Evaluación de Desempeño

*En el Combate a la Corrupción Tristemente Seguimos Igual que hace Cinco Años

*Además, Ocupamos un Deshonroso Último Lugar Entre los Miembros de la OCDE

*La Aprobación de 60% de Programas Sociales no Mitigó los efectos del COVID

*Queda Claro que la Salud no ha Sido Prioridad Para Este Gobierno

*El Coneval en 2018 Señaló que Debía Fortalecerse y… se Desmanteló el Sistema

*Y la Inseguridad ha Sido una Materia que ha Golpeado sin Piedad a la Gente

*Dañinas Condiciones en México, Urgen Esfuerzo, Reconciliación y Entendimiento Conjuntos

ALEJANDRO ZAPATA PEROGORDO

 

A unos meses de que culmine la presente administración resulta pertinente hacer una evaluación o -si se quiere- un análisis comparativo sobre su desempeño a partir de las condiciones que existían previas a su gestión, pues solo así es posible determinar si los resultados del ejercicio son favorables o presentan saldos negativos.

El Plan Nacional de Desarrollo hizo un énfasis especial en el combate a la corrupción, al inicio de la administración ocupábamos de acuerdo con Transparencia Internacional el lugar 130 entre 180 calificados, donde una escala del 0 al 100, nos colocaba como uno de los países peor evaluados en ese rubro. 

Lo triste del asunto, es que seguimos igual, la calificación no ha variado, coincide inclusive con la otorgada por la OCDE, que nos mantiene en un deshonroso último lugar entre sus miembros, a la par del índice de percepción en la materia que continua en altos niveles.

Este es un lastre que venimos padeciendo por décadas, íntimamente vinculado a la confianza ciudadana, la credibilidad y el Estado de Derecho, cuya ineficacia se traduce en una afectación de las instituciones y la desigualdad social, derivada de la impunidad, complicidad y falta de voluntad política.

En contraste, existe buena aceptación en los programas sociales en general, su aprobación ronda alrededor del sesenta por ciento, no obstante, su instrumentación no mitigo los efectos del COVID, el Coneval en uno de sus últimos informes señala que en 2018 estimaba que 61 millones de mexicanos vivían con un ingreso inferior a la línea de la pobreza, sin embargo, el escenario planteado por la crisis de la pandemia, el número aumentó a más de 70 millones de pobres. (EL PAÍS 9 de febrero de 2021). 

La salud no ha sido una prioridad para este gobierno, según un estudio del Coneval en 2018 seis de cada diez personas tenían acceso a servicios de salud, razón por la cual era necesario fortalecer ese rubro, pese a ello, lo primero que se hizo fue desmantelar el sistema con sus consecuentes efectos.

Se dejó sin acceso a esos servicios a un buen número de personas que requerían de atención médica, en su afán de transformar el sistema, además de no prever una etapa transitoria para aminorar los efectos negativos, los recursos destinados al sector siguen siendo de los más bajos de la OCDE. 

Lejos de ser un gobierno solidario con el dolor humano, se mostró una faceta insensible, un comportamiento irreverente ante la desgracia de su pueblo que requería de auxilio para sobrevivir, lo que se ha tornado como algo imperdonable.

Que decir de la seguridad, una materia que ha golpeado sin piedad a la gente, aunque el fenómeno ya era grave antes de que este gobierno se hiciera cargo de la administración, se hizo la promesa de contenerlo en un periodo de seis meses.

En conjunto con la corrupción, el tema era el desafío más grande de la administración, la implementación de una estrategia de antemano criticada por los expertos, tuvo los resultados previstos: un fracaso.

Las condiciones en que se encuentra el país no son favorables, se necesita el entendimiento conjunto y el esfuerzo de todos para salir adelante, por eso es importante la reconciliación.

 

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