Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
De lo perdido, lo que aparezca, parece “aconsejar” Marcelo Ebrard a quien lo derrotó y será la candidata presidencial de la alianza formada por los partidos del oficialismo.
Dos elementos considera que Sheinbaum de debe tener como prioridades: rescatar a la odiada clase media y estar pendiente de Donald Trump, sí el mismo que hizo público cómo dobló al ahora excanciller y lo obligó a pedirle a su jefe la colocación de 22 mil elementos de la Guardia Nacional en la frontera sur de México.
Nadie ignora el odio jarocho que tiene el huésped temporal de Palacio Nacional hacia la clase media a quienes bautizó con el adjetivo de “aspiracionistas” y como respuesta ha recibido el desprecio de los clasemedieros que, por las consultas realizadas por las casas encuestadoras, no le daría el voto a la corcholata premiada con el cargo.
De llamar la atención recomendar que Trump sea prioridad. ¿Le está haciendo la campaña para su reelección?
El republicano no es amigo de México. Es de sus intereses económicos que se encuentran en Rusia, además de diversos países latinoamericanos. Durante su gestión desde 2016, amenazó al gobierno de Enrique Peña Nieto de que nuestro país pagaría el muro que inició a construir y que avanzó más de mil kilómetros. La respuesta fue: páguelo usted, lo hará en su territorio. Y de la Casa Blanca salió la opción: quiera o no, lo pagará… con aranceles que se aplicarán a los productos de exportación amparados por el TLCAN.
La observación, podría decirse, está fuera de lugar cuando su exjefe y cuasi examigo presume la buena relación con el presidente Biden quien a sus 81 años pretende ser reelecto para gobernar hasta 2029. ¿Acaso Ebrard tiene una mala relación con el inquilino temporal de la Casa Blanca?
Es verdad que las relaciones entre ambos países no son miel sobre hojuelas como pregona el señor López. La más reciente prueba de ello es la “petición” para que el Pentágono envíe a las fuerzas especiales para “adiestrar” –como si se tratara de militares caninos- a elementos del Ejército y Marina y que cuenten con los elementos tácticos y de inteligencia para combatir el narcotráfico y el crimen organizado. La política de abrazos, ni balazos, ha empoderado a los grupos criminales que dominan cuando menos el 35 por ciento del territorio nacional, según documentos del Comando Norte.
Del otro consejo, rescatar a las clases medias, sin duda es una excelente idea. Sin embargo, la muñeca de ventrílocuo sigue a pie juntillas lo que el jefe, el que tiene el verdadero bastón de mando quien no ceja en su empeño de empobrecer a la clase media y someterla a un estatus económico de pobreza hasta alcanzar la extrema.
Hasta ahora, las clases medidas parecen estar identificadas con Xóchitl Gálvez y si esto es verdad, sumará una buena cantidad de votos.
Los jóvenes, al contrario, muestran en redes sociales su inclinación por Samuel García. Son los primo votantes que acudirán, si lo deciden, a las urnas a depositar el sufragio por alguien cuyas frivolidades y carencia de sentido político llegaría a ser más tirano que el actual.
Recuperar las clases medias que, reconoce Ebrard, fueron fundamentales en el triunfo de “Andrés Manuel”, debe y tiene que ser prioridad para la mujer que busca pasara a la historia como la primera Presidenta de México. La historia la juzgará por sus acciones como gobernante, si gana las elecciones, y sin duda plasmará la obediencia hacia quien la llevó de la mano -de la nada en política- hasta llegar al cenit en su carrera.
La precandidata no se identifica con las clases medias. Hasta ahora no se ha sabido de reuniones con quienes forman parte del importante conglomerado. Sí, las ha tenido con los fifís empresarios, con los corruptos contratistas y hasta con los adversarios emboscados en organismos clericales. De estar con los clasemedieros nada o poco se sabe.
En fin: de aspirante a la candidatura presidencial, el excanciller ahora es “consejero político-electoral”.
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