*El Escándalo Inundó el Mundo Político Mexicano
y de Varias Naciones del Orbe
*Aplicando la Política de Sun Tsu Tomó una Postura Retadora que Mostró su Irritación
*Además, Dijo que por Encima de la Ley Está la Autoridad Moral y la Política
*Y en “La Mañanera” del Viernes Pasado Tundió a los Periodistas en General
*La Realidad: hay una Serie de “Casualidades” que Comprometen al Presidente
*Como es También Compartir el pan y la sal con Cabezas de un Grupo Criminal en Badiraguato
*Algo más fue el Montaje Teatral Para Justificar Sucesos del Caso Guzmán
*Hoy, la Expansión de Cárteles en México es Innegable, igual que el Baño de Sangre Cotidiano
JESÚS MICHEL NARVÁEZ
The New York Time, fundado en 1851, es uno de los rotativos más influyentes del mundo. Está considerado como el segundo con mayor tiraje y se distribuye globalmente. Tiene un prestigio a prueba de cualquier análisis. Responde a los millones de lectores que cotidianamente lo buscan y lo examinan. No hay precio para comprar noticias, reportajes, artículos. La libertad de expresión es su bandera y si bien hace algunos años lo alcanzó la crisis por el encarecimiento del papel, ha recuperado su tirada y sus contenidos son obligatorios para sectores que representan poder político, económico, social. Es, al mismo tiempo, un medio ocupado y preocupado por la democracia y las libertades.
Con 163 años de vida y en pleno ascenso, sería peligroso, sumamente arriesgado, prestarse para una campaña de “desprestigio”. Trátese de quien se tratare. Crítico de las acciones gubernamentales que toman los residentes de la Casa Blanca, ha enderezado el rumbo cuando se ha desviado la política estadounidense. No responde a intereses ideológicos y eso le concede la credibilidad que lo acompaña.
Haber dedicado un reportaje -tardíamente habría que señalarlo después de la publicación de Tim Golden- sobre los presuntos nexos del presidente mexicano, Andrés Manuel López y de dos de sus hijos, con el crimen organizado y el narcotráfico, no es un invento periodístico. Tampoco obedece a una “campaña de desprestigio”. Es un trabajo de ardua investigación y cuyos textos están compuestos por entrevistas con testigos, documentos oficiales y no de la DEA, aclaración hecha por el propio medio, que formaron el rompecabezas que se colocó en la mesa de redacción y con paciencia, experiencia y capacidad analítica las piezas fueron encajando hasta que apareció el anhelado “the end”.
Sin embargo, el escándalo inundó el mundo político mexicano y más allá de las fronteras.
Ante la incapacidad de demostrar la inocencia para desmentir las presuntas falsedades escritas por la periodista Natalie Kitroeff, el presidente Andrés Manuel López aplicó la estrategia del filósofo chino Sun Tsu:
No hay mejor defensa que el buen ataque.
Y sin desmentir fehacientemente el reportaje, tomó una postura retadora que mostró la irritación presidencial.
En su conferencia del pasado viernes, el jefe del Ejecutivo federal fue cuestionado por, presuntamente, violar la ley al dar a conocer públicamente el número telefónico de la periodista y su respuesta no dejó duda de que su estrategia es el ataque para defenderse:
“Claro -volvería a hacerlo (hacer pública la información personal), cuando se trata de un asunto en donde está de por medio la dignidad del presidente de México. Por encima de la ley, está la autoridad moral y la autoridad política, y yo represento a un país y un pueblo que merece respeto. No va a venir cualquiera y nos va a sentar en el banquillo de los acusados, eso era antes”.
Para el hombre que ha sido captado en momentos imposibles de borrar, los periodistas, los comunicadores, se sienten hechos a mano.
(…) a las y los comunicadores se les ha “permitido calumniar impunemente”, por lo que creen que “no se les puede tocar ni con el pétalo de una rosa”.
Anteponiendo su clásica frase “con todo respeto”, tundió a los periodistas sin dar nombres y de forma generalizada:
“Primero, ustedes, con todo respeto, quienes hacen periodismo diría faccioso porque nada más se inclinan a favor de grupos de intereses creados, no hacen un periodismo para todos, están demasiado cercanos al poder económico y político. A ustedes les da mucho por ver la paja en el ojo ajeno, ustedes se sienten bordados a mano, como una casta divina, privilegiada”.
LAS EVIDENCIAS NO SE
BORRAN POR DECRETO
Aunque en el imaginario colectivo se incubaba la idea de que el crimen organizado participó en las elecciones de 2006 y 2012, la especie cobró cierta veracidad el 29 de marzo de 2020 en plena crisis sanitaria por la presencia de la pandemia Covid-19.
