Indígenas Olvidados 

Punto de Vista

 

Por Jesús Michel Narváez

 

Centrados en las grandes tragedias, como la devastación de Acapulco, la violencia criminal, las críticas al Presupuesto de Egresos de la Federación para 202, el intento de hurto de los Fidecomisos del Poder Judicial de la Federación y el proceso electoral adelantado, entre otros temas que llenan la agenda nacional, poco reparamos en la verdadera pobreza.

Un estupendo reportaje de Velvet González, publicado por El Heraldo de Chihuahua, cimbra las conciencias de quienes las tenemos y evidencian que los gobiernos federales y estatales de hoy y de antes, poca atención prestan a las comunidades indígenas.

En Chihuahua, en la sierra, más de 100 niños mueren anualmente por anemia, que es producto de la mala o carencia de alimentación. Nadie repara en el hecho, Solo la reportera. Como en Chihuahua, hay cientos de comunidades indígenas a lo largo y ancho del territorio nacional. Son los olvidados de Dios y de los políticos que gobiernan.

Es inadmisible, o debería serlo, que no hay un programa real que atienda a las 7 millones 364 mil personas que descienden de indígenas. 

El Censo de Población y Vivienda 2020 identificó que en México había 7 364 645 personas de tres años y más hablantes de alguna lengua indígena, lo que equivale a 6.1 % de la población total de ese rango de edad. 

De acuerdo con la información recabada por González,  la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Ensanut 2022 señala que la desnutrición infantil y otras deficiencias se ubican entre las enfermedades más comunes, mientras que el Registro de Defunciones por Entidad y grupo etario revela que la desnutrición y otras deficiencias se enlistan en las diez principales causas de muerte de niños y adolescentes.

“Aunque dicha estadística no revela el origen de las personas que fallecen, existen datos como los señalados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en los que se estima que de 130 mil habitantes de municipios en la sierra, hasta un 40 por ciento padece anemia y/o desnutrición, ya sea leve, moderada o severa”.

El Coneval es otro de los organismos autónomos constitucionales que desafían la postura presidencial de que “estamos requetebién” y “por el bien de México, primero los pobres”. Los números no mienten, salvo que Pitágoras anduviera en compañía de Baco cuando diseño los primeros pasos de la matemática, A lo mejor por eso para el huésped temporal de Palacio Nacional se dificulta entenderlos. O porque no fue a las famosas Academias Vázquez.

Dos datos revelan el abandono o por lo menos ignorar el tema en materia de destinar recursos a programas específicos: la Secretaría de Salud Federal con base en los parámetros de la Organización Mundial de la Salud, reconoce que la desnutrición asociada a la anemia se presenta de manera más frecuente en niñas y niños lactantes, menores de dos años, provocando un retraso en el crecimiento.

El otro: la Organización Mundial de la Salud, confirma que la desnutrición es la «carencia, excesos y desequilibrios en la ingesta calórica y de nutrientes de una persona», y éstos pueden llevar a un estado crónico de desnutrición.

¿Dónde están los programas sociales del (mal)estar para atender a quienes en sus momentos son llamados el futuro del país: los niños?

La tragedia de Acapulco, por ser la más reciente, desvela el pensamiento egoísta del presidente de la República y de sus vasallos diputados. Ordena y le cumplen, destinar recursos al chucuchucu del Maya y a la Empresa (im)Productiva del Estado llamada Pemex, con sumas millonarias, en miles de millones de pesos, antes de destinar aunque sea galones de migajas para aminorar hasta desaparecer la anemia crónica en los niños indígenas.

En su reportaje, Velvet González cita información valiosa: el Coneval establece que a nivel nacional, las poblaciones indígenas son el grupo que más padece anemia, por lo que se le considera un problema de salud, derivado de la falta de acceso a la alimentación suficiente y variada o equilibrada, y a la falta de acceso a la atención médica.

¿Dónde está la evaluación de la Secretaría de Salud que dirige el invisible Jorge Alcocer?

¿Dónde está la recaudadora de dinero y manipuladora del Bienestar Ariadna Montiel?

¿Qué hace las Comisiones de Asuntos Indígenas del Congreso de la Unión?

¿Dónde que parte está la (in)sensibilidad presidencial de no ser el drenaje profundo?

México no es solo procesos electorales; tampoco obras faraónicas y menos aún seno de un profeta que en todo se equivoca.

En los 9 párrafos del artículo cuarto de la Constitución, se establecen los derechos de los pueblos indígenas. Resalta el primero cuyo contenido reza: La Nación mexicana tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas, que son aquéllos que descienden de poblaciones que habitaban en el país al iniciarse la colonización y antes de que se establecieran las fronteras de los Estados Unidos Mexicanos, y que cualquiera que sea su situación jurídica, conservan sus propias instituciones sociales, económicos, culturales y políticas, o parte de ellas.

En ninguno de los siete incisos del primer párrafo y tampoco en alguno de los siguientes, se tocan los temas torales: alimentación y salud.

Sin parangón con la película de Luis Buñuel, Los Olvidados, hay que recalcar:

Los verdaderos olvidados son los indígenas de México.

E-mail: jesusmichelmp@hotmail.com, Facebook Jesus Michel, X @misionpolitica y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por Radio Cañón en el 760 de amplitud modulada.

 

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