Carlos Salinas de Gortari resultó ser un «santo» junto al Perverso AMLO: José Luis Uribe

Por Edmundo Cázarez C

-Primera de dos partes-
Elegido por la mayoría de los socios que integran el Club Primera Plana, desde hace seis años y siete meses, José Luis Uribe Ortega, licenciado en Periodismo por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García y con 59 años de ejercicio periodístico ininterrumpido, a sus 81 años de edad, sorprende por su vitalidad y lucidez, para nada aparenta la edad que tiene, además, conversar con él, a lo mero macho, resulta sumamente gratificante cuando nos comparte un sinfín de amenas e interesantes anécdotas que le ha tocado vivir en su cotidiano quehacer periodístico.
En esta primera parte de la entrevista afirma que Carlos Salinas de Gortari resultó ser un “santo”, junto al perverso y miserable Andrés Manuel López Obrador, quien, a lo largo de los cinco años de su gobierno y desde “las mañaneras”, un día sí y el otro también, se empeña en denostar, insultar, difamar y pisotear la honra de los compañeros de los medios de comunicación.
Sin poder ocultar su emoción al regreso de su viaje a Beijing, China, en donde participó en el Foro Internacional de Periodistas “2023 BELT AND ROAD JORNALISTS FORO”, dentro del marco del “The Third Belt and Road Fórum For International Cooperation”, expresa que dicho viaje significó un reconocimiento a la labor realizada por el Club Primera Plana y deja en claro la afinidad existente entre colegas de ambos países, recibiendo, además, el beneplácito de más de 60 comunicadores de 40 países participantes.
Sobre la cubierta de su escritorio en la sede del Club Primera Plana, José Luis Uribe escribe sobre el presente para que el lector vislumbre un mejor futuro que ya se asoma a la vuelta de la esquina, es decir, quizás, después del próximo 2 de junio, México sea otro al terminar, gracias a Dios, esta espantosa pesadilla que estamos sufriendo por culpa de la 4T que tiene a México en el fondo de un abismo.
Poseedor de una impresionante trayectoria dentro de los medios de comunicación, le pregunté ¿De qué lado se siente más cómodo, como borracho o como cantinero? Esbozando una sonora carcajada sostiene que es muchísimo mejor ser borracho que cantinero, es decir, prefiere ser periodista que jefe de comunicación o vocero.
Por último, nos revela que durante el sexenio de Carlos Salinas se registraron grandes conflictos entre PGR y la Secretaría de Marina/Armada de México, por el decomiso de drogas, la Procuraduría General de la República -PGR-, al mando de Enrique Álvarez del Castillo, como por arte de magia, desaparecía toneladas de cocaína y drogas que habían sido decomisadas por la Armada de México.
-¿Es verdad que Carlos Salinas resultó ser un ángel por el trato que tuvo hacia la prensa y no junto al perverso López Obrador?
-Unas de las primeras acciones que tuvo Carlos Salinas de Gortari al asumir la presidencia de la República, las dedicó a realizar recorridos por las zonas dañadas que provocó el huracán Gilberto en Quintana Roo, Yucatán, Tamaulipas y Nuevo León, no como el perverso López Obrador que jamás puso un pie en las zonas más afectadas por el Huracán Otis en Acapulco, demostrado una vez más, el repudio y asco que siente por las clases sociales con mayores índices de marginación. Definitivamente, Carlos Salinas resulto ser un “santo” junto al perverso López Obrador.
-¿No que “Primero los pobres”?
-¡No hombre…!!, que se lo crea su abuela. No quiso ir a ver a los más afectados porque, según él, le iban a faltar el respeto, además, dice que no son iguales, sino que él, es el presidente de la República y no iba a permitir que lo insultaran, ni tenía porqué ensuciarse sus “zapatitos” de lodo. ¡Qué tipo tan perverso y miserable!!
-¿Cómo era el trato de Carlos Salinas con la gente en este tipo de desgracias naturales?
