ALBERTO F. MENA MALLEN
Gota a gota, se llena el cantarito y es lo que ha hecho el macuspano después de cinco años de su gobierno, tanto, que logró otro récord mundial, que todo mundo lo conozca como el “narcopresidente AMLO”, hashtag o mote que se ganó a pulso. Y no logró, ser el mejor presidente que ha tenido México en su larga historia, que era su deseo.
Su no plan y no programa de “abrazos y no balazos”, el cual ha sido una autorización para que proliferen los delincuentes, le está dando la espalda, ante el crecimiento desmedido de la violencia e inseguridad que se presentan en todo el territorio nacional, lo que ha provocado que las cifras delictivas superen con creces lo que sucedió en sexenios pasados. Esto, aunque los morenos tratan de minimizar las cifras acomodándolas para disminuir los delitos.
Tanto cambió en este tiempo, que se le fueron descubriendo sus grandes mentiras, con afirmaciones agregadas o argumentaciones de que “si, cambié de opinión”, y le falto decir “¡y qué!”, soy el presidente, tal y como reaccionó con la reportera y corresponsal de Univisión, Jésica Zermeño a quien no corrió de Palacio Nacional, porque se haría más evidente su enojo al no poder quitar de la conversación nacional y ahora mundial este calificativo y conversación pública.
Le dijo a la inquisidora:
“Por encima de esa ley -la de protección de datos personales-, está la autoridad moral, la autoridad política y yo represento a un país, represento a un pueblo que merece respeto y no va a venir cualquiera porque nosotros no somos delincuentes, tenemos autoridad moral, no va a venir cualquier gente -dizque porque es del New York Times- y nos va a poner, nos va a sentar en el banquillo de los acusados”, dijo AMLO
También le espetó: “Por encima de eso está la libertad”, y aseguró convencido de que no fue un error divulgar el teléfono de la periodista del @nytimes autora del reportaje en su contra, pues ella lo “calumnió” sin pruebas; “no exageren, si la compañera está preocupada, que cambie su teléfono” y la criticas arreciaron en redes sociales y medios de comunicación, al confirmar su talante autoritario que ha venido mostrando desde que es presidente el tabasqueño.
Lo anterior, desató que se dieran a conocer los teléfonos privados tanto de Andy, hijo presidencial, como de su corcholata favorita, Claudia Sheinbaum, lo que augura tiempos difíciles y complicados previos a las elecciones del próximo 2 de junio y que el rey de palacio endurezca su postura, sin importarle que le echa más leña al fuego, tal vez, con el propósito de desestabilizar al país y, al haber problemas, valdrá la frase “a rio revuelto, ganancia de pescadores”.
Contrastó la postura de Xóchitl Gálvez, quien no solo se quejó de que se divulgue su número telefónico, como lo hicieron sus oponentes, sino que además aseguró que lo dejaría público y libre para quienes quieran enviarle mensajes, buenos o malos, pero que sería una herramienta para su campaña.
YSQ ha desperdiciado valioso tiempo para realmente haber quedado como un presidente que cambiaría a México para beneficio de todos los mexicanos, pero sus odios, rencores y desplantes, sin humildad, así como su soberbia, le cambiaron la jugada para que, poco a poco, muchos mexicanos le den la espalda, luego de que votamos por él al prometer un cambio que nunca llegó. Perdón, si llegó, al ser nuestro territorio más violento que antes y por tener carencias que nunca imaginamos padecer. El solamente se encarga de él mismo.
Lo anterior se manifiesta en muchas ciudades del país, donde en sus visitas, regularmente sale abucheado, y ya no se traslada en aviones comerciales, ni anda en su Tsuru, sino que utiliza aviones de la Defensa Nacional y en vehículos blindados. Sus argumentos que ha comentado es que no visita muchas zonas del territorio nacional porque tiene que defender la investidura presidencial ante el riesgo de que salga lastimado.
Pero lo peor es que, insiste en su postura de no modificar sus planes de seguridad pública, lo que le ha acarreado severas críticas tanto en el país como en el extranjero, lo cual causó que se muevan las aguas con los gringos para tratar de detener el avance de la 4T con los reportajes que se han publicado donde se le relaciona con la delincuencia organizada y que dio lugar al mote “narcopresidente AMLO”, del que se quiere deshacer a como dé lugar, pero no ha encontrado el camino.
Igualmente sigue echando chispas en contra de todo aquél que no comulga con sus ideas y ahora, sigue vociferando contra los medios de comunicación extranjeros a los que les ha dicho hasta de lo que se van a morir, en lugar de mediar o buscar un camino que le permita hacer a un lado su nuevo triunfo sobre narcopresidente, pero escogió el echarle leña al fuego, aunque no comulgue con esta frase que repite constantemente en el combate a la delincuencia.
Ya es notorio el hecho de que muchos mexicanos se han dado cuenta de la calaña de quien intentó dirigir al país desde palacio nacional y lo demostraron con la tercera marcha que se celebró en días pasados y a la que, como siempre, minimizaron en su asistencia, ya que los organizadores señalaron que hubo 700 mil personas solo en la Ciudad de México, cuando en el gobierno de la ciudad, decretaron que solo estuvieron 90 mil asistentes al Zócalo.
Ya no encuentran la manera de evitar que la opositora Xóchitl Gálvez empiece a subir en las encuestas. Pero ha sido el mismo tabasqueño quien se ha encargado de dinamitar su tarea al frente de la administración pública federal, sobre todo cuando envía carretadas de recursos públicos a sus obras emblemáticas o de relumbrón y, disminuye los recursos para la salud, la educación, y muchas otras áreas que apoyan el beneficio de los ciudadanos.
Incluso la austeridad franciscana ha provocado muertes.
El llamado no está de sobra, hay que votar el próximo dos de junio, por quien quiera, pero la opción más congruente es la de la hidalguenese.
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