Ante Ello, la Irritación Está a Flor de Piel Entre Acapulqueños y Guerrerenses
El Ridículo Presidencial Entre el Fango, tal cual una Escena de “Los Polivoces”
Agallón Mafafas y Juan Garrison Parecía Estaban Presentes en la Autopista
La Ayuda que Arribó fue Para 3,000 Personas, Mientras 797 mil Sufrían
Por Jesús Michel Narváez
Y más, muchas más pifias del Gobierno Federal y compartidas por el estatal. Acapulco estaba destruido y nadie buscaba explicaciones para saber por qué se ignoró la alerta del Centro Nacional de Huracanes de Miami, que anunciaba el arribo del huracán en categoría 5, con vientos de 279 kilómetros por hora por lo que se esperaban daños catastróficos; advertencia lanzada ¡21 horas antes! de que Otis irrumpiera con toda su furia. Tampoco se tenía información confiable del número de fallecidos.
Se conocía la muerte de 27 personas de las cuales 17 se encontraban en un hospital del IMSS. El Acapulco que todos conocíamos
hasta antes de la madrugada del miércoles 25 de octubre, ya no existe. Las pérdidas calculadas por las compañías aseguradoras,
están estimadas en 15 mil millones de dólares y los expertos en construcciones la consideran por debajo de la realidad.
La alerta hecha desde Miami debió ser captada por el Servicio Meteorológico Nacional que se encuentra bajo el mando de la Comisión Nacional del Agua y la Coordinadora Nacional de Protección Civil y está obligada de tener en el radar los posibles eventos
naturales que podrían registrarse y afectar el territorio nacional. Las secretarías de Marina y Defensa Nacional cuentan con sofisticados
equipos de meteorología y de igual manera la Secretaría de Seguridad Ciudadana (federal).
El gobierno del estado de Guerrero fue omiso, así como los responsables de las dependencias federales, ante la alerta. La gobernadora estaba en la Ciudad de México en una “reunión” con el presidente de la República en Palacio
Nacional. Nadie en la entidad tomó medidas para alertar a los habitantes de Acapulco de lo que se avecinaba. Lo sabían o debían haberlo sabido por la alerta de Miami.
Pero, en las presidencias municipales se realizaban arreglos para el “segundo informe” de la alcaldesa Abelina López Rodríguez. Lo mismo
ocurría en Chilpancingo, en donde la edil Norma Otilia Hernández Martínez ignoró lo ocurrido y “celebro en grande” su evento que iluminó con fuegos artificiales.
No habían pasado 18 horas del arribo de Otis y la destrucción de la otrora llamada Perla del Pacífico ya era alarmante. Hernández priorizó “informarle” al pueblo las acciones de su segundo año de desgobierno.
La Ilógica Logística Todas las mañanas se presume desde Palacio Nacional la “reunión del gabinete de seguridad” que, oficialmente comienza a las 6 y termina a las 7. En ella se “informa” al presidente de la República el estado del país en materia de
violencia, eventos naturales – huracanes, lluvias copiosas, calor, frío, vientos etcétera- y, sin embargo, los titulares de Defensa,
Marina y Guardia Nacional, desconocían que Otis había llegado a Acapulco al inicio del día. El propio presidente admitió no haber tenido información.
Se enteraron durante la conferencia matinal. Y con la ilógica logística castrense, se inició el recorrido presidencial rumbo al puerto ¡por
carretera! La Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes tenía los reportes de que la autopista del Sol estaba cortada
por el paso de raudales de agua del Río Papagayo y que la carretera federal estaba cerrada desde Chilpancingo.
Con la información oficial conocida, los responsables de cuidar al Presidente de México, diseñaron la ruta a seguir para llegar a Acapulco.
Quedaron atrapados. En el atasco, el secretario de la Defensa sugería utilizar un helicóptero y el presidente lo hizo callar.
Momentos después abordó un auto militar 4×4 que apenas recorrió 30 metros antes de sumergirse en el fango. Los videos enviados por la
propia Presidencia de la República muestran a 3 solados subidos en el parachoques frontal, dos más atrás y parte de los integrantes de la “ayudantía”. El comandante supremo estaba a bordo. Más tarde se observa la fila india formada para caminar entre lodazales y matorrales.
Parecían escenas de Los Polivoces cuando interpretaban los personajes de Agallón Mafafas y Juan Garrison. Solamente que no se
trataba de hacer reír -a lo mejor sísino de llegar al final de la jornada y “observar personalmente” los daños además de reunirse la cúpula de las fuerzas castrenses para “informar las medidas que se tomarían de inmediato”.
Nadie sabe quiénes estuvieron y que se trató en la “cumbre”. Todo quedó en secreto. Hasta ahora. El desaparecido Estado Mayor
Presidencial jamás habría permitido que el Presidente de México se trasladara por carretera. Menos teniendo la información. Un helicóptero era lo recomendable.
Y lo uso el presidente López para retornar al atardecer.
La “AUSTERIDAD” le Pegó a la Ayuda
Destrozados los centros comerciales, las tiendas de conveniencia, el mercado municipal y los tianguis de la Guerrero, los acapulqueños
buscaban alimentos, agua, medicamentos o lo que quedaba…
El diseño de la ayuda sirvió para nada. La misma noche del miércoles pasado, se anunció: “se distribuyeron 3 mil 600 litros
de agua y 750 despensas”. La población afectada se estima en 800 mil personas.
Al día siguiente, aumentó la “dotación”. La Defensa Nacional dio a conocer que a partir de ese día se ofrecerían 2 mil comidas
calientes ¡diarias! Y ¡7 mil litros de agua! Sin energía eléctrica ni comunicaciones celulares y sin internet; sin soldados ni marinos y
tampoco elementos de la guardia nacional en las calles Acapulco quedó aislado.
Las policías estatal y municipal, brillaron por su ausencia. La oscuridad semejante a la de la boca de lobo, despertó la codicia y no hubo supermercado, tienda de conveniencia ni miscelánea sin saquear. La gente que encontraba un comercio, una tienda, un restaurante sin vigilancia se llevaba lo que había. En los almacenes las pantallas, los equipos de sonidos, refrigeradores, estufas, camas, enseres de cocina y lo que hubiera, desaparecieron.
La rapiña superó con creces la del huracán Paulina. Sin comida, sin agua, sin energía eléctrica, sin tiendas ni mercados en donde comprar alimentos, la desesperación hizo su aparición. La información no llegó a los oídos presidenciales. No hubo acopio de despensas, alimentos enlatados y lo necesario para subsistir, no al menos en Acapulco, tampoco en Chilpancingo o en algún poblado que no estuviera afectado.
¿CUÁNTOS MUERTOS?
Nadie Tiene el Dato Desde el inició de los reportes sobre daños, se advirtió la catástrofe. ¿Y de los fallecidos? Solamente se dieron a conocer que 17 murieron en un hospital y en las casas, se registraron 9.
Sin embargo, trabajos periodísticos sustentados con videos grabados en el momento, mostraron cuando menos una docena de cadáveres en plena calle.
No se ha dado a conocer un censo de los fallecidos y si alguien tiene el dato, lo guarda en el cajón de siete llaves.
La Frivolidad Política
Mientras Acapulco muestra las heridas de muerte que dejó la furia de Otis, la gobernadora desapareció por espacio de 48 horas. Evelyn Salgado Pineda apareció a través de sus redes sociales “haciendo un recorrido en Punta Diamante”. No se ha parado en las zonas populares.
Y en la capital del país, el presidente López optó por presumir que se mantiene en el segundo lugar de popularidad en el mundo y olvidó
el tema Acapulco.