Sí, aquel día el presidente de la República hizo su quinto viaje a Badiraguato y, “coincidentemente” encontró a la mamá de El Chapo Guzmán, Consuelo Loera y se acercó a la lujosa camioneta para saludarla de mano.
“¿Cómo voy a dejar a una mujer de la tercera edad con la mano extendida?”, respondió cuando se le preguntó la razón para caminar hasta el vehículo y saludarla como si se tratara de “viejos conocidos”.
Ese mismo día, Ovidio Guzmán celebraba su cumpleaños. Ahí, en Badiraguato, el presidente compartió el pan, las tortillas y la sal con las cabezas del grupo criminal de Sinaloa.
Habían pasado 5 meses de haber sucumbido el Ejército Mexicano frente a unos 200 sicarios de “El Ratón” en el “no-enfrentamiento” ocurrido en Culiacán el 17 de octubre de 2019.
Un operativo sorpresa y el encuentro “fortuito” del criminal quien comía en un restaurante, provocó la salida del sicariato que, armado con ametrallados .50, amenazaron con un baño de sangre.
El presidente se encontraba de gira por Huatla de Jiménez, en la tierra de María Sabina, la afamada experta en la curación con hongos. A falta de un teléfono satelital, estaba aislado. En Palacio Nacional se reunía el gabinete de seguridad encabezado por Alfonso Durazo. Había rumores. Nada se confirmaba. Por la tarde, Durazo comunicó la decisión del gabinete: dejar en libertad al aprehendido en atención a una orden de extradición solicitada por el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Sin embargo, dos días después ya en Palacio Nacional, el presidente afirmó que él dio la orden de liberar a Ovidio “para evitar la muerte de civiles”. Desde la Casa Blanca, Donald Trump lo “felicitó” por haber tomado una decisión que evitó el derramamiento de sangre.
YERBA MALA
NUNCA MUERE
Con una política que intenta “arrancar de raíz” la leva de jóvenes por parta de los grupos organizados y sustentada en la idea de “abrazos no, balazos”, porque “el fuego no se combate con fuego”, el país, México, ha vivido la expansión de los cárteles criminales que dominan cuando menos el 35 por ciento del territorio nacional, conforma datos del Comando Norte de Estados Unidos.
A diferencia de gobiernos anteriores, que libraron -probablemente de manera equivocada- batallas en contra de los grupos criminales, aprehendieron a decenas de “jefes de plaza”, destruyeron plantíos de marihuana -cuando todavía era consumida en grandes cantidades- y de amapola; decomisaron toneladas de cocaína procedente principalmente de Colombia y Perú, en el actual periodo gubernamental, se redujeron notablemente los decomisos de las “viejas” pero consumibles drogas.
Ahora, la lucha es contra la producción de fentanilo que, el presidente ha negado, y datos oficiales de la Secretarías de Defensa Nacional y Marina, revelan la destrucción de cuando menos tres docenas de laboratorios clandestinos ubicados principalmente en las sierras de Sinaloa, Sonora y Chihuahua.
EXPANSIÓN
CRIMINAL
Si bien es verdad que los cárteles CJNG, Pacífico, La Familia Michoacana -cuyo jefe, Servando Gómez, “La Tuta”, fue aprehendido en 2015-, Los Templarios, Los Zetas, estaban en el radar del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, otros, los que ahora cometen masacres y controlan entidades mediante la extorsión, el cobro de derecho de piso, el secuestro, se expandieron durante la presente administración.
Los Ardillos, Los Tlacos, La Unión Tepito, Fuerza Anti Unión, Cártel de Tláhuac, Los Rodolfos, Los Canchola, Ronda 88, Güero Fresa, Los Molina, Los Maceros, Los Tanzanios, El Maestrin y Juan Balta, estaban en formación y se presumía eran células de los “grandes narcotraficantes”.
De acuerdo con declaraciones de congresistas de Estados Unidos, que hicieron pública una lista de los más poderosos cárteles que se han expandido de manera global está formada por Sinaloa, el del Golfo, el de Juárez, el de Tijuana, el de Noreste, el Jalisco Nueva Generación (CJNG), el de los Beltrán Leyva, Los Zetas y la Familia Michoacana.
En repetidas ocasiones los congresistas han propuesto que Estados Unidos envíe fuerzas especiales a México para capturar o liquidar a los líderes de las organizaciones criminales. Incluso, Donald Trump ha declarado que, de ganar las elecciones en este año, ordenaría ataques con drones dirigidos a los cuarteles generales de los criminales.
