ALBERTO F. MENA MALLEN
La batalla del que ocupa la silla del Águila para conseguir implementar su cuarta transformación en México en un corto tiempo, -en un sexenio-, que ha sido muy intenso para la población, por la austeridad, la pandemia y las decisiones gubernamentales, ha provocado que las crisis que se presentan no sean adecuadamente atendidas, como la económica, la del agua, y la política, entre otras.
Existen analistas que no ven muy promisorio nuestro futuro como país, particularmente por la incertidumbre económica interna que se deriva de políticas públicas retrógradas, nada futuristas que permitan ayudar el dirigir la recuperación sostenida post-pandemia y lograr que la restauración económica se lleve a cabo con un gobierno que supere las tensiones con las empresas, aparte de que fomente las inversiones en la manufactura –nearshoring-, y que logre la trasformación o el paso de las energías no renovables -petróleo-, a las ecológicas y limpias, entre otros aspectos. No se ve una visión a futuro, por el contrario se observan políticas retrógradas que ellos llaman nacionalistas.
Si bien es cierto que la inflación no es solo asunto del gobierno, -por la globalización-, ésta sigue siendo alta, lo que repercute en la economía familiar, ya que los recursos no alcanzan para atender las necesidades de las personas que integran este núcleo, aparte de que se gasta mucho en alimentos, que siguen subiendo sus precios y por las atenciones a la salud, por el desorden que se tiene en este sistema y que ha sido ocasionado por el propio gobierno morenista.
¿Quién quiere a un gobierno que ha permitido, de cierto modo privatizar la salud? Si no hay medicamentos en hospitales o no existen los adecuados a las necesidades de las personas, por sus enfermedades, pues, hay que adquirirlas en farmacias privadas, muchas de ellas con altos costos que consumen los recursos familiares, o de plano no tenerlas y morir en el intento.
Estamos casi al final de este gobierno, que le apuesta, sobre todo a conseguir que su corcholata sea quien logre el triunfo en las próximas elecciones para implementar el segundo piso de la 4T, donde se ha privilegiado el gasto en obras suntuarias, -que se creen resolverán algunos problemas existentes-, y se han dejado a un lado aspectos importantes como la salud, la educación, la ecología, la ciencia que permitan un avance más ordenado en las mismas. YSQ optó por unas elecciones de estado, por el apoyo que se le brinda a su candidata.
La crisis del agua, que ya la tenemos presente, no ha sido atendida en forma adecuada, por el contrario la solución se la dejan a los ciudadanos solicitándoles que ayuden al gobierno que hace muy poco para educarlos con campañas preventivas o para invertir en infraestructura que evite las fugas de agua o que implemente sistemas de captación pluvial, que solo el gobierno puede llevar a cabo. También privilegia la dotación de agua a grandes empresas.
Tampoco esta administración ha renovado los incentivos que se deben de promover para la adquisición de vehículos menos contaminantes, como sucede en otros países donde hay apoyos económicos para quienes adquieran vehículos híbridos o eléctricos y menos, otorga premios para la sustitución de automotores antiguos. Total, este gobierno ya se va.
La crisis política que se vive en el país, provocada por el propio tabasqueño con sus desplantes que dividen a los mexicanos, (lo que tal vez es su intención ante la máxima “divide y vencerás”), primero, con la separación de ricos y pobres, -chairos y fifís-, y con la selección de su corcholata hace más de dos años, y luego las pre-pre campañas quese han llevado a cabo con apoyo de los recursos públicos, tanto federales como estatales y que ya perduran más de la mitad de este gobierno. Las ansias por el poder, es otro elemento que participa en esta crisis.
Y si nos apoyamos en “El Arte de la Guerra” de San Tzu, nos puede dar una idea de lo que ha hecho el macuspano con su gobierno: “…he oído hablar de operaciones militares que han sido torpes y repentinas, pero nunca he visto a ningún experto en el arte de la guerra que mantuviese la campaña por mucho tiempo. Nunca es beneficioso para un país dejar que una operación militar se prolongue por mucho tiempo”, decía el autor.
Y esto es lo que ha hecho el que se dice presidente -legalmente sí lo es, pero como se ha proclamado dirigente de su movimiento, pues solo gobierna para una fracción de seguidores-, que ya llevó al máximo sus políticas públicas, sobre todo de austeridad, lo que ha generado malestar entre los mexicanos, ante la carencia de medicamentos, la falta de atención en hospitales, calles con baches lunares, falta de agua en muchas zonas, mucha violencia, extorsiones y muertes y gasto de dineros en obras hasta ahora suntuarias y no canalizarlos a asuntos prioritarios.
Ahora, la incertidumbre que el mismo dirigente morenista ha ocasionado, hace pensar que las elecciones presidenciales de junio próximo no serán como las que hemos realizado con anterioridad, ya que hay nuevos actores en ellas: el narco, los políticos revanchistas, los chapulines, los traidores políticos y la falta de seriedad de los mismos, así como las elecciones de estado, -que anteriormente se realizaban con el PRI-, aparte de que todo ello genera miedo entre la población.
Además, existe una desilusión y desesperanza ante el impulso de actores políticos rancios, muy desprestigiados, que solo buscan el poder y vivir del presupuesto, en lugar de tener nuevos momentos y tiempos que incluyan a los ciudadanos, quienes han sido olvidados desde hace mucho tiempo, lo que sigue pasando hasta ahora, aunque por los apoyos directos que se entregan a la población, se cree que están atendidos por la administración pública, pero sin las condiciones económicas, de nada sirven.
Ante la posibilidad de que se roben la elección debemos, como mexicanos, ir a votar, no salir de “puente”, no ser flojos… ello, si quieres que reviva la democracia y no el autoritarismo que nos quieren imponer por un solo personaje: un viejito enojón y ególatra, además de vengativo.
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