La Unión Europea (UE) busca maneras para mejorar su competitividad y así no quedarse rezagada económicamente frente a Estados Unidos, China y otras potencias, pero alcanzar dicho objetivo no será fácil debido a la falta de voluntad política dentro del bloque, señala un análisis del diario británico ‘Financial Times’.
Según el periódico especializado en economía y finanzas, mejorar las condiciones económicas de la región es una de las prioridades de los jefes de gabinete de los 27 países de la UE.
Por ello, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea (CE), encargó a Mario Draghi, exprimer ministro italiano y presidente del Banco Central Europeo (BCE), que informe sobre el estado de la competitividad en el bloque.
«Tenemos que mirar más allá y establecer cómo seguimos siendo competitivos», dijo Von der Leyen en una reunión en agosto pasado en Bruselas. «Europa hará lo que haga falta para mantener su ventaja competitiva», agregó.
Según Financial Times, la pandemia de COVID-19 y el conflicto ucraniano dispararon los precios y los costos de la energía, lo cual también afectó a la economía europea en su conjunto.
Además, las presiones demográficas y los cuellos de botella en la educación, indica el informe, han creado una escasez de mano de obra calificada. También influyen el exceso de trámites y la burocracia engorrosa, según dijeron propietarios de pequeñas y medianas empresas, así como diplomáticos europeos.
El rotativo afirma que la avalancha de ayudas estatales y el apoyo financiero de Bruselas a las empresas europeas después de la pandemia han alterado radicalmente la «igualdad de condiciones» entre los países y sus empresas, antaño protegida como pilar central del mercado único.
El gasto en ayudas estatales de la UE pasó de 102.800 millones de euros en 2015 a 334.540 millones en 2021. Entre marzo de 2022 y agosto de este año, Europa aprobó ayudas estatales por valor de 733.000 millones de euros, según cifras no oficiales de la Comisión consultadas por Financial Times.
Según el periódico, los responsables políticos de la UE temen que la próxima revolución tecnológica (la de la inteligencia artificial y la computación cuántica) pase por alto a Europa y aumente aún más la brecha con las dos superpotencias económicas mundiales: China y Estados Unidos.