La Revolución y la Transformación

 

*Los 4 Anhelos: Democracia, Justicia Social,

Justicia Expedita y Estado de Derecho

 

*AMLO, Candidato, Adquirió el Compromiso

de Cumplirlos y Todo Quedó en Ilusión

 

*La 4T, al Igual que el Movimiento Armado,

Deja Mucho por Hacer; el Tiempo se Acaba

 

EZEQUIEL GAYTÁN  

 

Estamos por festejar el 113 aniversario de la Revolución mexicana y las ideas de democracia, justicia social, impartición de justicia expedita y Estado de Derecho siguen, en muchos sentidos ausentes de la realidad. Dichas ideas son producto de anhelos sociales y son en lo general tesis a las que podemos catalogar de universales. De ahí que considero que vale la pena reflexionar acerca de esos cuatro anhelos por los cuales murieron cerca de un millón de personas. 

El primero, el de la democracia entendida por un lado como un sistema electoral y por el otro como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo. Sin embargo, lo que la realidad nos muestra es que, en efecto, ya tenemos un sistema electoral e institucional plausible en muchos sentidos y ya logramos transitar mediante el sufragio efectivo a la alternancia política, pero aún no nos comportamos como demócratas en nuestra vida cotidiana. Respecto al permanente mejoramiento de la calidad de vida basta señalar que somos un país de 130 millones de habitantes y en el que cincuenta millones son pobres. De ahí que la primera conclusión es que el anhelo democrático revolucionario en sus dos acepciones aún está lejano.  

El segundo anhelo es el de la justicia social que de alguna manera ya señalé en el párrafo anterior. Aquí basta con marcar que dicha idea lleva intrínsicamente la tesis de la movilidad social. Léase, cada generación debe tener más oportunidades y vivir con más confort que la generación anterior. Empero lo que ya predicen los expertos en prospectiva política, económica y social es que la actual generación de jóvenes apenas vivirá como la generación de sus padres e incluso decaerá en algunos rubros como acceso a la salud y buena calidad educativa. 

Respecto al tercer rubro, expedición de justicia expedita, tenemos una fiscalía atrofiada y empantanada en las garras de la burocracia y un poder judicial que no acaba de descongestionar y agilizar la impartición de justicia. Es tal vez uno de los fracasos más humillantes de la revolución mexicana.

Finalmente, el cuarto anhelo del movimiento revolucionario, el Estado de Derecho sigue siendo lejano y en la práctica, con la actual administración, vamos en franco retroceso, ya que de acuerdo con el reporte de la asociación civil “World Justice Project” son ocho factores los que deben ser evaluados: a) Límites al poder gubernamental; b) Ausencia de corrupción; c) Gobierno abierto; d) derechos fundamentales; e) Orden y seguridad; f) Cumplimiento regulatorio; g) Justicia civil y, h) Justicia penal. No voy a incluir las cifras obtenidas por esa organización civil, pues los lectores de Misión Política saben e intuyen los resultados deplorables en este rubro. 

Son cuatro puntales que el movimiento armado de 1910 deseó para todos los mexicanos, pero por mil razones no se han logrado. El caso es que el candidato Andrés Manuel López Obrador se comprometió a trabajar en el logro de esos objetivos e incluso a cumplir decididamente con algunos de ellos, como es el caso de acabar con la corrupción y el fortalecimiento del Estado de Derecho. Pero a poco menos de que acabe su gestión vemos que su destreza transformadora fue una ilusión.

El tabasqueño concibió que la estrategia para alcanzar los anhelos revolucionarios requieren una transformación de régimen, léase, una prolongación de mandato, un regreso al sistema presidencialista en el cual subordinara a los otros dos poderes, aplicar una gestión de asfixia presupuestal al federalismo, ideologizar los libros de texto gratuitos a favor de su movimiento político, desmantelar el sistema de salud pública y prometer que algún día de su gestión la calidad de los servicios médicos y asistenciales serían excelentes. Acotar y subordinar a los partidos políticos de oposición, desmantelar la vida institucional y desaparecer a los órganos constitucionales autónomos. Pensó que minimizar la presencia de México en los foros internacionales nos convertiría en una isla alejada de la globalización, que las fuerzas armadas pueden controlar al país, que la Guardia Nacional acabaría con la inseguridad pública y que impondría la agenda nacional mediante sus conferencias mañaneras repletas de cortinas de humo. 

Los ideales de la Revolución mexicana quedaron plasmados en el Plan de San Luis, en el Plan de Guadalupe y en la Constitución de 1917; son tres pilares del anhelo nacional. Por su parte la llamada cuarta transformación es un deseo que apoyaron treinta millones de mexicanos y ven, que al igual que el movimiento armado de 1910, aún deja mucho que desear.

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