4T y el cash

Miguel A. Rocha Valencia

Lo dicho, los franciscanos de la 4T, se “forraron” de billetes y corrupción, las muestras salen permanentemente y es tal la pudrición que ni entre ellos mismos se respetan en el cobro de “entres” y diezmos para los jefazos, parientes y corcholata.

Todo ello con conocimiento del profeta que de ninguna manera se irá “limpio” a La Chingada nombre de su finca en Palenque- sino con la fuerte tajada que le permita “vivir” de sus ingresos por pensión y ¿regalías? y con ello poder mantener a su familia, colegiatura de su crío y desde luego el mantenimiento de la finquita que dijo heredó y al final se supo fue una “donación”.

Los dos escándalos más recientes confirman la corrupción de quien asegura, todo lo sabe, especialmente los grandes negocios realizados por sus hijos entre ellos el tercero Gonzalo López Beltrán, alias “Bobby”, quien descaradamente y desde Palacio Nacional, con aval de tlatoani, resultó el artífice de una buena red de negocios “bajo el agua” a través de su paisano Amílcar Olán, exhibida por el periodista Carlos Loret de Mola.

Una red completa para llevarse millones de pesos donde una de las aristas es el balasto, pero se sabe que también en Tabasco se pagan los “moches” por contratos con Pemex y CFE.

Este tema cobra relevancia por lo cinismo y los volúmenes con que se manejan e incluso subyace el interés del ganso por mover trenes para transportar mercancías como le balasto o piedra para el tren Maya y no dudemos que de ahí salió la piedra para el Metro de la Ciudad de México.

El negocio no sólo en la venta del balastro sino también el transporte que dejó en un año una utilidad bruta para el empresario tabasqueño de 250 millones de pesos, negocio del cual, seguramente, está enterado en caudillo de Tepetitán porque de todos los grandes negocios siempre sabe el presidente, según sus palabras.

Ni hablar del escándalo desatado por Sanjuana Martínez Montemayor directora de la extinta agencia de Noticias Notimex a quien extrañamente publicaron su queja en el periódico de la comadre del ganso y en ella expone no sólo que el papá de la secretaria de Gobernación se llevó de ganancia 76 millones de pesos, sino que, además, se exigió la entrega del 20 por ciento de las liquidaciones para financiar la campaña de la corcholata presidencial.

Más allá de la exposición de nombres, tramas y traiciones entre las que cuenta la de Jesús Martínez Cuevas, el operador político del machuchón palaciego está el hecho que ni entre morenistas se perdonan el “entre” de cash como están acostumbrados.

Así se han desarrollado las administraciones del mesías tropical como describe una periodista en dos libros y donde están involucrados perredistas actuales y morenacos que descontaban de la nómina 10 por ciento para el jefazo. Es el estilo que en ningún momento se ha desmentido.

En todos los casos, desde los sobres entregados a los hermanos de la chachalaca tabasqueña hasta los negocios operados por los “productivos” hijos del susodicho, ha surgido un desmentido o prueba en contrario.

Se confirma también el estilo de la “maletas de dinero”, el cash patentado por el profeta cuatrotero y del cual como se prueba todos los días, participan los integrantes del cártel llamado 4T convertido en una asociación delictuosa que deja chiquititos a los de enfrente no sólo por los montos, sino por lo generalizado del “negocio”.

Pero claro, para el dueño del poder esos actos de corrupción se perdonan si eres pariente, amigo, colaborador o si al menos muestras sumisión y prometes lealtad hasta la ignominia en un clan donde no hay testigos porque todos son culpables ya sea por acción u omisión.

Por eso y ante las evidencias, denuncias y acusaciones, el virrey dice que se trata de minucias, campaña orquestada para dañar a su investidura, a su movimiento o desgobierno. La derecha o los neoliberales que no lo quieren o los periodistas que por consigna lo atacan y hasta son culpables de la violencia y corrupción que hay en el país.