Cartucho de dinamita

Yo Campesino

•Carlos Urzúa anunció que el ganso dejará un país a punto de estallar, no se equivocó
Miguel A. Rocha Valencia
En este espacio sostenemos desde hace años que el mesías tropical dejará un país en ruinas y que quien le suceda en el poder se sacará la rifa del tigre en todos sentidos, ya que como predijo el exsecretario de Hacienda, Carlos Urzúa Macías, recibirá un cartucho de dinamita encendido.
Se refería el extinto exfuncionario de la 4T a lo económico-financiero ya que el margen de maniobra para quien gane las elecciones estará acotado por la mayor deuda donde se compromete más de 52 por ciento del PIB y pagos que integrarán tasas históricas por arriba del 11 por ciento. A eso habrá que agregar el paquetazo que se viene con el aumento a pensiones y demás programas sociales, el aumento a subsidios a obras gubernamentales como AIFA, Mexicana, tren Maya y Dos Bocas.
No se equivocó, se quedó corto en varios temas como la seguridad donde el ganso de Macuspana de plano renunció a su responsabilidad de dar seguridad a los mexicanos y en un hecho insólito la trasladó a “todos” especialmente a la iglesia Católica cuyos prelados asumen el compromiso de mediadores para disminuir la violencia, eso a riesgo de sus vidas.
De tal suerte que mientras el tlatoani de la 4T se sumerge en sus números y punto de vista, la realidad ensangrienta a México, ese que habrán de recibir su corcholata o la candidata opositora, quienes deberán enfrentar a los criminales o de plano ceder la plaza para que se imponga ya no la ley del ganso, sino la de las armas como ya sucede en más de la mitad del territorio nacional y en todas las carreteras del país.
No se trata de un tema menor especialmente cuando se sabe que el crimen organizado y las bandas armadas imponen su ley en la economía de medio país a través del cobro de piso que deja más de 200 mil millones de pesos o 11 mil 300 millones de dólares al año, de acuerdo con México Evalúa.
Delincuencia donde no sólo están los criminales “comunes” sino que al botín se suman policías federales, estatales y municipales como lo denuncia la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).
Esta modalidad del crimen es la que provoca los peores enfrentamientos y masacres entre los grupos delincuenciales quienes se disputan además de las zonas de producción y rutas de las drogas, personas y robado, las zonas de influencia para la extorsión donde convergen incluso las propias autoridades como sucede en Guerrero, Michoacán, Estado de México, Veracruz, Colima, Nayarit, Chiapas, Tabasco o Jalisco. La más reciente masacre, en Tlapa, con saldo de 17 asesinados.
Tan es así que autoridades o candidatos en vez de apegarse a lo establecido por la Ley, deben hacer alianzas o pedir permiso a las bandas criminales para desempeñarse o postularse, como ocurrió claramente en Sinaloa, Sonora, Baja California, Morelos y otras entidades donde el crimen se manifestó con el robo de urnas, secuestro de aspirantes, promotores, líderes de partidos o el amago de violencia contra los electores.
El botín va más allá de los simples negocios con los gobiernos, el reparto de los presupuestos federales o locales, sino al dominio absoluto de zonas rurales y urbanas para el cobro de piso, el renteo de actividades agrícolas y comerciales y desde luego, la clientela de las drogas tradicionales o sintéticas.
Es tanto el dinero que ganan los grupos criminales a través de sus empresas y contratos que forman auténticos ejércitos con la contratación o incorporación forzada de miles de niños y jóvenes convertidos en sicarios, cobradores, gestores, negociadores y asesinos.
Por eso y la cómplice inacción del gobierno de la 4T aumenta la violencia, el botín es cada vez mayor, suficiente para mantener las organizaciones delincuenciales, campañas de “convencimiento” entre pobladores, autoridades, militare y policías en una realidad cada vez más complicada y de difícil solución
De ahí que el tema de inseguridad se complique por la diversidad de sus aristas y lo millonario del botín que no sólo se refleja en pesos o dólares sino en poder, incluyendo el político que según afirma, llega a lo más alto.

Es decir, el difunto Urzúa Macías no se equivocó, se quedó corto. Quien llegue a la presidencia no sólo tendrá un reto político de reconciliación sino además del económico, el de la seguridad y con ello impedir la presencia abierta de un gobierno de criminales.

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