Abandonó al pueblo

Yo Campesino

  • Ganso cínico: ordena no enfrentar al crimen y entregar plazas; pero sometió a Zaldívar

Miguel A. Rocha Valencia

Ahora se explica porque el crimen organizado tiene sometido a casi el 50 por ciento del territorio nacional abierta o soterradamente a través incluso de autoridades mientras policías, militares y Guardia Nacional, abandonan al pueblo por órdenes presidenciales, las mismas que indicaron liberar a Ovidio Guzmán.

Sin recato, el mismo ganso dijo que cuando se enteró del avance de grupos criminales armados tomarían la capital guerrerense, ordenó a todo el personal militar retirarse de la zona, no intentar detenerlos y menos confrontarlos. No quisimos caer en la provocación, dijo a manera de disculpa el tlatoani.

Con esa instrucción, la de la liberación de Ovidio Guzmán y la de no perseguir a los delincuentes, se comprueba que es el mismo responsable constitucionalmente de proteger a la ciudadanía y preservar la paz, quien entrega ciudades y poblados a delincuencia.

A pesar de ser la cabeza de quien tiene el monopolio de la fuerza para garantizar la paz y ser el creador de una Guardia Nacional donde el 80 por ciento es personal militar, el mesías tropical renunció a su responsabilidad en una sospechosa inacción donde dice combatir las causas de la delincuencia a pesar de que se apodera del país incluso en lo económico y político pues es del dominio público que sus empresas van más allá de lo ilegal y que su poder incluye gobernadores, presidentes municipales y tiene infiltrados en las filas federales.

Es tal el poderío de la delincuencia organizada y las bandas criminales que pueden desaparecer comunidades enteras, asesinar a 180 mil mexicanos, gobernar de manera directa o con autoridades compradas o seleccionada por ella que ahora sabemos que ni el valentón con los débiles y desprotegidos se atreve a perseguirlos, combatirlos, proteger con ello al pueblo “bueno” y así cumplir con una de sus principales responsabilidades.  

Por eso es tan fácil para estos ejércitos del crimen acribillar, asesinar, incinerar o desaparecer a quien se les dé la gana, así como ocurrió en la reciente matanza en Tlapa donde con una fogata improvisada pudieron desaparecer cuerpos. Así dice la verdad histórica, sucedió con los 43 de Ayotzinapa.

Prefiere enfrascarse en la división de los mexicanos, ceder su responsabilidad en seguridad a los sacerdotes, salirse por la tangente y escudarse en una investidura presidencial que le queda guanga para no acercarse a los sufridos guerrerenses que o se suman a los ejércitos criminales o son asesinados o al menos sometidos a servidumbres como la siembra, cuidado y cosecha de mariguana o amapola.

En el mejor de los casos, esas personas son obligadas a pagar por trabajar, por vivir, comercializar y hasta ser convertidos en un sistema de semi esclavitud donde lo que producen en sus tierras es para los criminales.

Así lo vimos en el Estado de México donde a pesar de la presencia militar, no hay detenidos, las masacres y secuestros siguen especialmente contra jóvenes.

No olvidemos que, de los asesinados, más de 60 mil eran jóvenes de entre 14 a 29 años, además de seis mil 500 mujeres y niños.

Otros de plano no aparecen porque los integraron a esos ejércitos de criminales que intimidan a los militares y guardias nacionales, ahí están los chamacos desaparecidos en Jalisco, Guerrero, Michoacán, Sur del Estado de México, Sinaloa, Colima. Muchos se van por plata para no recibir plomo o desaparecer definitivamente.

Estamos ante una ausencia deliberada de la autoridad federal ordenada desde Palacio Nacional, el mismo profeta lo dijo como también en el colmo del cinismo informó que efectivamente el ex presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar Lelo, era, es su lacayo a quien llamaba para recomendar asuntos. Tal vez por eso un tal juez Padierna tuvo en la cárcel tres años a Rosario Robles por una simple presunción, pero sin ninguna prueba y “gracias” a una licencia de manejo apócrifa que “nadie sabe” quién mandó a hacer tan oportunamente, duda que aún no despeja el flamante Fiscal de la CDMX.

Mientras, los grupos criminales pueden contar con la impunidad que les da la chachalaca tabasqueña para acrecentar su poderío, expandir su dominancia territorial, política y financiera. Nadie va a molestar a eso seres humanos merecedores de todo el respeto de parte de quien, por ley, debería combatir y meter en la cárcel.

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