SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS
Con este título se distribuyó en México una película estadounidense que versaba sobre un evento atmosférico que culminaba con otra glaciación de proporciones apocalípticas, la cual congelaba el hemisferio norte y particularmente la Ciudad de Nueva York. El filme mostraba hordas de estadounidenses cruzando la frontera hacia México y por ello mismo escapaban del congelamiento; el gobierno americano se trasladaba a Mexicali y en una graciosa negociación con los mexicanos: “nos perdonaban la deuda que México tenía con los bancos americanos a cambio de posesionarse del estado de Baja California”. Esto último, ha sido el sueño guajiro de los gobernantes estadounidenses desde los años de 1820s y con demandas muy particulares a los presidentes mexicanos durante los años de 1846-1848, 1860-1861, 1909, 1940-1945. En la actualidad cualquier bajacaliforniano del norte y sur, sabe de la existencia de comunidades de estadounidenses que se han instalado en diversas urbanizaciones peninsulares donde los mexicanos hacen los trabajos de limpieza, se habla en inglés, se comercia en dólares y no sería raro, como en la película de la Guerra de los Mundos, las agencias de espionaje estadounidense hubieran diseñado un plan de colonos inertes que en un momento preciso pudieran despertar para apropiarse de la añorada península de Baja California. Con ello entramos al terreno de las teorías de la conspiración, pero también a cierta realidad holliwoodesca (sic) que intuye y recrea proyectos profundos de las cañerías que forman parte del gobierno en Washington.
Lo anterior sirve de fondo comparativo, y quizá de ficción climatológica, de un fenómeno que hoy afecta al mundo: la sequía que se abate por muchas regiones del mundo. En la actualidad las autoridades españolas, por igual en Barcelona, que en Murcia o Badajoz ya llevan a cabo prohibiciones en las formas del uso de agua: no lavar los autos, no desperdiciar agua en regar banquetas, impedir el riego en los jardines, subrayar el baño en los gimnasios por tres minutos con regaderas ecológicas –de ninguna manera los platos cuadrados que como regaderas de lujo desperdician en cada baño cientos de litros de agua. Y muy importante, repetir una y otra vez, que la ciudadanía debe estar consciente de la falta de agua y de su uso responsable, luego sancionar a los infractores. Semejantes medidas también las he visto implementadas en California, en Arizona y Texas; los jardines se ponen amarillos, los automóviles polvosos, pero si no se llevan a cabo semejantes medidas restrictivas el futuro cercano es, igualmente una cita cinematográfica, como del filme de Charlton Heston “Cuando el destino nos alcance” que retrata un futuro cercano con mucha gente, muy caliente, sin agua y sin comida.
¿Qué sucede en nuestro mexiquito querido?, en la república mexicana y específicamente en la Ciudad de México, esto es, la sequía que con consecuencias alarmantes sobre la falta de agua para el uso cotidiano ya pesa sobre los habitantes de la urbe. Debemos señalar que el problema se ha agudizado a partir de 10 años a la fecha, aunque ha habido regiones geográficas como Iztapalapa y diversos municipios conurbados del Estado de México, donde la carencia de agua potable ha sido una constante de muchos años atrás.
La mancha urbana ha crecido más allá de lo responsable, donde antes había terrenos para los cultivos ahora se encuentran bodegas y bodegas que ocupan cientos de hectáreas: más construcciones, menos humedad, menos lluvia con sus filtraciones subterráneas, menos agua para el consumo humano. Cualquiera persona que maneje y camine la ciudad se ha percatado de que antes había calles con casas unifamiliares y ahora son, en el mejor de los casos condominios horizontales, y en el peor de los casos muchos edificios con cientos de departamentos: ello lo promovió el cartel inmobiliario de la Benito Juárez y se extendió como metástasis en las diversas delegaciones hoy alcaldías que componen la Ciudad de México y alrededores.
Sin embargo, lo más preocupante es que las autoridades de la CDMX, hoy por tiempos electorales, pero tampoco una década de años atrás, nunca han llevado a cabo una genuina compaña de concientización del uso responsable del agua, y mucho menos todo un plan, advertencias e imposición de sanciones administrativas y pecuniarias a todo aquella persona, compañía o interés empresarial que malgaste el agua. La Ciudad de México se va a quedar sin agua en poco tiempo y no hay manera de producirla.
Así como una persona años atrás me decía que el gobierno citadino estaba imposibilitado de poner a un barrendero detrás de toda persona que tirara basura, hoy respecto al problema de la falta de agua, se deben imponer sanciones económicas porque así es la condición humana. El reto es en dos vertientes, lo repetimos: concientizar sobre el uso racional del agua y segundo, modificar prácticas y usos cotidianos. Por ejemplo, cuando vivía en Inglaterra no me gustaba el modo en que lavaban los trastes, esto es, una tarja con agua jabonosa donde se metían platos sucios, vasos, etcétera y otra donde se enjuagaban; los mexicanos somos más limpios y enjuagamos con agua corriente todos los trastes, es obvio que el consumo de agua es mayor. Vamos copiándoles a los europeos con duchas más espaciadas, sin llegar al extremo de algunos reyes de Europa que presumían bañarse una vez cada cambio de estación, particularmente de primavera a verano…porque luego venía el frío.
Por último, vendrían los cambios del uso de agua en espacios públicos como centros comerciales, restaurantes y oficinas que hoy por hoy se alimentan de pipas de agua; lo anterior sin olvidarnos del uso mayúsculo de agua en las actividades industriales, por ejemplo la elaboración y confección de prendas de mezclilla…y la elaboración de cerveza. En fin, el problema es de ya, algunos remedios están en nuestras manos; esperemos que llueva de manera regular y con intensidad, porque el pronóstico del 2024 y hacia adelante es más calor, menos lluvia, más carencia del vital líquido