Ríos de Ciudadanos Inundaron Plazas del País,  Incluido el Zócalo, Exigiendo no Violentar la Ley

*Presente el Músculo de la Sociedad Civil, Aquella con Derecho a Voto y… ¡que no Cobra!

*Asistió la Clase Media en sus Tres Interpretaciones: Alta, Media-Alta y Media-Baja

*¿Demandas? Sufragio Efectivo, No Reelección, Libertad y Respeto a la Decisión Popular

*Y las Palabras de Lorenzo Córdova se Convirtieron en voz de los Ciudadanos

*Como Siempre, un AMLO Irritado se Lanzó Contra Marchistas y Medios de Comunicación

*Pero Tras la Marcha, es Posible Decir que el Pueblo Está Informado Como se Debe

*En Ninguna Parte del País, se Reportaron Daños a Comercios, Negocios o Edificios Públicos

*No Hubo Vandalismo: en la CDMX Abrieron los Comercios sin Necesidad de Tapiar Aparadores

 

JESÚS MICHEL NARVÁEZ

 

Una concentración sin acarreados, sin torta, sin frutsi, sin autobuses colocados en fila a lo largo de calles cerradas por la autoridad.  

Ciudadanos con derecho a voto, conscientes del riesgo en que se encuentra la democracia, abandonaron la apatía y salieron a las calles para mostrar el músculo de la sociedad civil, aquella que no cobra por asistir y cuya capacidad de análisis rebasa corrientes ideológicas para dar paso a la defensa de las instituciones y de la Constitución.

En la Plaza de la Constitución, propiedad del pueblo -así, a secas- se arrió la bandera nacional la tarde del sábado, pero no se izó el domingo. Una concentración que observó cómo el Lábaro Patrio no era el testigo mundo y poderoso de los reclamos hacia la política destructora del gobierno encabezado por el presidente Andrés Manuel López.

Una tercera marcha ciudadana. In crescendo notable. Miles ¿cuántos?, no importa la cifra. Sí la forma en que el gobierno de la Ciudad de México con Martí Batres como Jefe sustituto, minimizó la asistencia. En un primer corte estimó “30 mil asistentes”. El desprecio por los “aspiracionistas” afloró.

Ríos de gente. De clase media en sus tres interpretaciones: alta, media-alta y media-baja. Ahí estaba presente. Exigía respeto al voto libre. Demandaba el sufragio efectivo, no reelección. Libertad y respeto a la decisión popular.

Frente a Palacio Nacional, las vallas metálicas para “impedir daños a las puertas, pintas en los muros. Tras ellas, centenares de políticas y militares y marinos vestidos de civil. Nada amedrentó a la ciudadanía decidida a exigir sus derechos.

Atenta la multitud al mensaje del único orador en el evento, Lorenzo Córdova. Mientras la voz del expresidente del INE se elevaba, la apatía desaparecía para convertirse en una sola voz: la del reclamo.

LA RESPUESTA

INMEDIATA

Ante la concentración de ciudadanos no solo en la Ciudad de México sino en decena de poblaciones, el presidente Andrés Manuel López respondió de inmediato: 

“Ahora se disfrazan de demócratas, cuando ellos eran los más tenaces violadores de los derechos del pueblo. Dice ‘vamos a defender nuestra democracia, ¿cuál es la democracia de ellos? Pues lo que funciona nada más como parapeto, cuando en realidad lo que había era el dominio de una oligarquía corrupta, el gobierno de los ricos, l democracia es el gobierno del pueblo. La democracia que ellos defienden es la del poder sin pueblo (…), ellos quieren democracia sin pueblo, nada más.

“Por eso también son las protestas, los enojos, como la manifestación de ayer, porque los que estaban antes, ya sea en el gobierno o ya sea los que se beneficiaban con la corrupción están inconformes y quieren regresar, y yo también quiero que regresen, pero lo que robaron”.

“Ahora lo que está de moda es el control mediante los medios electrónicos”, López Obrador critica ‘Marcha por nuestra democracia’; “quieren democracia sin pueblo”.

El presidente Andrés Manuel López Obrador criticó a quienes encabezaron la protesta denominada Marcha por nuestra democracia al señalar que ahora se disfrazan de demócratas y buscan “democracia sin pueblo”.

Le habían enviado la tarjeta informativa con el discurso de Lorenzo Córdova. Tomó lo que le permitió ofrecer respuestas. 

