«[Occidente] está intentando apartar a Rusia, debilitarla y, a la larga, aplastarla, pero nunca va a poder; jamás», concluyó el presidente ruso.
Putin: Occidente está dispuesto a colaborar con neonazis para dañar a Rusia, pero no lo alcanzará
Occidente sufre de «una conciencia subvertida» en su afán de dañar a Rusia y para eso está dispuesto a «colaborar con cualquiera», resaltó el presidente ruso, Vladímir Putin, comentando el homenaje del veterano colaborador nazi en el Parlamento de Canadá. Añadió que los aliados occidentales fracasarán en su empeño de sofocar al país.
«Lo demostraron al mundo entero. No solo son imbéciles, sino que también son neonazis», postuló Putin durante un evento organizado en el Kremlin con motivo del Día de los Héroes de la Patria.
En ocasión de la visita del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, a Canadá, al Parlamento del país fue invitado, entre otros, Yaroslav Hunka, de 98 años, presentado como veterano de la lucha contra los rusos durante la Segunda Guerra Mundial y aclamado por los legisladores. En realidad, el hombre había servido en las fuerzas de la Alemania nazi, más concretamente en la división de voluntarios Galizien de las SS, formada por nacionalistas ucranianos, y no solo luchó contra el Ejército Rojo, sino que también destacó por las atrocidades cometidas contra judíos, polacos, bielorrusos y eslovacos.
El mandatario ruso prosiguió al respeto que las acciones similares a lo ocurrido en Canadá demuestran «una conciencia subvertida» de Occidente. De acuerdo con sus palabras, los aliados occidentales «están dispuestos a cualquier cosa, a colaborar con cualquiera, solo para dañar a Rusia».
La misma actitud de Occidente se observa desde el golpe de Estado en Ucrania en 2014, que desencadenó un sangriento conflicto en las regiones orientales del país, cuando las personas que se negaron reconocer el nuevo Gobierno en Kiev y su política, formaron las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, proclamando su independencia.
Putin subrayó que Rusia no pretendía interferir en la crisis en la esperanza de que las tensiones se resolvieran. Sin embargo, ante la mayor escalada en Donbás, el Estado tuvo que «empezar a ayudar a la gente» y cerró los acuerdos de paz de Minsk en 2014 y 2015 (firmados también por representantes de Ucrania, las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, Francia y Alemania), esforzándose después en que el Gobierno ucraniano los cumpliera.
Por su parte, los líderes occidentales usaron los Acuerdos de Minsk «únicamente con el fin de preparar a Ucrania para operaciones bélicas», recordó Putin las declaraciones posteriores de los exmandatarios de Alemania y Francia, Angela Merkel y François Hollande, que encabezaron en aquel tiempo los países-garantes europeos de los convenios.