-Siendo reportero y cubriendo la fuente de presidencia, me tocó constatar personalmente que Carlos salinas iba y platicaba con cada persona que resultó afectada por el huracán Gilberto, los escuchaba, los confortaba, les transmitía aliento y permanecía con ellos para supervisar y constatar que les llegara toda la ayuda necesaria. Así transcurrió todo el mes de diciembre de 1994. Era un verdadero ser humano y cercano a la gente y no con palabrerías “cursis”, como eso de que “primero los pobres”.
-¿Era gratificante “cubrir” presidencia de la República con Carlos Salinas?
-Era un trabajo extenuante y no con estúpidas “mañaneras” desde Palacio Nacional. Carlos Salinas era un verdadero Jefe del Ejecutivo, veía de cerca los problemas que le afectaban a toda la población del país y no verlos desde la comodidad de su “palacio”. Eran viajes y viajes por los estados más afectados por el huracán.
-¿Con el respeto que mereces, lo dices con un “agradecimiento” por los favores que pudiste haber recibido del entonces presidente Salinas de Gortari?
-No mi querido Edmundo, jamás, pero lo que se dice jamás, recibí ningún tipo de “favor” del presidente Salinas de Gortari. Recibí el mismo trato que se brindaba a los demás reporteros que cubríamos la fuente de presidencia. De ahí, me iba a mi periódico.
-¿Qué sucedía cuando podías darte una “vueltecita” a la redacción de tu periódico?
-¡Puff!!, me encontraba cientos de recados que me habían buscado muchas personas, pero había un recado que me llamó mucho la atención. Me había estado buscando, insistentemente, el embajador Lara Villarreal…
-¿Era tu amigo Lara Villarreal?
-No, ni lo conocía.
-¿Salinas también se iba de vacaciones a su natal Monterrey?… Salinas no tenia un gigantesco rancho, como lo tiene López Obrador en Chiapas
-Me acuerdo perfectamente que el 20 de diciembre de 1986, Salinas nos dice a todos los reporteros de “la fuente” de presidencia, que iba a permanecer ahí en Los Pinos, atento al desarrollo de la ayuda a los damnificados por el huracán Gilberto y como eran días previos a Navidad y Año Nuevo, se mantendría en un perfil bajo, vamos, sin hacer declaraciones a la prensa, que nos agradecía mucho el apoyo y que la primera semana de enero nos volveríamos a ver…
-¿Y qué hiciste, si tú, no eras el titular de la fuente de presidencia?
-Me voy al periódico, total, me pongo en contacto con el embajador Lara Villarreal para saber por qué, me estaba buscando con tanta insistencia. Al responderme la llamada, me dice que fuera de inmediato a las instalaciones de la secretaria de Marina…
-¿Y sí fuiste?
-Sí, además, ya había terminado con mi trabajo en el periódico…
-¿Y para qué te quería?
-Me recibe un “peladote” como de dos metros de altura, barbón, fornido y portando una chamarra de esas llamadas “cuereras”, típicas de Tamaulipas. Al entrar a su oficina, se me queda viendo y con voz aguardientosa me dice: ¡Cabrón, eres igualito a cómo te había imaginado!!
-¿Qué pensamientos pasaban por tu mente?
-No sabes, me hacía mil y una conjeturas. Por dentro, me decía: ¿Quién carajos es este tipo? Estando junto a él, me propina una fuerte palmada en la espalda que casi me tira al piso y me dice: “José Luis, te hemos estado buscando desde hace muchos días. Sabemos que andabas en las giras con el presidente Carlos Salinas. El señor Secretario de Marina tiene mucho interés que seas tu, su director general de Comunicación Social y como no aparecías, se dio por acuerdo, el nombramiento de Enrique Alfaro…
-¿A Enrique Alfaro sí lo conocias?
-Claro que sí, lo había conocido con Carlos Hank González…
-¿…Y…?
-Me pedía que aceptara ser el director de información, vamos, el segundo de abordo en comunicación social…
-¿Qué le respondiste?
-Que me dejara ir hablar con mis jefes a al periódico. Total, al día siguiente voy y busco a Socorro Diaz, que era la directora general de El Dia, así como a Múzquiz y les informo del ofrecimiento que me habían hecho en la Secretaría de Marina y que me dieron licencia de separarme durante un tiempo …
-¿Qué cara pusieron?
