A la Vuelta de la Esquina
IVÁN RUIZ FLORES
A 208 días de que concluya el actual sexenio, considerado por miles de mexicanos como el más nefasto del siglo XXI, la gravedad del avance del crimen organizado y sus confrontaciones con los ciudadanos, así como entre esos grupos, es visible a lo largo y ancho de la República Mexicana.
Sin prejuzgar y basándonos en estudios en la materia efectuados por organismos investigadores serios, como lo es el Índice de Paz México (que anualmente analiza la situación en materia de seguridad en el país), es muy triste constatar vía los hechos el derramamiento de sangre que tiene a México postrado, el cual es sistemáticamente negado desde Palacio Nacional.
Como aun no se ha dado a conocer el índice de Paz 2024, es posible señalar que será muy similar al de 2023, aunque con ciertos incrementos debido al año electoral en marcha.
Por ejemplo, en la edición anterior, esta institución “constata que la tasa nacional de delincuencia organizada ha aumentado un 64.2 % en los últimos ocho años. Con la excepción de un ligero descenso en 2020, la tasa ha aumentado cada año desde 2016. Este aumento fue impulsado por deterioros en la extorsión y narcomenudeo, con aumentos en la tasa de 59.5 y 148.7 %, respectivamente. Por el contrario, la tasa de secuestro y trata de personas ha disminuido un 55.4 % desde 2015, mientras que la tasa de delitos graves ha disminuido un 40.7 %”.
Los hechos de cada día, exhiben nuestra triste realidad. Y por ello, es sumamente creíble cuando la mencionada institución precisa:
“El aumento de los niveles de delincuencia organizada en México ha sido visible no solo en estas cuatro actividades generadoras de ingresos, sino también en el aumento de las tasas de homicidios y violencia extrema en el país. En parte como resultado de la estrategia gubernamental de “descabezamiento”, que buscaba sofocar las operaciones de los grupos delictivos organizados persiguiendo y arrestando a sus líderes, la última década ha visto la fragmentación de un puñado de grupos anteriormente dominantes. Sin embargo, esto ha llevado a la intensificación de la competencia y a más guerras territoriales a medida que proliferaban grupos más pequeños y violentos”.
SI HAY AUMENTOS…
PERO DE HOMICIDIOS
Acerca del asunto que tiene aterrorizados a los mexicanos, quienes huyen de sus comunidades ante el constante acoso delincuencial y el asesinato de sus familiares, queda claro el por qué en el documento señalado:
“Las nuevas contiendas entre organizaciones criminales por el control del territorio y las rutas del narcotráfico han impulsado importantes aumentos en el número de homicidios en México”, expone la agrupación, al precisar que “entre 2015 y 2021 el número de homicidios relacionados con el crimen organizado creció de alrededor de 8,000 a más de 23,500, mientras que el número de homicidios no relacionados con el crimen organizado se ha mantenido relativamente estable, en alrededor de 10,000 a 12,500 por año”.
¡Y ojo! “De acuerdo con esta medida, los homicidios relacionados con delincuencia organizada aumentaron 190 % en el periodo, mientras que todos los demás homicidios aumentaron apenas 6.4 %.”
Se hace notar, por ejemplo, que datos del Uppsala Conflict Data Program dan una mayor claridad, como es el aumento del número total de muertes en el país en el año 2021 por violencia no estatal. Sí, se incrementó de 2,657 en 2011 a 18,783 en 2021.
“Este aumento se debe en gran medida a la agresiva expansión territorial del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que desde su ruptura con el Cártel de Sinaloa en 2017 se ha expandido a 28 de los 32 estados de México. El CJNG ha estado asociado al 81 % de todos los homicidios por enfrentamientos entre cárteles desde 2013”.
De ahí la gran equivocación al considerar que la estrategia “abrazos no balazos” sería la panacea y que dejando que los delincuentes se mataran entre ellos habría un buen resultado. Fue peor y la descomposición consecuente se observa en el surgimiento de niños defensores armados en Guerrero y la migración estatal hacia Estados Unidos o donde se pueda.
Efectivamente, tal y como lo señalara el Índice de Paz México desde el año pasado:
“La rivalidad entre el CJNG y el Cártel de Sinaloa, los dos cárteles más poderosos de México es la más mortífera del país. En 2021, su conflicto provocó al menos 4,890 muertes, lo que equivale al 26% de todas las muertes por conflictos relacionados con cárteles. Desde 2017, las muertes por conflictos entre cárteles asociadas a los dos grupos –incluidos sus enfrentamientos entre sí y con otros cárteles– han aumentado drásticamente, como se muestra en la siguiente figura. Mientras que en 2015 los enfrentamientos en los que participaba al menos uno de los dos, representaban el 42% de todas las muertes por conflictos entre cárteles, en 2021 representaban el 95% de dichas muertes”.
Cuando se pregunta: ¿y donde andan las policías, el Ejército y la Marina que deberían de estar defendiendo a los mexicanos?
La respuesta es triste: los cuerpos policiales fueron abolidos, mientras los militares y los marinos fueron distraídos por el propio gobierno en actividades empresariales.
A estas alturas, pues, podemos decir que el sexenio fue un fracaso en materia de seguridad (entre muchos otros rubros) y que al cierre del mismo la sangre de los mexicanos seguirá corriendo… ¡Sí, todavía más en los meses que faltan para que concluya esta pésima administración!
El remate es más triste: ¡no hay medicinas!