Candidato que no se Renueva

ÁNGEL LARA PLATAS

 

Para efectos políticos, cualquier actividad que realice una o más personas para promocionarse en el ánimo de la gente, ante la proximidad de un proceso electoral o dentro de los tiempos del mismo, es una campaña electoral, así el Instituto Nacional Electoral o los partidos políticos le llamen de otra manera.

Cuando un funcionario público realiza actividades diferentes a sus responsabilidades, como acercamientos con las militancias de los partidos a los cuales pertenecen, por supuesto que se trata de un proselitismo político para llamar la atención de quienes deciden las candidaturas.

Es innegable que, como ciudadanos, nos hace falta crecer en los temas cívicos y políticos. Los partidos políticos deben ver a los ciudadanos con el más alto de los respetos. Deben reverenciar la inteligencia de los ciudadanos. Cuando a las cosas les llamen por su nombre, habrán dado un paso hacia adelante. 

Las campañas electorales tienen un atraso de 70 años. La forma de hacer política no ha evolucionado a pesar de las aportaciones de los grandes ideólogos y pensadores mexicanos, cuyos conocimientos y experiencias han empujado al fortalecimiento de las bases democráticas. Pero ha sido insuficiente.

El pragmatismo de los partidos y los intereses personales de sus dirigentes, han hecho trastabillar el rumbo político del país.

Por otro lado, los partidos políticos han descuidado incluir en sus campañas electorales a expertos en la materia. Lo que se ve por todos lados son a constructores de egos y acciones que no atraen a los votantes. 

Los aspirantes al cargo de presidente de la República, acaban de pasar a la siguiente etapa del proceso electoral. La transición de una etapa a otra obliga a hacer modificaciones sustanciales en la forma de presentarse ante los públicos a los cuales pretenden convencer. Deben cambiar los discursos, manejar nuevas ideas y adecuar los modos para seducir a los electores.

Al iniciar cada una de las etapas del proceso electoral, los aspirantes deben dejar atrás los estilos que les dieron impulso, simplemente porque ya los mostraron a la gente, y ya se desgastaron. Repetir los mismos lemas y hacer las mismas acciones podrían bloquear el gusto de los simpatizantes, con el riesgo de girar sus preferencias hacia otro de los candidatos.

Hablando de los precandidatos varones y mujeres, o como se les llame, hay varias cosas que comentar.

Los asesores de Claudia Sheinbaum, deben de proponerle modificaciones a su estilo personal de actuar en los escenarios. Tienen que buscarle diseños de vestimenta más acordes a su complexión y estatura y sugerirle un discurso más acorde a las condiciones actuales del país. Debe hablar de cosas que a la gente le interese para que le hagan caso.

La señora tiene que evitar, hasta donde le sea posible, hacer los grandes mítines con acarreados y con la misma gente de las anteriores reuniones. La emoción va cayendo en la medida que los votantes se reúnen con los mismos candidatos y puede resultar contraproducente.

Es importante que los candidatos, particularmente la precandidata Claudia Sheinbaum, que ha tenido más tiempo recorriendo el país, se deje asesorar por expertos en promoción electoral, para que le digan los cambios que debe de hacer para que en sus presentaciones públicas luzca con mejor frescura.

En lo que respecta a Xóchitl Gálvez, debe nombrar a un coordinador de campaña con experiencia en la organización de actividades proselitistas; y que sepa cómo se puede ganar una campaña. A ambas les urge utilizar un modelo de campaña sin candidato. Es imposible que ellas puedan recorrer todos los rincones del país, sin sufrir un descomunal desgaste físico que les provocaría confusión en los discursos.

 

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