-Seguramente, por dentro, pensaron que yo era un pinche hablador, porque sabían perfectamente que nunca había andado yo metido en la “grilla política”.
-¿Te dieron el permiso o no?
-No, no me lo dieron. Luego, voy a ver al maestro Alberto Beltrán, quien era el presidente del Consejo de Administración del periódico El Día. Le expongo lo mismo y, además, haciéndole hincapié que ya había hablado tanto con Socorro Diaz como con Múzquiz.
-¿Tampoco te dio el permiso?
-Cuando le conté lo sucedido, me dijo: ¡Cómo chingados no!! Se puso de pie en su escritorio, me da un abrazo, pero un fraternal abrazo y me dice que me fuera con toda libertad y no perdería mis derechos ni la antigüedad en el periódico. ¡Me concedió seis meses de licencia!!
-Al que obra bien, bien le va…
-Pues sí, antes de despedirme de su oficina, me dice todavía: ¡Estos pendejos no saben lo que están haciendo, están perdiendo a uno de nuestros mejores reporteros!! -refiriéndose a Socorro Díaz y a Muzquiz- Vete con toda libertad, tienes seis meses de licencia. Si en esos seis meses determinas quedarte, ahí en Marina, vienes y te ratifico. Tú no te preocupes.
-¿Quién era el Secretario de Marina?
-El Almirante Mauricio Scheleske Sánchez. Ya estando ahí en Marina, un día, escucho un griterío en la dirección general de comunicación social. Veo que entra Enrique Alfaro a mi oficina y me grita: “Acabo de renunciar, a mí, estos hijos de su puta madre, no tienen por qué arrestarme, mucho menos, controlar mi vida privada. Jamás voy a estar bajo el dominio de pendejos militares. ¡Vámonos, tú también renuncia!!
-¿Le hiciste caso?
-¡Por supuesto que no!! Le dije que no me podía ir con él, además, Alfaro no me había llevado ahí, sino que fue el propio Secretario de Marina. A los cinco minutos, me llaman de la oficina del Almirante Secretario. Me hacen saber que como acababa de renunciar Enrique Alfaro, que asumiera de inmediato la titularidad de comunicación social.
-¿Qué hiciste?
-Le dije que no, porque ahí, se manejaba mucho dinero y yo era un pendejo para el manejo de los dineros y cuestiones administrativas. Que me pidieran todo lo que tenía que ver con el aspecto periodístico…
-A lo mero macho, ¿rechazabas tal oferta, habiendo dejado el periódico?
-Es que yo no quería que me metieran un solo gol en cuestiones de dinero. ¡No, no y no!!, me decía, una y otra vez el señor Secretario de Marina “Te vamos a estar cuidando en ese aspecto, además, vamos a ponerte alguien para que se encargue de las finanzas y cuestiones administrativas”
-¿Es mejor ser borracho que cantinero?
-Ja, ja, ja. ¡Indudablemente!! Ya me ha tocado estar como borracho y como cantinero.
-¿Cómo era tu relación con el Secretario Scheleske?
-Empiezo a tener acuerdos con él, un veracruzano de cepa. Muy, pero muy mal hablado. Como a los seis meses, me llama y me dice: “Uribe, sube a mi oficina”. Me voy en chinga y me dice: “Para que ya me dejes de estar chingando que no sabes nada de cuestiones de dineros presupuestales de la Secretaría y que tienen que ver con comunicación social, hoy, tuve acuerdo con el señor presidente, aquí tienes tu nombramiento firmado por el propio presidente de la República Carlos Salinas de Gortari”
-¡Sopas!!, ya no tenías ni para dónde hacerte…
-Me le quedé viendo, le reiteré que yo no le había dicho que no quería trabajar con él, sino que, simplemente y sencillamente, estaba marcando mis limitantes. Todavía me dice: “Mira re cabrón, has hecho un papel muy bueno en comunicación social. Ahora, es una orden del presidente de la República… ¡y te chingas!!
