Los Dados de Dios
*“La Constitución no Debe Quedar al Capricho de Mayorías Electorales Transitorias”: Carpizo
NIDIA MARIN
Velando armas se encuentran los partidos políticos y sus representantes ante el Congreso de la Unión frente a la amenaza presidencial de enviar al Congreso de la Unión el próximo 5 de febrero una serie de modificaciones constitucionales.
El actual mandatario hará historia, no cabe duda, pero quedará en los anales por ser el primero en los 107 años de historia de la Carta Magna en no asistir a la ceremonia que se efectuará en Querétaro y en enviar representante. Pareciera que el miedo no anda en burro…sobre todo tras las constantes agresiones al Poder Judicial, específicamente contra la Suprema Corte, hasta hoy la principal garante de elecciones limpias.
Pero a lo que sí se atreverá el aspirante a dictador, es a enviar varios cambios a la Carta Magna en el último año de gobierno.
En ese sentido, la historia ha sido de rechazo en el Congreso de la Unión a una mayoría de modificaciones, cuando se trata del último año de gobierno. Por ejemplo, ha quedado en la historia que los mandatarios que pretendieron modificaciones a la Constitución en este siglo XXI no salieron bien librados en la materia en esos periodos finales.
Asentado en el la historia del Congreso está que, en total, de las 81 propuestas enviadas por Vicente Fox a lo largo de su mandato, 68 fueron aprobadas, es decir 83.9% de las mismas.
Asimismo, en el caso del periodo de Felipe Calderón, fueron 56 de las 63 iniciativas que mandó las que recibieron el respaldo. Ello significó 88.8% de propuestas avaladas.
En cuanto a Enrique Peña Nieto, únicamente se aprobaron 56 de las 69 iniciativas que giró, es decir un 81.5%, por lo cual en su momento fue criticado debido a la aprobación “fast track” de reformas constitucionales y legales.
¿QUÉ DIRÍA HOY EL
DOCTOR CARPIZO?
Como escribiera el doctor Jorge Carpizo MacGregor en “La Reforma Constitucional en México. Procedimiento y Realidad”, publicado en 2011 por SciELO Analytics:
“Ahora bien, por otro lado, una Constitución requiere cierta estabilidad, debido a que para su efectividad necesita la legitimidad que le otorga la adhesión del pueblo, quien precisa conocerla y comprenderla en sus grandes lineamientos. Una Constitución no va dirigida únicamente a los expertos o técnicos, sino a toda la sociedad; a ésta le costará trabajo comprender reformas sin fin e innecesarias.
“La inestabilidad constitucional es enemiga de la propia Constitución. Además, ésta no debe quedar al capricho de mayorías electorales transitorias, porque su fuerza normativa se debilitaría…”
Precisaba también:
“El órgano que realiza la reforma o adición no es la suma de las legislaturas de las entidades federativas y de la federal. Es un órgano complejo cuya naturaleza responde a la función que tiene encomendada: reformar o adicionar las normas supremas que gozan de una protección especial; la obra de este órgano se convierte en parte de la propia Constitución, con la misma jerarquía a la que decidió el Poder Constituyente, que sólo puede ser el pueblo o, por decisión de éste, una asamblea o Congreso Constituyente como su representante.
Y además:
“En México, como en casi todas las leyes fundamentales, dicho órgano no recibe una denominación en la Constitución, sino que es la jurisprudencia y la doctrina las que se encargan de bautizarlo, lo que reviste importancia singular, porque en la denominación se implica la propia naturaleza y jerarquía del órgano. En esta forma se le suele denominar, entre otros calificativos, poder reformador, poder modificador, Poder Constituyente instituido”.
Hoy la reformitis aguda, que le daría permanencia en el poder al actual mandamás, ataca a este necio inquilino de Palacio Nacional, quien no acudirá a Querétaro el 5 de febrero, pero buscará a toda costa, mediante propuestas de modificaciones a la Constitución, seguir gobernando desde donde se encuentre, sea en el propio zócalo, en su rancho o en donde fuere.
El asunto es que, para darse una idea de las intenciones palaciegas de modificar todo… a su favor, ya lanzó la advertencia de que viene una hilera de propuestas, para favorecerlo y beneficiar a los militantes de su partido y los afines. La permanencia como fuere es lo único que la importa.
Independientemente de que su inasistencia a Querétaro marcará un hito como el primer mandatario en no acudir, lo cual como mandatario lo deja en el suelo, tampoco se va a caer México por esa razón… que con su pan se lo coma.
Sus argumentos pueden ser diversos, pero lo que se observa es un desprecio y sistemáticas agresiones a los opositores, así como a los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, evidentemente de aquellos que no están hincados ante su “grandeza”.
El temor de ser agredido es otro asunto al que deberá acostumbrarse, porque está dejando un país en el que la inseguridad, debida a la delincuencia organizada es el pan de cada día y, en ese sentido, el hecho de que el haya dado “abrazos” a ciertos grupos y “balazos” a otros, lo colocan en el ojo del huracán.
Y recordemos: el 5 de febrero fue promulgada por el Presidente Venustiano Carranza, la Constitución de Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, integrada con 136 artículos.
Hoy, tras tantas reformas, hay quienes advierten han que la Carta Magna actual, es un ordenamiento completamente distinto al que en su momento de publicó en 1917.
Los artículos constitucionales con más modificaciones han sido: el 73 (facultades del Congreso), el 123 (trabajo), el 27(régimen de propiedad) y el 89 (facultades del Ejecutivo). Tan solo estos cuatro artículos se han modificado 144 veces.
Sí, y cada sexenio son menos los artículos que aún se encuentran en su texto original.