Puso el ejemplo

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

El que se ríe se lleva…

Si embargo, ríe cuando de su garganta salen los epítetos, lanza acusaciones sin prueba alguna, defenestra a diestra y siniestra y ante reclamos responde: “lo volvería a hacer”.

Y ahora que sus “adversarios”, los conservadores, le pagan con la misma moneda casi llora y no de risa.

La “guerra de los números telefónicos” se inició desde Palacio Nacional…

Osó ponerse por encima de la Ley y le gustó la reacción de periodistas, sobre todo, porque debe haber pensado -si lo hace en algina ocasión- que descubrió el Talón de Aquiles de los comunicadores.

Después de dar a conocer el número celular de la periodista Natalie Kitroeff y el cúmulo de críticas por poner en riesgo la integridad de la comunicadora de The New York Times, respondió: “que cambie su número y ya… no pasa nada”.

Ah, pero en cuanto se publicó en redes el número de su primogénito, José Ramón y más tarde el de Claudia Sheinbaum, puso el grito en el techo y sus lacayos morenistas “condenaron la publicación”.

En esta guerra. Perderá también el huésped temporal de Palacio Nacional.

¡Otra derrota!

La desfachatez presidencial no tiene límite.

Acabó por pedirle a los periodistas que “ya bájele una rayita al tigre”, después de llamarlos corruptos que se sienten hechos a mano y no se les toca ni con el pétalo de una rosa.

Bueno, cada quién opina lo que quiere. Hay quienes intentamos hacer lo nuestro con la mayor objetividad posible. Pero él, el tabasqueño, no tiene medida.

Recapitular las acusaciones que formula un día sí el otro también en contra de Genaro García Luna -a quien no defiendo, que se haga bolas en su engrudo-, lleva a confirmar que jamás se presentaron pruebas de su culpabilidad por varios delitos. El jurado llegó al veredicto después de escuchar los testimonios de una docena de testigos protegidos… todos ellos criminales que purgan sentencias den cárceles de Estados Unidos.

Y no obstante eso, insiste que fue corrupto, que sus nexos con el crimen organizado no los puede ocultar y que su jefe, Felipe Calderón no podía estar ignorante de cómo trabajaba su empleado.

Ahora que tres periodistas: Tim Golden, Anabel Gutiérrez y Natalie Kitroeff han publicado reportajes en los que se liga al presidente mexicano con el cártel de Sinaloa, basados en testimonios de personas que presuntamente conocieron los hechos o tuvieron conocimiento de ellos, se irrita, grita, se enoja, patalea, hace berrinche y termina por actuar al margen de la ley bajo su presunta moralidad y principios.

La gota que derramó el vaso fue la carta dirigida a Jesús Ramírez Cuevas en la que se solicitaba la respuesta a 7 preguntas antes de publicar el reportaje en The New York Time y la que exhibió en su show de los monólogos, quejándose de la “falta de respeto” a la investidura presidencial.

Le molestó leer que tenía de plazo hasta las 17 horas antes de que se publicara el reportaje. El profesionalismo de Kitroeff y la seriedad del rotativo, se confirmaron al solicitar la opinión e insertarla en el reportaje. Una simple respuesta habría sido suficiente.

Ah, no eso no. Son prepotentes los que trabajan en ese pasquín.

Al exponer públicamente el telefónico, trató de lavarse la tiznada cara: es un acto de transparencia.

Cómo no.

Si algún gobierno se distingue por su opacidad, es el que Andrés Manuel López.

La guerra de los teléfonos descubrió que la periodista no tiene nada que ocultar mientas que su adorado hijito podría tener un rosario de información “privilegiada” y la candidata Sheinbaum será interrumpida en sus momentos de reflexión.

¡Pamplinas!

El que se ríe se lleva y se aguanta ¿solo es para los del otro lado de la banqueta?

E-mail: jesusmichelmp@hotmail.com, Facebook Jesus Michel, X @misionpolitica y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por Radio Cañón en el 760 de amplitud modulada

 

 

 

 

 

 

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