*De Garante de la Constitución Pasó
a ser un Violador de Ella
*El Nuevo “Empleo”. Canal Para dar
Datos Privilegiados
*Conoce los Sótanos y el Drenaje del
Poder Judicial
*Su Renuncia Corroboró la Sospecha:
le Sirve al Presidente
JESÚS MICHEL NARVÁEZ
Una renuncia sorpresiva.
Sin embargo, al conocer la carta y leer el vocablo “transformación”, se disiparon las dudas.
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea se convirtió en el personaje de la semana, sin duda alguna.
Más aún, horas después de difundir por su cuenta de X que había entregado su renuncia al presidente de la República, se reunió con Claudia Sheinbaum, lo que corroboró lo que se sospechó desde hace cinco años: está al servicio del huésped temporal de Palacio Nacional y ahora al de la candidata presidencial de Morena.
Más grave: haber formado parte de los once que garantizan el cumplimiento de la Constitución y violarla flagrantemente, no habla bien de quien afirma ser representante de la legalidad. El artículo 98 de la Constitución admite la renuncia al cargo “por motivo grave”. Sin aclararlo y exponiendo que seguirá “adelante para continuar con la transformación del país”, se convirtió en uno más que protesta cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanan, solamente en las tomas de posesión y en la realidad la ignoran para atender otros intereses.
Por casi 14 años vistió la toga y el birrete. Se colgó medallas –algunas injustificadas- y “defendió”, de palabra no de obra, la independencia del Poder Judicial de la Federación.
Se sabía de la cercanía con el Presidente de la República a partir de los desayunos en Palacio Nacional que la coordinación de comunicación social se encargaba de difundir y enviaba las fotos correspondientes y los personajes sonreían y mostraban lo que ingerían.
Aunque las pruebas quedaron en el aire, el exconsejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer Ibarra, actuó como mandadero presidencial para entablar la “relación más allá de lo institucional” con el Poder Judicial. Las versiones periodísticas no desmentidas, revelaron que cuando menos cinco ministros, comenzando por Arturo Zaldívar, recibían la visita del consejero o bien acudían a Palacio y más: comían o cenaban.
Por supuesto que en cada una de las reuniones, había temas fundamentales para el presidente de la República que se trataba y se resolvían y de paso se atendían asuntos personales.
CABALLO DE TROYA,
EL NUEVO EMPLEO
Durante una entrevista con el periodista Ciro Gómez Leyva –la única concedida la semana pasada y a horas de haber renunciado- el todavía ministro, porque el Senado no ha ratificado su dimisión, aclaró que no busca un nuevo empleo en el poder público y que solamente colaborará con la doctora Sheinbaum, a quien admira y respeta su inteligencia –eso dijo- en lo que sirva a la transformación.
Cuidadoso en el uso del lenguaje –no expresó la frase completa: cuarta transformación-, lo que se advierte que tendrá la “ala responsabilidad” de entregar información privilegiada, secreta, del Poder Judicial de la Federación.
Como ministro ponente, como presidente de sala y como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y al unísono del Consejo de la Judicatura Federal, Zaldívar conoce los sótanos y el drenaje de los intestinos del tercer Poder del Estado Mexicano.
Tiene información de primera mano sobre proyectos de sentencia que fueron aprobados por el Pleno por la mayoría de ministros en alguna de las dos salas y, podrían servir para que el huésped temporal de Palacio Nacional se allegara documentos valiosos para “su causa” que no es otra que controlar el Poder Judicial.
Sabe y bien cómo están constituidos los 14 Fidecomisos que administra la Corte, el Consejo y el TEPJF; aportará elementos que fortalezcan la teoría de la “corrupción en la Corte” y el “amiguismo” de ministros, magistrados y jueces con presuntos delincuentes de “cuello blanco”. Seguramente informará las razones del ministro Luis María Aguilar para llevar 10 meses analizando el adeudo de Ricardo Salinas Pliego.
Sin que sea una costumbre, los ministros llegan a ser amigos personales entre sí. Se invitan a cenas, comidas y fiestas. Cada cual en su residencia. Ahí cruzan palabras con otros personajes que buscan la “amistad” de manera “desinteresada” y se plantean propuestas de negocios –presuntamente lícitos- para que empresarios y togados se beneficien mutuamente.
Es imposible que no tenga conocimiento de las “escuchas” que se realizan tanto de políticos como de funcionarios y empresarios y, por supuesto de periodistas. Son legales si existe la orden de un juez ante la petición de la autoridad correspondiente.
¿Qué tanto sabe y qué no el ministros Zaldívar?
El Poder Judicial de la Federación es un mundo aparte del que habitan el Ejecutivo y el Legislativo. Es, hasta ahora, un edificio con las puertas cerradas herméticamente a las filtraciones. Y sin embargo, existieron algunas que nunca nadie supo de donde provenían o no se quiso informar.
Su nueva armadura, que no es ya la de la legalidad, ¿lo hará sobrevivir en la guerra emprendida contra los fifís, los conservadores, los adversarios?
Queda claro, por supuesto, que una de las encomiendas que recibirá será de encontrar los caminos, aunque sinuosos si Morena y aliados no obtienen la mayoría calificada en el Congreso de la Unión, para darle la satisfacción al señor López de que los ministros serán elegidos por “el pueblo bueno”.
Es transparente su inclinación por el presidente López y no tanto por la “transformación”. De haber tenido la oportunidad y la tuvo, se habría sometido a la “austeridad republicana”, cedido recursos para los que menos tienen o bien promover la cultura de la legalidad para crear un mejor futuro. Habría defendido el ESTADO DE DERECHO y promovido la reducción de gastos, llamados ostentosos en los tiempos actuales, el uso de camionetas –como las que él usó y usará-, negarse a tener escoltas y dejar de comer jamón pata negra y caviar de beluga.
Un caballo de Troya al que dotarán de toda la herramienta bélica para destruir al enemigo.
¡Ah, los tiempos electoral!