El orador, en el templete ubicado con el Palacio Nacional a su espalda y delante de las vallas metálicas, había señalado cómo las recientes reformas propuestas representan una amenaza para la independencia de las instituciones garantes de la democracia en México.

Y para disipar dudas y establecer con claridad el objetivo de la concentración, Córdova Vianello, apuntó que la convocatoria, atendida por miles de ciudadanos, no tuvo un sesgo partidista, sino que se centró en la defensa de la democracia y las libertades, así como en la protección de las instituciones democráticas de posibles intentos de debilitamiento por parte del gobierno.

Irritado por la presencia de personas sin militancia partidista y con diferentes posturas ideológicas, el presidente mexicano arremetió contra los asistentes y los organizadores:

“Ahora se disfrazan de demócratas, cuando ellos eran los más tenaces violadores de los derechos. 

“Por eso también son las protestas, los enojos, como la manifestación de ayer, porque los que estaban antes, ya sea en el gobierno o ya sea los que se beneficiaban con la corrupción están inconformes y quieren regresar, y yo también quiero que regresen, pero lo que robaron».

Los insultos, difundidos momentos después de terminar el evento, provocó que los asistentes corearan el hastag de narcopresidente… que se escuchó a través de los equipos de sonido que reprodujeron la expresión.

EL EMPUJE DE

LA SOCIEDAD

Parafraseando el jefe del Ejecutivo Federal, habría que decir que tiene razón cuando sostiene que el “pueblo está informado”.

En efecto, quienes participaron a lo largo y ancho del país de manera pacífica, sabían a lo que iban: a defender la democracia y las libertades.

En todas partes en donde se realizó la expresión ciudadana, no se reportaron daños a comercios, negocios, edificios públicos ni en el mobiliario urbano.

En la Ciudad de México todos los comercios estuvieron abiertos. Ningún propietario tapió sus vitrinas. Vaya, ni siquiera hubo basura que recolectara el servicio de limpia.

La concentración, minimizada de manera oficial y desmentida por la presencia de miles de personas, mostró el empuje de la sociedad civil organizada.

Nadie fue contratado para asistir. Todos y cada uno acudió por convicción y conscientes de que gracias a la información difundida en las antes llamadas “benditas redes sociales”, conocieron de las reformas que pretende el Gobierno federal para controlar las instituciones del sistema electoral nacional y someter a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que no aplique la Constitución y la haga respetar.

Una multitud que reclamó no tener de compañía el Lábaro Patrio y que entonó el Himno Nacional en un coro monumental y en el que el énfasis se gestó en la frase “un soldado en cada hijo te dio”.

EL REGISTRO

INCÓMODO

Mientras la gente caminaba rumbo a la Plaza de la Constitución, lejos de lujuria política, en las instalaciones del Instituto Nacional Electoral se registraba Claudia Sheinbaum en busca de obtener el reconocimiento de la autoridad como candidata presidencial. 

Sin “manifestaciones de apoyo multitudinarias”, como está acostumbrada la exgobernadora de la Ciudad de México, entregó los documentos que acreditan cumplir con los requisitos para ser candidata oficial a la Presidencia de la República.

Aunque no es tiempo de campaña -inicia el 2 de marzo- y por tanto la llamada veda para no llamar al voto o presentar programa de gobierno, la abanderada de la coalición Juntos Volveremos a Hacer Historia, presentó su “plan de gobierno” en 15 puntos sin que la presidenta consejera, Guadalupe Taddei le recordara las prohibiciones expresas en la Constitución y la Legipe, aunque en su discurso llamó a todos los actores políticos a respetar el marco jurídico. No lo escuchó la carta presidencial para sucederlo.

Un registro incómodo, en el que las formas no se guardaron y, realizado justamente el día de la concentración. Nadie conoce la razón para haber escogido la misma fecha en que la ciudadanía se manifestaría. 

Las oposiciones comentaron que “trató de robarse la nota”, algo que finalmente no sucedió y los medios “tradicionales” constataron la presencia multitudinaria y destacaron la información.

Un domingo más allá de la Alameda. En una actitud democrática y activa, la sociedad salió a las calles y las tomó… sin romper un cristal.

Porque la esencia del evento no fue otra que entender que «México no sólo es el país de unos cuantos, es el país de todas y todos, mayorías y minorías con los mismos derechos».

 

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