-Ja, ja, ja, ahora sí que, “donde manda capitán, no gobierna merinero…”
-¡Ni más ni menos!! “Mira cabrón… ¿sabes por qué estás aquí? ¡Y no me arrepiento!! -agrega- Cuando el presidente Salinas me invitó a colaborar como Secretario de Marina, fui hablar con Julio Scherer para que me recomendara alguien que me manejara comunicación social. Yo no quería que esta dependencia, tan vital para la seretaria, cayera en manos de los mercenarios que utilizan el puesto. Le dije a Scherer que quería una gente muy transparente y honesta. Que jamás recomendaba a nadie, pero que en el periódico El Dia, había un reportero de nombre José Luis Uribe, que me podría funcionar muy bien, me había conocido cuando estuve en la revista Proceso.
-Vaya, para qué querías más…
-Esa fue la tónica que me ayudó para estar en la Secretaría de Marina como titular de comunicación social… ¡y siendo de procedencia civil!!
-¿Cuánto tiempo duraste ahí?
-Poco más de dos años, durante ese tiempo pude estrechar lazos de amistad muy sólidos con el entonces secretario de Marina.
-¿Nunca tuviste fricciones con él?
-No, nunca, aunque debido a mi responsabilidad, excepto una vez, tuve broncas muy duras con la entonces Procuraduría General de la República, siendo su titular Enrique Álvarez del Castillo.
-¿Qué sucedió con aquel escándalo de la boda del secretario de Marina?
-Resulta que fallece la primera esposa de Scheleske y decide casarse de nuevo con doña Lilia Barca, una empresaria muy dinámica como no tienes idea. Curiosamente, en ese momento, Juan Gabriel estaba en la cúspide de su carrera artística y le regala un concierto a la secretaría de Marina para recaudar fondos y crear una casa de retiro para los marinos. De manera paralela, la señora Barca forma un Ballet de la Secretaria de Marina, mismo que tuvo un éxito inusitado en la Unión Soviética, todo iba sobre ruedas peeero….
-¿Te pidieron la renuncia?
-¡No!!, sino que recibo una llamada de presidencia de la República y me dicen que en México, nadie puede hablar más que el presidente y su señora esposa. Así es que le bajas dos rayitas al desmadre que traes en los medios porque estás rebasando los límites de la tolerancia presidencial.
-¿Qué hiciste?
-Voy y se lo hago del conocimiento de Scheleske…
-¿Y qué te dijo?
-José Luis, ¡me vale madre!! Tú, dale a mi mujer todo lo que te pida…
-¡Estabas entre la espada y la pared!!…
-En efecto, estaba prácticamente entre la espada y la pared, como bien lo apuntas, porque por una parte, presidencia me ordenaba que la bajara de volumen, pero por la otra, Scheleske me exigía que le diera toda la difusión posible a las actividades de su esposa.
-¿Con ello, te hiciste más amigo de Scheleske?
-Digamos que me brindó un espacio de estimación más que de su colaborador, porque se dio cuenta de mi lealtad y del trabajo institucional realizado.
-¿Ese fue el motivo real de su salida como Secretario de Marina?
-Efectivamente, se da la salida de Scheleske. Me acuerdo que lo acompañé a una reunión con Ernesto Zedillo, cuando se desempeñaba como Secretario de Hacienda y Crédito Público, dado que Marina solicitaba un poco más de recursos económicos porque en los Astilleros de Marina en Tampico, se estaban fabricando las primera patrullas marítimas interceptoras binomio, las que traen a bordo un helicóptero.
-Tenías el enorme privilegio de enterarte de “Secretos de Estado…”
-Así fue, me enteraba de cosas muy confidenciales que se movían en todo el país.
-Oye, no te hagas el “olvidadizo”, ya no me contaste las broncas que tuviste con la PGR…
-¡Qué bárbaro, no se te va una!! Resulta que la Secretaría de Marina detiene a un barco con bandera panameña en aguas territoriales mexicanas, cargado de cocaína…
-¿En dónde fue…?
