Corruptos ¿Quiénes?

Yo Campesino

•Se mordió la lengua el ganso al estigmatizar a quienes defienden democracia e instituciones

Miguel A. Rocha Valencia
Nunca como en este sexenio los actos de corrupción se han visto con mayor crudeza y cinismo con la participación directa de la familia presidencial, como tampoco se tiene registro de la criminal cercanía de un gobierno con la delincuencia organizada con un saldo tan alto de asesinatos, ni tampoco se conoció tanta indiferencia de una administración hacia las víctimas de asesinato, extorsión, desapariciones forzadas o clamor social con un palacio amurallado.
Incapaz de enfrentar y dar respuesta a los reclamos de la sociedad, desde Puebla el ganso llamó corruptos y defensores de la oligarquía (¿Cuál?) A quienes salieron a las plazas públicas de varias ciudades del país a manifestar su decisión por defender la democracia y las instituciones.
Es entonces cuando surge la pregunta acerca de quiénes integran la oligarquía de este país, quienes se apoderaron de la opinión pública, del presupuesto de todos los mexicanos, de las instituciones, la los negocios, la justicia desde las fiscalías y mancillan de la Constitución para imponer su propia ley.
También cabe preguntar a qué corruptos se refiere el profeta de la 4T, si aquéllos a quien él prometió perseguir y encarcelar o a quienes bajo su manto protector roban, trafican y se enriquecen a costa del presupuesto público y el crimen organizado.
Se referirá a Enrique Peña y compañía o a sus hermanos e hijos que han hecho del poder una cueva de ladrones, o a él mismo que se nutrió de sobres, portafolios y maletas repletas de dinero ilícito, sin remitente o de fuentes inconfesables, aunque en realidad con su cinismo, es capaz de reconocer como lo hace “donaciones del pueblo” sin olvidar que para el tlatoani, asesinos, extorsionadores y narcotraficantes también lo son.
Porque consentir al crimen luego de 180 mil asesinatos, secuestrar estados enteros e imponer la extorsión en vastas zonas del país, no debe ser gratuito, más si se les tiene respeto como ordena el machuchón de Palacio Nacional y que se convierte en una tácita confesión de estar aliado o al menos de acuerdo con los grupos delincuenciales.
Confesión que estaría de más ante las evidencias públicas del tráfico de influencias, la asignación directa de contratos a familiares, amigos y colaboradores que bajo la tutela y protección del ganso de Macuspana, se volvieron depredadores presupuestales d4escarados, sin llenadera y que a pesar de las denuncias, no paran pues saben que en al menos en esta administración no les llegará el castigo que merecen.
Otros distinguidos cuatroteros son premiados con más para que se harten como Manuel Bartlett en la CFE y su prole con contratos federales y estatales, o Ignacio Ovalle Fernández quien por mucho más de lo que se imputó a Rosario Robles en la Estafa Maestra por la que fue encarcelada tres años, le otorgaron un cargo en Segob luego de saquear con más de 11 mil millones de pesos a Segalmex.
Tal vez el mesías tropical se refiera a la inmundicia que salpica desde “sus grandes obras” donde militares e hartaron a través de sobreprecios y contratos espurios, fraudulentos a través de empresas inexistentes o sin la capacidad para proporcionar los bienes y servicios convenidos, de lo cual existen pruebas tanto en la Auditoría Superior de la Federación y la Función Pública donde también yacen las componendas de los súper delegados en los estados que obligaban a comprar con proveedores designados por ellos a cambio de entregar apoyos.
A la mejor se refiere a la oligarquía que representa el hombre más rico de Latinoamérica, el décimo del mundo, el único que respeta la investidura presidencial y lo reconoce como primer mandatario por lo que, a cambio, se les han otorgado más de 100 mil millones de pesos en contratos y se le perdona su posible responsabilidad penal con la caída de un tramo de la Línea 12, cuyo viaducto elevado, siempre se cuestionó por mal hecho porque desde el trazo, ya estaba mal.
Pese a eso, Carlos Slim no está incluido en la oligarquía del tlatoani tabasqueño y muestra que el “respeto” si paga. Curiosamente el tramo de ICA también está mal hecho, pero no mal trazado y ahí salvo muchos “ahorros” y prisas que se evidencian en su construcción, no existe riesgo de una desgracia como ocurrió en el de Carso.
Ni hablar de toda la corrupción en la SEP con el desvío de miles de millones de pesos por parte del “Delfina” con el recorte a las dependencias públicas incluyendo congresos de estados gobernados por Morena aprovechando la pandemia que cayó “anillo al dedo” para cubrir un saqueo que espero algún día se conozca y explique por qué México fue el país con mayor sobre mortandad por Covid-19 de pacientes y personal médico del mundo.

¿De cuáles corruptos hablamos señor ganso?

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