¡A LO MERO MACHO…!!
*.- Arrancan las campañas presidenciables… ¿con un país en llamas?
Por Edmundo Cázarez C.
Antes que nada, mi estimado lector de MISIÓN POLITICA, que atinadamente dirige mi gran amigo y maestro Jesús Michel Narváez, deseo ofrecerle una disculpa por la repentina ausencia a la que me vi obligado, debido a una emergencia médica familiar, gracias Dios, todo salió bien, aunque tronándome los dedos para poder solventar los gastos, no cabe duda que los tiempos de Dios son perfectos… ¡y la vida va!!
YA QUE HABLO DE DIOS…
Desde antes que existiera el Estado de la Ciudad del Vaticano, hoy, conocida como la Santa Sede, ya sostenía relaciones con diferentes gobiernos del mundo entero. Eran los enviados diplomáticos ante la Santa Sede, quienes sostenían un cierto grado de estabilidad plenipotenciaria, ello, y sin temor a equivocarme, sucedió a finales del siglo XV y principios del siglo XVI, cuando comienzan a establecerse representaciones del Vaticano.
Es importante señalar que la Santa Sede está organizada de conformidad con lo dispuesto por el Código del Derecho Canónico, en base a la Constitución Apostólica Pastor Bonus, que expidió el Papa Juan Pablo II en 1988, y fortalecida por la Ley Fundamental del Estado del Vaticano, la cual, entró en vigor el 22 de febrero de 2001.
En pleno 2024, la Santa Sede mantiene relaciones diplomáticas con 172 países, además, mantiene misiones y representaciones especiales ante la Federación Rusa, la Autoridad Nacional Palestina y la Unión Europea, además de contar con el status de Observador Permanente ante la Organización de las Naciones Unidas, y como miembro de otros organismos internacionales como lo son la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa y el Consejo Europeo.
Recordando las interesantes clases que tuve el honor y la suerte de recibir por parte del padre jesuita Francisco Paoli, (QEPD), un extraordinario exrector de la Universidad Iberoamericana, viene a mi mente que la estructura política y legal de la Santa Sede le permite actuar en el escenario mundial de forma similar a la que ejercen los demás Estados libres y soberanos, participar activamente en diversos foros internacionales, en donde, por cierto, a lo mero macho, ejerce una importante influencia basada en su fuerza moral.
Así ha sido desde hace varias décadas, desplegando una intensa actividad diplomática, que se torna hasta significativa en muy diversas conferencias y foros mundiales, tales como las dedicadas a la Población, el Desarrollo, la Mujer y la Alimentación, solo por citar algunas de ellas. Los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, se concentran en el Papa, quien por medio de la Secretaría de Estado, ejerce la representación de la Santa Sede en las relaciones con los Estados extranjeros y es el Papa, quien ejerce una dirección espiritual sobre la Iglesia Católica y la soberanía temporal sobre el Estado del Vaticano. Como todos sabemos, el Sumo Pontífice es elegido por un Colegio de Cardenales, procedentes de todos los continentes reunidos en la asamblea del Cónclave, en donde sale el tradicional “humo blanco” con el esperado anuncio de “Habemus Papa”
A LO MERO MACHO… ¿POR QUÉ LE CUENTO TODO ESTO?
Pues quiero decirle que a raíz de las muy recientes visitas que realizaron al Vaticano, las dos candidatas a la presidencia de México, Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum, respectivamente, quienes acudieron a saludar al Papa Francisco para pedirle les impartieran la Bendición Papal, al iniciarse las batallas, perdón, las campañas presidenciales, dichas visitas causaron asombro en el mismo Vaticano, pues por una parte, Xóchitl Gálvez ya había proyectado -con mucha anticipación-, realizar una visita al Papa Francisco, misma que se llevó a cabo sin ningún contratiempo, aunque sí, con mucha premura de tiempos.