-En las aguas de Baja California Sur. Resulta que el barco tiene fallas en alta mar y consiguen una lanchita para repararlo, alguien le pasa el “pitazo” a la Armada de México y apoyada con un avión localizan al barco. Lo ubican y al revisarlo, resulta que no traían nada, sin embargo, el capitán de la patrulla marítima, les hace ver que la droga estaba escondida porque toda la tripulación del barco panameño estaba muy nerviosa. Un Capitán de Navío de la Armada de México, insiste que deben revisar a fondo los tanques de flotación del barco… ¡y sorpresa!!
-¿Dieron con la droga?
-Efectivamente, había 250 paquetes de 10 kilos cada uno, de pura cocaína, es decir… ¡eran más de dos toneladas de cocaína!! Se hace el decomiso y detienen a toda la tripulación del barco y se van de inmediato a Los Cabos, Baja California Sur y dan parte a la gente de la PGR.
-¿No me digas, La PGR se estaba colgando el mérito?
-Llegan a Los Cabos y desde ahí, la PGR hace el anuncio oficial que había detenido a un barco con bandera panameña con una tonelada, cien kilos de cocaína…
-Ya había “ordeñado” el decomiso?
-Todavía tiene la desfachatez de dar una conferencia de prensa en las instalaciones de la PGR en la Ciudad de México, Enrique Álvarez del Castillo adjudicándose el histórico decomiso…
-¿Qué hizo la Secretaría de Marina al respecto? ¿Se quedaron con los brazos cruzados?
-De inmediato, me llaman del Estado Mayor de la Secretaría de Marina para aclarar que la PGR jamás había realizado la detención del barco, y que además… ¡eran más de dos toneladas de cocaína!! Y no una como lo había anunciado la PGR.
-¿A quién le dieron la razón?
-Era el primer gran decomiso de cocaína que se llevaba a cabo en el país. De inmediato, me voy a la oficina del Secretario Scheleske y todavía me pregunta: ¿Qué chingados vas hacer José Luís? ¡Te exijo que des la información real del decomiso, está en tus manos y pobrecito de ti, si no lo haces!!
-No inventes, tenías una bomba de tiempo en tus manos…
-Antes de retirarme de su oficina, me grita: ¿Estás seguro de lo que estás haciendo cabrón? ¿No estás exagerando las cosas? ¡Claro que no mi Almirante!! -le respondí- Todavía le mostré el parte que me había entregado la Jefatura de Estado Mayor de la Secretaría de Marina. “Está bien, confío en ti y haz lo que tengas que hacer” -me ratificó- Total, me voy en chinga a mi oficina, justo en ese momento, entra una llamada de Jacobo Zabludovsky que iniciaba el noticiero de la tarde. Jacobo sube “al aire” la llamada telefónica en donde le aclaro que fue la Secretaría de Marina quien había realizado la detención del barco, y que, además, habían sido dos toneladas y 200 kilos de cocaína, y no una como lo aseguraba la PGR.
-¡Tómala!!, estabas “en vivo” en 24 Horas con Jacobo Zabludovsky.
-Di a conocer todos los pormenores del hecho…
-¿Qué efectos tuvo todo eso?
-En el siguiente acuerdo que tuvo el Secretario de Marina con el presidente Carlos Salinas, regresa y me pide que subiera a su oficina. Me dice que ya no voy a dar ningún tipo de informaciones acerca de detenciones. Sino que cualquier tipo de detenciones, se lo mandara de inmediato a la PGR, y ellos, se encargarían de lo demás.
-¡No lo puedo creer!!
-No tienes idea mi querido Edmundo, diario me llegaban, todo lo que la Armada de México detectaba en los puertos, en las vías de ferrocarril, en los autobuses, en vehículos particulares. Claro, no eran decomisos en las mismas cantidades a lo que se había logrado en el barco panameño.
-¿Una PGR corrupta?
-Totalmente. Así se las gastaban. A partir de ahí, me prohibieron, estrictamente, dar cualquier tipo de información a los medios en cuanto a decomisos realizados por la Armada de México.
– Te estaban amordazando…
-¡No me quedaba de otra!! Después de un mes y medio de lo sucedido, voy y le digo al Almirante Scheleske que Marina ya no estaba haciendo nada en contra del narcotráfico, no obstante que le mandaba todo a la PGR, no daban a conocer absolutamente nada a los medios de comunicación. ¡Uff!!, no le hubiera dicho eso porque se puso de un genio terrible
-¿Quién tenía la razón?
