México con el Santo de Espaldas

NIDIA MARIN

México es de los países que traen el santo de espaldas en materia de desastres.

Son muchos los que nos afectan, pero… en el gobierno no entienden.

Por ejemplo, en los hidrológicos es proclive sobre todo a las inundaciones.

En los meteorológicos le afectan lo mismo huracanes, que tormentas y los fenómenos de El Niño y de La Niña.

A su vez, los geológicos que nos afectan son: los terremotos, las erupciones de volcanes, los derrumbes de tierra y las avalanchas.

Y también están los biológicos donde, tiro por viaje hay víctimas. Ejemplos son: las diversas epidemias y… el inolvidable Covid-19, que costó a México cerca de un millón de muertos.

De ahí que, a la fecha, el ciudadano común no entienda por qué en México el actual gobierno tácitamente desmanteló el sistema de protección contra desastres que existía, y redujo o eliminó los recursos económicos destinados para hacerles frente.

Ello, no obstante que entre 1998 y 2017, los huracanes que azotaron el Caribe y tocaron tierra en el Continente Americano, ocasionaron las mayores pérdidas económicas de todos los desastres climáticos, en términos absolutos y como parte del PIB.

Tres de las cinco tormentas más costosas experimentadas en los últimos 20 años ocurrieron en 2017, recuerda la Oficina de las Naciones Unidas Para la Reducción de Desastres (UNDRR).

Los inmensos daños que ocasionaron estas tres tormentas -el huracán Harvey ($95.000 millones), el huracán María ($70.000 millones) y el huracán Irma ($81.000 millones)-, dice, solo fueron superados por el huracán Katrina, ocurrido en 2005 y cuyos costos en Estados Unidos ascendieron a $156.000 millones.

Agrega:

En términos generales, las tormentas ocasionan más costos que cualquier otro tipo de desastre meteorológico en los países de ingresos altos y bajos, pues equivalen al 75 y al 61 por ciento, respectivamente, de las pérdidas que reportan estos países.

En las naciones de ingresos medios, las tormentas ocupan el segundo lugar, después de las inundaciones, en términos de sus pérdidas absolutas. Es nuestro caso.

Un trabajo realizado por la mencionada Oficina de las Naciones Unidas Para la Reducción de Desastres (UNDRR), denominado “Pérdidas Económicas, Pobreza y Desastres 1998-2017”, exhibe la magnitud que ocurre en los diversos países del mundo, entre los cuales está México.

Al respecto, la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) ha señalado las cifras del organismo internacional, al precisar “…de acuerdo a la las pérdidas económicas en el país provocadas por eventos naturales ascendieron a 46,500 millones de dólares”.

Además… “La institución (internacional) precisa que la mayoría de los daños fueron producto de la fuerza destructiva de huracanes y tormentas tropicales…”

Pero en el gobierno son necios, no obstante que constantemente las instituciones internacionales lancen las advertencias, porque…

“La magnitud de las pérdidas económicas, así como las altas cifras de personas que resultan afectadas y que a menudo tienen que desplazarse por los desastres, debe servir como un incentivo suficiente para apresurar la aplicación del Marco de Sendai y para velar por que estos esfuerzos incluyan plenamente las necesidades de aquellos grupos y comunidades que corren mayores riesgos”. Dicho marco es una propuesta.

Pero, mientras, pareciera que estamos salados o traemos al santo de espaldas… pero a la hora de ir a votar, porque es en los desastres donde se observa la calidad de los gobernantes. Sólo hay que mirar la actual desgracia y saber que los recursos destinados para ese tipo de casos, ya no existen.

Sólo hay que mirar las ausencias del Jefe de Estado, la gobernadora y la presidenta municipal de Acapulco, observar su trastabillar para darse cuenta de en qué manos estamos.

Como explica el organismo internacional:

“Las pérdidas económicas, que a menudo surgen al crear nuevos riesgos o al agravar los niveles de los que ya existen, pueden generar altos costos humanos. Estos costos humanos están presentes y son visibles a través de la alarmante cantidad de personas que todos los años deben desplazarse internamente debido a los desastres y que con frecuencia pierden sus hogares y sus medios de vida, tanto en eventos meteorológicos extremos como en terremotos”.

“También queda claro que las pérdidas económicas que experimentan los países de ingresos bajos y medios bajos generan angustiosas consecuencias para su futuro desarrollo y menoscaban nuestros esfuerzos para lograr los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, en especial la erradicación de la pobreza”.

Esas tenemos pues, en México, tras el iracundo paso de Otis Sobre Acapulco, la falta de recursos económicos y de verdaderas instituciones de protección civil para enfrentar el desastre y ayudar a las víctimas.

Es el México de 2023, gobernado, lamentablemente, por Morena.

Es Acapulco, en el estado de Guerrero, gobernados, lamentablemente por Morena.

Como dice el dicho: no culpes al tiempo, sino a ti que lo perdiste.

 

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