EL MISMO DEMONIO SE HIZO PRESENTE EN PALACIO NACIONAL…
Y a la voz de: ¡Vas porque vas!!, a Claudia Sheinbaum no le quedó otra que obedecer a su “titiritero”, el maligno López Obrador, con rabietas, escupiendo veneno a diestra y siniestra, le ordenó, tajantemente, a su embajador en el Vaticano Alberto Barranco, que le consiguiera una audiencia privada a quien había ungido para que lo sucediera en el poder presidencial. Así es que no le quedaba de otra, a quien anteriormente se había distinguido por ser un extraordinario periodista y cronista urbano don Alberto Barranco, quien optó por alquilarse como embajador por seis años en el Vaticano. A lo Mero Macho, no le quedaba de otra que obedecer al tirano y falso “mesías”, atrincherado en Palacio Nacional.
Ni tardo ni perezoso, Alberto Barranco movió todo cuanto pudo y logró que el Papa Francisco, recibiera en audiencia privada a la enviada presidencial, con el “señuelo”, de ser una modesta “chacha”, que acudía para recibir la Bendición Papal y le vaya bien durante la campaña presidencial.
No hay que olvidar que los vínculos entre México y la Santa Sede son especiales y distintos a los que mantiene nuestro país con la mayoría de los Estados y organizaciones internacionales no gubernamentales; que además de contribuir al entendimiento bilateral, involucra también a los principios internacionales y tradiciones de la sociedad mexicana, ejerciendo su libertad religiosa de acuerdo a los principios históricos de laicidad del Estado Mexicano y la separación entre el Estado y las Iglesias, consagrados en la Constitución Política de nuestro país. Dicha relación de la Iglesia Católica y el Estado Mexicano, ha transcurrido por varias etapas históricas, atravesando por la confrontación de un proceso de distensión, finalmente, llegó a una época de colaboración respetuosa en el marco del Estado de Derecho y un entorno democrático y plural.
Recuerdo perfectamente que cuando me estuve preparando en Los Pinos para participar en aquel memorable programa de televisión, “El Gran Premio de los $64,000.00, magistralmente conducido por don Pedro Ferriz Santacruz, puse mucha atención en el histórico encuentro que sostuvieron el entonces presidente de México Luis Echeverría y el Papa Paulo VI. Aunque las relaciones diplomáticas entre el México moderno y la Santa Sede se establecieron en 1992 y como resultado a las reformas del Artículo 130 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que permitía que entrara en vigor la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, estableciendo un reconocimiento a la personalidad jurídica de las iglesias y asociaciones religiosas.
Lo anterior, fue resultado de un largo proceso de acercamientos de los diversos contactos que se establecieron entre la jerarquía católica y el Gobierno mexicano; particularmente, los cuatro importantes encuentros que se llevaron a cabo entre tres presidentes de México y dos pontífices. El primero de ellos, como le decía, tuvo lugar a principios de febrero de 1974, cuando el entonces presidente Luis Echeverría Álvarez, visitó al papa Pablo VI con el propósito de agradecerle su apoyo para la Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados. Cuatro años después, el entonces presidente José López Portillo recibió personalmente al Papa Juan Pablo II en el aeropuerto internacional de la Ciudad de México y en la residencia oficial de Los Pinos. La Primera e histórica visita pastoral del Pontífice en México. Luego, el presidente Carlos Salinas de Gortari le concedió un tratamiento especial a Juan Pablo II cuando regresa a nuestro país en mayo de 1990. Por último, el cuarto encuentro se efectuó en el Vaticano, durante la gira que Carlos Salinas realizó en julio de 1991.
Para concluir, quiero decirle, estimado lector de MISIÓN POLÍTICA, que un destacado clérigo mexicano que estuvo presente durante la audiencia que le concedió el Papa Francisco a la enviada presidencial Claudia Sheinbaum, al término de la misma, el Sumo Pontífice expresó que no volvería a visitar México, sino hasta que dejara el poder Andrés Manuel López Obrador… ¡Que tal!!, en el ámbito internacional todo mundo vomita a quien se autoproclama como el segundo presidente más importante del mundo… Bueno, hasta se ha atrevido decir… ¡que Dios, junto a él, es un pobre pendejo!!
Eso es todo por hoy…. ¡SALUDOS CORDIALES!!