-Al día siguiente solicita una audiencia con el presidente Salinas y cuando regresa de Los Pinos, me dice que fuera en chinga a su oficina. “Mira pinche José Luis, a partir de hoy mismo, tu darás a conocer todos los decomisos que lleve a cabo la Armada de México y manda mucho a la chingada a la PGR”
-Te estabas poniendo a las patadas con Sanzón…
-Querido Edmundo, eres un chingón para hacer entrevistas…
-…Déjate de cosas, mejor sígueme contando…
-Esa misma noche, afuera de mi casa, me roban un carro y me empiezan acosar telefónicamente, al grado que un día voy y se lo cuento a Scheleske, creo que me están queriendo intimidar y le pido licencia para poder portar un arma y defenderme en caso de sufrir un ataque.
-¿Qué te dijo?
-Que no. “No mi querido y leal José Luis, a ti no te voy arriesgar. Lo que voy hacer, a partir de hoy mismo, cuentas con un equipo de seguridad que te proteja a ti y a tu familia. ¡No Señor secretario yo no quiero escoltas ni perder mi privacidad!!
-¡Te iban a matar!!
-No cabe duda que ese era el objetivo, sin embargo, al término de mi encargo, creo que salimos muy bien.
– De seguro que ni en tu casa estabas tranquilo…
-Gracias a Dios, en mi casa no se atrevieron hacer nada.
-¿Era gente del procurador Álvarez el Castillo?
-¡Sin lugar a dudas!! Me traían en la mira y como no pudieron con Marina, lo más fácil para ellos… ¡era yo!!
-Ya no querías queso sino salir de la ratonera?
-Se llega la salida de Scheleske de la Secretaría de Marina. En el marco del aniversario de la muerte de Benito Juárez, en el Hemiciclo que hay en la Alameda Central, y al concluir el evento, solo alcancé a escuchar que me dijo algo así como “oficina”.
-¿Qué lo vieras en la oficina?
-No, sino que, a él, lo habían llamado de Los Pinos para pedirle su renuncia. Yo ignoraba lo que estaba sucediendo y me fui para mi oficina en Marina. No tienes idea del cúmulo de llamadas que recibía, preguntándome si era verdad que había renunciado Scheleske por “motivos de salud”
-¿Qué le decías a la prensa?
-No me quedaba otra que negar el “rumor”, pero a la “fuente” de presidencia, ya les habían soltado la renuncia. Ni tardo ni perezoso, le llamo al jefe de ayudantes de Scheleske y le pido que me dijera la verdad porque yo ya no aguantaba a todos los medios encima y yo estaba quedando como un pinche mentiroso. Me pide que fuera a su oficina y me dice que, efectivamente, le había presentado su renuncia al presidente Salinas.
-¿Trágame Tierra?
-En ese momento, en la oficina de Inteligencia Naval, justo al momento en que llega Scheleske procedente de Los Pinos, nos avisan que de Presidencia de la República recibieron la orden de buscar, de inmediato, al Almirante Carlos Ruano. Lo citan en la Secretaría y toma posesión del cargo que le estaba confiriendo Salinas de Gortari.
-¿Y qué sucedió contigo?
-Yo no lo conocía personalmente, al momento en que me presento con él, me dice: “José Luis, yo no tengo nada en contra de ti, me informaron que hiciste un excelente trabajo en comunicación social”
-¿Ya llevabas tu renuncia lista?
-Cuando termino de decirme lo que opinaba de mi le dije: “No se preocupe señor Almirante, se perfectamente que ya le pidieron mi cabeza” Se me quedó viendo fijamente y solamente con un ligero movimiento de cabeza asintió lo que le acababa de expresar. Todavía le enfaticé que las instrucciones para comunicación social las dictaba desde Los Pinos Otto Granados, quien fue uno de los voceros de Salinas de Gortari
-¿Cuánto tiempo aguantaste más en el cargo?
-Del primero de Julio al 13 de septiembre, en las columnas políticas publicaban que Roberto Femat ya había tomado posesión como nuevo director general de comunicación social de la Secretaría de Marina, cuando aún yo estaba todavía ahí…
-¡Esas son chicanadas!!
