Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
“Deseo con toda mi alma que haya continuidad con cambio. Que continúe la transformación con cambio, porque no se debe aspirar al necesariato, a creernos indispensables, a apostar ser los jefes máximos, caudillos, hombres fuertes, caciques. No. Ya se cumple un periodo. Yo ya terminó mi ciclo y me voy a jubilar. Me retiro por completo, ya ayudé con muchos más mujeres y hombres”,
Son las palabras presidencial que denotan nostalgia. Le quedan 300 días para irse a Palenque, si es que cumple su palabra y no hace lo mismo que con las promesas de campaña.
Hablar sin tener a la mano un diccionario o un discurso en el que se coloquen correctamente las palabras, denota el carácter de un personaje como el huésped temporal de Palacio Nacional: improvisa.
La Real Academia de la Lengua Española define transformación con ocho sinónimos:
- f. Acción y efecto de transformar.
Sin.: alteración, modificación, cambio, variación, renovación, evolución, reajuste, reforma.
¿Qué significa continuar la transformación con cambio?
Un pleonasmo o redundancia.
Mirar el futuro sin meditar si se alcanzará o no, conlleva a pretender estar en la historia desde antes que se escriba. En el caso del inquilino de Palacio Nacional, hay muchas páginas escritas y, las evaluaciones de sus actos no serán para señalar “así es como se deben hacer las cosas”. Será al contrario. Así no se deben hacer.
Endiosado por una falsa popularidad que nadie explica en qué se sustenta, toma decisiones que ponen al descubierto las aviesas intenciones de mantener el engaño con la confirmación de que se jubilará. Nadie con la mente retorcida por el poder y la ansiedad de quedar como el transformador que no disparó una sola bala para quedarse el tiempo que viva, se retira.
Los clásicos politólogos han referido que los políticos no se retiran… los retiran y desde donde estén siguen haciendo política aunque no sea pública ni provenga de un poder que le permita proponer cambios o adiciones.
Seguramente al expresar que no aspira al necesariato, palabra que tiene 3 acepciones: Que es indispensable, que se necesita para realizar una tarea; Que se necesita para un propósito o por una razón y Que es indispensable para que suceda una cosa o para un fin. Que es menester indispensablemente, o hace falta para un fin, que debe suceder, se mordió la lengua. Si bien ha sostenido que hay “una nueva generación” que continuará con la cuarta transformación, lo cierto es su inexistencia. Quienes siguen a pie juntillas el propósito de prolongar el poder a través de interpósita personas, solamente piensan en que se cumplan sus proyectos, así sean contrarios a la mayoría de los gobernados.
Se va en 302 días. La reforma constitucional de 2014 le “roba” 61 días de mandato. Es el primer presidente que no completará un sexenio desde Lázaro Cárdenas.
Y no debe ser fácil acostumbrarse a vivir en “el campo” sin los lujos –a lo mejor ya los tiene en su finca- de los que disfruta en un Palacio Virreinal, con finos pisos de madera, elegantes muebles, centenares de cuadros de autores privilegiados, candiles de cristal cortado, puertas enormes y de dos hojas y hasta un viejo elevador conservado y funcionando.
No regresará a ser un “luchador social”, por dos razones: la edad no se lo permitirá y los tiempos de encabezar revueltas, incendiar pozos, disparar armas y aceptar dinero “para la causa”, quedarán en la página anterior.
Con vehemencia hay un deseo en millones de ciudadanos: que cumpla su palabra, se vaya y deje que quien llegue a gobernar, así sea su corcholata favorita, lo haga pensando en el bienestar y fortalecimiento de los gobernados y del país y siga degradando las condiciones de vida.
El día que parta –no en el Ypiranga o el Granma- escuchará la voz del pueblo, el que no se equivoca y no habrá lágrimas en los rostros de los “millones de seguidos” sino fiesta general.
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