Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Como nunca, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ha resistido los embates para destruirla.
La gran aliada: la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Sí. 8 ministros -2 mujeres- cumpliendo con la encomienda de ser garantes de la Constitución promulgada el 5 de febrero de 1917, han protegido su identidad, su espíritu y su inviolabilidad.
Con 107 años de vida y en su recorrer ha mostrado cansancio y en ocasiones presentó artritis, hoy está más viva que un dolor de muelas.
En su vigencia ha sido objeto de cerca de 800 modificaciones, porque no es un marco jurídico rígido y en su propio texto señala que puede –y debe- adecuarse al cambio de los tiempos. No es lo mismo 1917 que 2024. En aquella ocasión el movimiento armado cumplió a satisfacción su cometido: derribar al dictador e imponer el sufragio efectivo, no reelección.
Hubo quienes la traicionaron como fue el caso de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, quienes modificaron el artículo 83, cuyo precepto fue copiado casi textualmente del artículo con excepción de la permanencia del Presidente. El texto original, aprobado en 1917, fijaba 4 años. El actual 6.
Más allá de las “nimiedades”, su vigencia ha permitido que el país se desarrollara en una calma más que relativa. Salvo algunos eventos de militares resentidos, como el del general Manuel Henríquez Guzmán, quien en 1951 se postuló como candidato presidencial y desconoció la victoria de Adolfo Ruiz Cortines. Una “asonada” que no prosperó porque el propio Henríquez Guzmán tranquilizó a generales, coroneles y tropas, además de civiles en organizaciones obreras y campesinas. El otro momento crítico se vivió en 1988 cuando el recién creado Frente Democrático Nacional postuló a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y fue derrotado por el candidato priísta, Carlos Salinas de Gortari. Eran los tiempos en los que el secretario de Gobernación operaba la Comisión Federal Electoral y ante la probabilidad de perder el poder, Manuel Bartlett Díaz, en ese entonces titular de la CFE –hoy está al frente de una entidad cuyas siglas son idénticas- anunció la caída del sistema, con lo que los seguidores del hijo del general y todos los dirigentes de los partidos de izquierda que conformaron el FDN, denunciaron el gran fraude, jamás comprobado o desaparecido por la “fuerza del Estado”.
Y la Constitución resistió.
Vinieron los cambios en el marco jurídico electoral y la transición democrática arribó en el año 2000 para dar opción en 2012 a que el pasado reviviera y de nueva cuenta cambió de manos, de partido y de hombre, la Presidencia de la República.
Estos, los 5 años del actual gobierno, han sido los más críticos para la Constitución. Se ha pretendido reformarla contraviniendo el espíritu del Constituyente y de manera sorpresiva los partidos opositores salieron en defensa de la democracia y, conjuntados los elementos que no ligan, frenaron los abusos de poder.
Sin embargo, desde Palacio Nacional se ha pretendido, hasta ahora infructuosamente, ignorar la Constitución y suplicarla con “leyes generales” violándola flagrantemente.
Hoy es su cumpleaños. Y por primera ocasión, el presidente en turno no asistirá a la celebración, no cortará el pastel, no hará el recuento de los logros y menos de la fortaleza de la llamada “primera constitución social del mundo”.
Como señalara Jesús Reyes Heroles: lo que resiste apoya, hoy la expresión se aplica en todo su esplendor.
Ha resistido y ha apoyado la paz social, si bien por la violencia cotidiana que amenaza con romperla, quiere ser aprovechada por el actual mandatario.
¡Feliz cumpleaños, Constitución! Te pedimos resistir los embates y demostrar la solidez de la legalidad.
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