Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Presumía de tener el “cuero curtido” por la “lucha social” que ha realizado durante 30 años.
Su hábitat natural, su zona de confort, siempre ha sido estar “rodeado del pueblo” que “me cuida y es mi ángel de la guarda”.
De pronto cambió de angelito y ubicó a los secretarios de Defensa, Luis Cresencio Sandoval y de Marina, Rafael Ojeda, como quienes lo guardan ¡y vaya que lo hacen!
Sorpresivamente sus otrora aliados, aquellos que paralizaron Oaxaca, protestaron por la reforma educativa de Enrique Peña Nieto, marcharon por millares –se estimaron 70 mil- del Ángel de la Independencia hasta la Plaza de la Constitución y con arengas y pintas reclamaron no haber sido tomadas en cuenta sus “propuestas” cuando fueron consultados, también le dieron la espalda.
Flavio Sosa Villavicencio fue la cara visible del movimiento magisterial. Era líder de la sección 22 asumida por Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Después ingresó a la política y se convirtió en diputado federal en dos ocasiones bajo el cobijo del PRD, cuando Andrés Manuel López presidió el instituto político.
Presuntamente todos los maestros de Oaxaca y después de Michoacán y Guerrero, se identificaban con la “izquierda” y luchaban por desestabilizar al SNTE y arrebatarle el control sindical que reconoce el gobierno federal y con el que se firma el contrato colectivo de trabajo.
Transcurrieron los años y los profesores pasaron a ser “maistros” al no aceptar la nueva reforma educativa impulsada por el huésped temporal de Palacio Nacional.
Los mentores de la CNTE son bravos y no se dejan de nadie por más poder que tenga. La fractura entre los docentes y el gobierno del señor López ya alcanzó niveles que lo atemorizan.
Acapulco, Guerrero como entidad, le ha dado la espalda.
Y también los pobladores de Acapulco y Coyuca de Benítez, además de otra docena de municipios.
El reclamo y rechazo no es de ahora. Y sin embargo, con la tragedia generada por la furia del huracán Otis, se agudizó.
El fifí presidencial dice haber ido a Acapulco en seis ocasiones. Salvo la última, la semana pasada, las otras no tienen registros que comprueben su presencia.
En una de sus maneras, en donde los monólogos se mantienen intactos aunque los guiones se cambien por olvido o mala leche, respondió a una pregunta sobre su ausencia en Acapulco: no voy, porque los conservadores, los de las televisoras mandarán a 20 para que me mienten la madre. Y no, eso no. Hay que cuidar la investidura presidencial.
Su piel mostraba signos de agotamiento avanzado. Si antes no penetraba un recordatorio materno, ahora lo “siente hasta lo más profundo”.
Y como muestra de la volatilidad en sus afectos, dejó plantados a los organizadores del Teletón, que el pasado domingo lo esperaban para cortar el listón.
¿Por qué no acudió? Ahí no enlodaría los finos zapatos –de los que tienen más de una docena de pares al igual de la treintena de finos trajes- y, sin embargo, decidió no asistir porque ahí estaban los maestros violentando el orden.
El presidente Andrés Manuel López Obrador criticó a los maestros que irrumpieron este domingo en el CRIT-Teletón de Tlapa, Guerrero, en donde él iba a hacer un recorrido y, dijo que, esos educadores no son de izquierda pues no están a favor de la transformación.
«Ayer lunes-, por ejemplo que un grupo de maestros no me permitió que yo asistiera a la inauguración del Centro de Terapias de Rehabilitación para niñas, niños en La Montaña, pues no iban con el propósito en busca de justicia. No, iban a provocar porque están muy desesperados, y me pueden decir es que son de izquierda, yo creo que no. Son conservadores, es que los extremos se tocan y los extremistas, pues los respeto, pero yo creo que no están a favor de la transformación», dijo.
Ahora ya no son “aliados”. Ahora son conservadores. Y por violentos, por actuar con ilegalidad y proteger la investidura presidencial, el de la “suave” piel no se enloda los zapatos, no quiere escuchar los recuerdos maternos y se resguarda en los titulares de Defensa y Marina.
¿Dónde quedó la piel de pejelagarto?
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