-Lo dijiste a la perfección. El propio secretario Carlos Ruano me decía claramente que no quería a nadie del equipo de Otto Granados que a diario, mandaba chingaderas y media a los columnistas. Total, llega el 13 de septiembre, durante la ceremonia a Los Niños Héroes en el Altar a la Patria, en Chapultepec, le digo a Salvador Corro: ¡vámonos!! Veo que se levanta Carlos Ruano frente al presidente Salinas, de inmediato, siento la mirada fulminante de Otto Granados, le pasa un papelito a uno de sus achichincles…
-¿Tu renuncia?
-En efecto, se acababa de definir mi situación en Marina. El 15 de septiembre ya no fui a la cena de El Grito en Palacio Nacional porque tampoco asistió el Secretario de Marina, recuerda que cuando llega a México, procedente de Perú, lo hace totalmente solo, y para colmo, había explotado un petardo, lastimando a su esposa.
-Qué incómoda situación…
-Todavía el 16 de septiembre, acompaño al Almirante Carlos Ruano, fui a la ceremonia del desfile militar en el Zócalo. Llegamos a Palacio Nacional y me vuelvo a topar con Otto Granados…
-¿Ya lo vomitabas?
-Creo que ya era algo mutuo, estaba a punto de salir de Palacio Nacional por la puertita de la ignominia, veo que el presidente Salinas llama a Carlos Ruano y me pide que lo esperara un momentito…
-¿Le iban a dar la charola para que colocara tu cabeza?
-Ahí lo estuve esperando. Sale Carlos Ruano del despacho del presidente en Palacio Nacional y denoto su semblante lleno de rabia. Le pregunto ¿Cómo se siente mi Almirante? Agachando la cabeza me dice: “Me siento muy jodido” Mi querido José Luis, vete con Corro y échense una copa. Nos vemos el lunes en la oficina.
-Qué paciencia la tuya…
-El lunes en la mañana, mi secretaria me informa que la entrega de la oficina sería a las doce del día. Todavía de pendejo le pregunto: ¿Cuál oficina? Totalmente sorprendida, -quien había sido mi secretaria-, con lágrimas en los ojos me dice: ¡Pues la suya!!
-¡Qué cobardes!!
-Tuve la enorme satisfacción que el subsecretario de Marina me llamó para decirme que se ponía de rodillas para que no me fuera de ahí
-¿Cuál era tu posición, permanecer ahí con el pie de Roberto Femat sobre tu cuello?
-¡Claro que no!! Se los dije claramente tanto al jefe de Operaciones Navales como al presidente de la Asociación de Almirantes de la Armada de México. Todos, sin exagerar, me pedían que no renunciara al cargo y que ellos me apoyaban. Le hice ver que se trataba de una orden presidencial y no había de otra que acatar lo que se había dictado desde Los Pinos. Total, dejo la Secretaría de Marina…
-¿Te fuiste a llorar al árbol de la noche triste?
-Ja, ja, ja. ¡Para nada!!
-¿Te tomaste un año sabático?
-No inventes… ¡a descansar al panteón!! Me fui a Notimex cuando Pablo Hiriart era subdirector, por cierto, nos había tocado ser cronistas parlamentarios. Asimismo, Antonio Gil era el subdirector general de la Cadena periodística García Valseca, que más tarde se convirtió en Organización Editorial Mexicana de Mario Vázquez Raña -hoy, El Sol de México- Tenia muchos amigos que me ofrecieron un empleo al enterarse de mi salida de Marina
-¿Qué sucedió cuando te recibe Pablo Hiriart en Notimex?

-Me dijo que necesitaba que me desintoxicara, que tomara unos quince días de vacaciones. Pasados esos quince días, me llama por teléfono y me dice que estaba loco si pensaba que me iba a dejar ir, pero que no me podía meter como reportero sino que me ofrecía ser subdirector de relaciones inter institucionales de Notimex…

-Continuará-

Acerca de misionpo 40490 Articles
Noticias nacionales e internacionales. Investigación y reflexión política.