ¿cómo es que creen y confían más un Chamán que en una persona que se dedica a actividades ilícitas y sabe de lo riesgoso de emigrar a Europa?

Pero ahí no queda la cosa: ¿cómo es posible que los ancestros fallecidos les van a dar una respuesta?

El Chamán les dice que los espíritus de sus ancestros aprueban el viaje.

LA ODISEA 

POR EL SAHARA

A escondidas huyen de casa, llegan a la frontera con Malí donde compran un pasaporte falso, pero son descubiertos, así que tienen que pagar un soborno; en Agadez un hombre les ofrece un viaje a Trípoli por 400 dólares cada uno.

Tan mala era la idea de emigrar, que no tenían pasaporte ni un plan de qué hacer y van tomando cada vez peores decisiones; el viaje es en la caja de una camioneta a toda velocidad por el desierto del Sahara; los dos jóvenes ven como un hombre cae del vehículo, pero el chofer no se detiene; el destino de eso hombre será morir.

Pero lo peor está por venir, la camioneta los deja a mitad del desierto y ahora tendrán que seguir a pie; la travesía es a pleno rayo de sol y después en la fría noche.

El director británico Ken Loach suele decir que los cineastas tienen la obligación de hurgar en las heridas que no han cicatrizado, y esta cinta así lo hace, desde la herida más sangrante que tiene Europa: la inmigración desde el continente más pobre del planeta.

La cinematográfica es mediante paisajes épicos que sirven para narrar la odisea de estos dos jóvenes senegaleses en busca del sueño europeo.

LA CORRUPCIÓN 

MIGRATORIA

En la oscuridad de la noche, los jóvenes y otros emigrantes son detenidos por la policía libia que les quita todo su dinero, Moussa es detenido y llevado a la cárcel, mientras que a Seydou y los demás se les permite continuar con su viaje.

La extorsión, el abuso y la corrupción de las autoridades contra los emigrantes e inclusive contra los inmigrantes, no es propia de un país, es un factor común.

Suele darse más en aquellos países que no tienen definida una política sobre la migración; y más cuando se sabe que son países de tránsito, donde el objetivo es otro lugar.

LA ESCLAVITUD 

MIGRATORIA

Seydou y los otros son recogidos por un camión que los lleva a Sabha, pero ese transporte pertenece a la mafia libia que se encarga de extorsionar a las familias de los emigrantes para que paguen por su liberación; si no dan los datos de su familia son torturados, y en caso de que no paguen el rescate deberán trabajar como esclavos.

Seydou no quiere mortificar a su madre, así que es golpeado salvajemente esa noche, hasta que aparece un ángel guardián: Martín.

Los mercenarios venden a Martín y Seydou a un hombre rico que necesita que le construyan una fuente en su casa, y si ésta queda bien, los liberara.

La trata de personas, el matrimonio forzado, la esclavitud sexual y el trabajo infantil son las principales formas que adquiere la esclavitud moderna en el siglo XXI, y afecta a la población más vulnerable del planeta; los migrantes son utilizados en este tipo de esclavitud a través de trabajos forzados y explotación sexual.

La historia culmina sobre el agua, en la última etapa de la odisea, Seydou acepta tomar el timón de un barco lleno de emigrantes para dirigirlo a Italia.

El director de la película escuchó en un refugio siciliano de inmigrantes sobre un africano de 15 años sin conocimientos de navegación que fue obligado a pilotear un barco lleno de 250 refugiados, la lógica es que las autoridades italianas no detendrán a un menor por tráfico de personas; y así surgió: “Yo Capitán”.

Esta cinta le pone rostro humano a la crisis mundial de los refugiados, es la una cruda historia, aquí no hay el blanco salvador ni redentor del pecado de la migración, aquí hay héroes anónimos que viven travesías deshumanizadas y cruentas; es la odisea de la emigración africana a la idealizada Europa del primer mundo, con una mezcla de drama, cruda verosimilitud y alucinante realismo mágico.

La crisis mundial de los migrantes y de los refugiados ha llegado a números alarmantes; según las últimas estimaciones elaboradas por la División de Población de la ONU, en 2020, el número de migrantes internacionales en todo el mundo que residen en un país distinto de su país de nacimiento alcanzó los 281 millones, lo que representa el 3.6% de la población mundial; sin embargo, ¿cuántos no habrán logrado llegar al país al que querían llegar?

La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…

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