Considerado uno de los más cercanos discípulos de la llamada generación del “Boom latinoamericano”, el novelista nicaragüense Sergio Ramírez considera que en nuestro siglo se han perdido los ideales de los escritores latinoamericanos, críticos y partícipes de la realidad histórica. Así lo comentó durante su participación en durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2023.
“No perdamos de vista que en el siglo XX había grandes proyectos políticos, mientras que en el siglo XXI tenemos una fragmentación de los proyectos políticos. Antes había una sola causa que defender y ahora hay una multitud de causas, la causa ecologista, la feminista, la de los pueblos indígenas.
“Antes había programas políticos que las englobaban todas y por lo tanto permitían al intelectual hacer una defensa del conjunto de estos principios. Desgraciadamente esta fragmentación también lleva a la superficialidad” dijo el autor de la novela Un baile de máscaras (Alfaguara, 1995) y Tongolele no sabía bailar (2021).
Como persona que pudo convivir y aprender, tanto de las visiones políticas y como literarias de los autores del “Boom”, el autor reconoció con el Premio Cervantes en 2017, describió la personalidad de algunos de ellos en relación a su compromiso social.
“Yo he tomado un poco de cada uno, son personalidades. De Fuentes, aprendí la articulación intelectual y el deber de pensarse públicamente; de Cortázar, la gran sinceridad que tuvo siempre en sus actos y la inocencia de pensamiento, al estar siempre del lado de lo que el consideró una buena causa; de Gabo su apasionamiento y de Vargas Llosa su desconfianza”, relató el autor.
Como escritor que ha padecido la represión del estado en su propio país, del que ha sido despojado al quitarle su título de abogacía, la propiedad de su casa y nacionalidad, dentro de contexto de gobiernos totalitarios en Centroamérica, Sergio Ramírez, confesó:
“Creo que cada literatura tiene la realidad que se merece. Yo soy un escritor que ha nacido en una realidad absolutamente anómala, en el sentido de que se caracteriza como extraordinaria y no normal. Me he imaginado lo que ha de ser ser un escritor danés, algo muy distinto. Mientras uno tiene que vivir tomando la realidad o tratando de rebajar el perfil fantástico que tiene la realidad para que no parezca increíble”, dijo quien criticó el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua.
Tomando como ejemplos los gobiernos de Daniel Ortega en Nicaragua y de Nayib Bukele en El Salvador, se le preguntó sobre la idea común que se ha tenido sobre la relación entre los regímenes totalitarios, que incluso escritores como Horacio Castellano Moya dice que “Centroamérica tiene un placer por las dictaduras”.
“Yo no creo que los centroamericanos tengamos una preferencia ni un amor por las dictaduras. Lo que sí es que tenemos grandes déficits institucionales. Cuando vemos que regímenes como Argentina, Uruguay o Chile, que alguna vez dirigieron regímenes totalitarios y cerrados, de lo que se llamó “la dictadura científica del Cono Sur”, son países que perdieron la institucionalidad que habían ganado del siglo XIX. Una vez que estos regímenes cesaron, ellos la recuperaron, pero nosotros no”.