Por Alto que Esté el Cielo en el Mundo…
HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO
“Mariana, Mariana” es una película mexicana dirigida por Alberto Isaac, con guion de Vicente Leñero y la actuación de Pedro Armendáriz Jr. (Carlos adulto) Elizabeth Aguilar (Mariana), Saby Kamalich (Madre), Aarón Hernán (Padre), Luis Mario Quiroz (Carlitos), Juan Carlos Andrews (Jim), Gerardo Quiroz (Héctor), José Luis Cruz (Profesor Mondragón), Adolfo Olmos (Rosales niño), Fernando Palavicini (Rosales adulto) y Héctor Ortega (Cura); su estreno fue en 1987.
Carlos encuentra en el sepelio de su padre a Rosales, un antiguo compañero de escuela, y recuerda entonces su infancia, cuando se enamoró de Mariana -la madre de su amigo Jim-.
La película está basada en la novela “Las Batallas en el Desierto”, de José Emilio Pacheco. En un inicio la dirección estaba a cargo de José Estrada, sin embargo, a unos cuantos días de principiar el rodaje, Estrada falleció, impidiéndole filmarlo. La historia está ambientada en dos momentos: en 1948, en pleno auge del modernismo urbano y en el México de 1986.
VIVIR LA MODERNIDAD
Ciudad de México, 1948, Carlitos es el hijo menor de una familia originaria de Guadalajara que se ha establecido en la elegante Colonia Roma, refugio de la clase media de todo el país que llega a la capital en busca del progreso económico.
Ubicándose en el sexenio de Miguel Alemán (1946-1952), el protagonista, un infante de primaria, vive los estragos de una nación que aún resentía las anteriores luchas habidas en el territorio, como la Revolución y la Guerra Cristera; su familia, al ser proveniente de Guadalajara, es el enlace directo a este último evento; así también, la notoria diferencia de clases presente en todas partes, para ejemplo en la escuela está Rosales un niño de bajos recursos perteneciente a la clase baja; Carlitos, de la pujante clase media, y Jim, un niño mexicoamericano que cuenta con recursos económicos.
También en la cinta se hace presente la corrupción y el nepotismo dentro del mundo de la política como algo ya propio y conocido en ese entonces, y que a la fecha sigue siendo indiferente.
El régimen presidencial de Miguel Alemán, causó el auge de la clase media, y su acercamiento con la modernidad; hay escenas en donde se ve la primera licuadora y la primera aspiradora en casa de Carlitos; se habla de la energía atómica, y la ambigüedad del término, pues se usa hasta para referirse a la pluma atómica; los edificios en la Ciudad de México son cada vez más altos y modernos; ya ni hablar del transporte, las comunicaciones, el entretenimiento o la moda que van adquiriendo un estilo más contemporáneo.
El padre de Carlitos está aprendiendo inglés que se presenta como una lengua que abre oportunidades.
LA DECADENCIA MORAL
Por una cuestión familiar, la madre y hermanas de Carlitos deben viajar en tren a Guadalajara; el niño se queda en casa junto a su papá y Héctor, su hermano mayor, que en forma picaresca le dice al padre que ahora puede echar una canita al aire, éste en forma molesta le da una bofetada.
Esta escena pareciera ser una muestra no sólo de respeto, sino de moralidad, pero se predica con el ejemplo no con golpes.
La película muestra como la promesa de progreso contrasta con la moral –más bien la doble moral– pues en verdad el padre de Carlitos tiene sus escapadas con otra mujer; Mariana no es bien vista por ser la amante de un político; Héctor se mete con la sirvienta, a la cual se le califica de buscona y es despedida; el cura que confiesa a Carlitos es un pervertido que sólo le hace preguntas incomodas al menor.
Además, los papás piensan que su hijo es “anormal” y por eso lo llevan al psiquiatra, quien desemboca una serie de teorías freudianas sobre la conducta del menor.
EL PRIMER AMOR
Carlitos tiene como compañero a Jim, un niño nacido en los Estados Unidos, que le provoca una mezcla de curiosidad y admiración; Jim vive en un moderno departamento, e invita a Carlitos, esa tarde meriendan flying saucers con kétchup.
El contraste es evidente, Carlitos vive en el seno de una familia tradicional, mientras que Jim sólo con su mamá; Carlitos les habla de usted a sus padres, mientras que Jim tutea con gran naturalidad a Mariana, su joven madre; Jim tiene más libertad, cuenta con su propio cuarto, con juguetes y cosas de importación, mientras Carlitos comparte habitación con su hermano mayor.
Pero lo que sorprende a Carlitos es lo atractivo y la ternura de esta bella mujer; Carlitos experimentará emociones que jamás había sentido y que quizás nunca volverá a sentir con tanta intensidad: se ha enamorado de Mariana.
Tanto los sociólogos como los psicólogos coinciden en establecer que el primer amor de los niños puede llegar hacia los 4 o 5 años, lo cual les ayuda en su proceso de socialización; el niño se fija y se siente atraído por alguien de su misma edad, y hasta es posible que afirme con relativa seguridad que ese alguien de quien habla es su novio o novia, aunque ese otro no lo sepa jamás.
En la cinta Carlitos es un niño de 10 años, y queda prendado de Mariana, que obviamente es mayor que él, a nadie le ha confesado su amor hacia esa mujer, pero la atracción es natural e inocente, no hay malicia ni perversidad.
Sin embargo, los comentarios ofensivos de su madre, la incomprensión de su padre, la burla de su hermano y el prejuicio de la sociedad hacia la identidad de Mariana, aunado a los análisis radicales de los psiquiatras, y ni se diga la actitud perversa del cura, hacen que Carlitos se dé cuenta que las personas no pueden ver más allá del prejuicio hacia otros, se estancan en sus propias ideas sobre la realidad y escandalizan algo que ellos no conocen en verdad, un sentimiento llamado amor.
Al inicio de la película hay una leyenda: “El pasado es un país extranjero. En él ocurren las cosas de una manera diferente”, y así pareciere entre la época de 1948 y el 1986, pues la llegada del Carlos adulto al funeral de su padre, muestra una Ciudad de México todavía devastada por el terremoto de 1985, las viejas casonas de la Colonia Roma son demolidas para la construcción de edificios, hay caos vial que hace estragos en el tránsito citadino; esta pequeña distopía pareciera ser el resabio de la posmodernidad, donde se acentúan las diferencias de clases, los prejuicios, las miserias burguesas (familias disfuncionales, doble moral, infidelidades), el racismo y xenofobia, así como la corrupción empresarial y política.
Pero ¿ese México de 1986 que está en el pasado será en verdad un país extranjero con lo que ocurre en el México actual?
No sé cuál sea la respuesta, pero de algo estoy seguro, que nuestro amable lector se dispondrá a escuchar “Las Batallas”, de “Café Tacvba” u “Obsesión”, de Daniel Santos.