Ante las propuestas, México ha respondido que sería una acción ilegal y estaría contemplada en el rango de “invasión”.
“No somos colonia, somos una nación libre y soberana y no permitiremos el ingreso de fuerzas armadas de Estados Unidos o de cualquier otro país”, reviró el presidente Andrés Manuel López.
La expansión criminal es innegable. El baño de sangre que se realiza cotidianamente en prácticamente todo el país, es atribuido a presuntos acuerdos entre gobierno -generalmente se señala al presidente de la República y en el pasado reciente se mencionó al exconsejero jurídico de la Presidencia- y criminales, situación que, aunque se desmiente cada día que aparece información al respecto, la impunidad con la que actúan los criminales hace dudar de la estrategia para combatirlo y regresar la paz al país.
LA HUÍDA, EL
RECURSO
Mientras el presidente de la República lanza ataques… de palabra en contra de quienes difunden la información de las actividades ilegales de los criminales, confiesa que ha ordenado el retiro de la Guardia Nacional, de elementos del Ejército y de la Marina, cuando los criminales les tienden emboscadas.
La más reciente, dada a conocer apenas la semana pasada, ocurrió en Chilpancingo, en donde los grupos Los Ardillos y Los Tlacos dominan.
“Hace seis… ocho meses nos tendieron la trampa en Chilpancingo y se ordenó el retiro de las fuerzas federales… no caímos en la provocación”, informó el jefe del Ejecutivo Federal.
No son las únicas ocasiones, “el Culiacanazo” fue uno y ahora Chilpancingo, en donde las fuerzas federales son obligadas a abandonar las zonas de batalla.
Sin que sea oficial -por lo menos no se conoce la orden por escrito-, existe la versión de que las fuerzas federales deben evitar los enfrentamientos y retirarse si se corre el riesgo de que civiles pierdan la vida.
A RESGUARDAR LA
ESCENA DEL CRIMEN
Ante el aumento generalizado de la violencia en casi todo el país, se informa de operativos, de vigilancia, de presencia de las fuerzas federales.
Sin embargo, a pesar de que los habitantes de las entidades afectadas conocen el paradero de los criminales, la inteligencia militar no los encuentra.
Ya no es novedad saber que ocurrió una masacre en tal o cual carretera, municipio o localidad y los criminales se dieron a la fuga.
Las tarjetas informativas de la Guardia Nacional, de las secretarías de Seguridad Ciudadana estatales y hasta de las policías municipales además de las fiscalías, confirman el hecho y destacan: ante los hechos (ocurridos donde fueren) se trasladaron elementos de la Guardia Nacional, del Ejército y de las policías estatales para “resguardar la escena del crimen”.
La impunidad con que actúan los grupos criminales solamente se explica por la connivencia con las autoridades de los tres niveles de gobierno.
LA CASA BLANCA
SE LAVA LA CARA
A causa de los reportajes realizados por Tim Golden, Anabel Hernández y ahora por Natalie Kitroeff, en las que se afirma que documentos de la DEA, del Departamento del Tesoro, la Asesoría de Seguridad y de la Secretaria de Seguridad del gobierno de Estados Unidos, la Casa Blanca informó sobre el particular.
Ante las exigencias no diplomáticas sino de palabra del presidente mexicano, en conferencia de prensa, fijó su postura:
El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, negó que Estados Unidos lleve a cabo una investigación sobre presuntos vínculos del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador con el crimen organizado.
“Como me parece que el Departamento de Justicia ha dejado claro, no se está investigando al presidente [Andrés Manuel] López Obrador», dijo el vocero en conferencia virtual.
«Sería responsabilidad del Departamento de Estado revisar cualquier acusación. Por mi parte, yo los refiero al Departamento de Justicia para darle seguimiento”, añadió Kirby.
Asimismo, el funcionario estadounidense defendió la relación del gobierno del presidente Joe Biden con el de López Obrador, asegurando que ambas administraciones continúan trabajando para hacer frente a la crisis migratoria que afecta a la región.
“Obviamente seguimos trabajando con la administración del señor López Obrador para hacer lo que podamos para hacer frente a esta migración sin precedentes en el hemisferio y la situación en la frontera, que sigue siendo un foco clave para la Administración Biden”, señaló Kirby.
COLOFÓN
Una historia que no se ha terminado de escribir. ¿Qué más información saldrá a la luz?
Como dice el presidente mexicano: son tiempos electorales… sí, a Estados Unidos le preocupa profundamente la posibilidad de que el crimen organizado y el narcotráfico se infiltren en las elecciones mexicanas.