SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS
Estimados lectores, seguramente ustedes como millones de mexicanos se dieron cuenta de que por lo menos seis meses atrás aparecieron en calles y avenidas, aparecieron en autopistas y carreteras secundarias, aparecieron en paradores del transporte público, aparecieron en los anuncios que acompañan las redes sociales como Facebook, aparecieron en las concertadas y pagadas entrevistas por radio y televisión, en fin, aparecieron por muchas partes de la república, una pléyade de hombres y mujeres cuyo denominador común es que quieren ocupar un puesto en la administración pública federal, a nivel estatal, inclusive municipal o de las alcaldías en la sufrida Ciudad de México. Para ello necesitan del voto popular y prometen hasta pendejadas.
Los vimos en el espectáculo de las corcholatas morenistas, los padecimos en el lamentable proceso de las taparroscas del Frente Amplio, han influido en las formas de promocionarse hasta en los suspirantes por la rectoría de la UNAM quienes fueron entrevistados por el diario Milenio, y reiteraron verdades de Pero Grullo y deseos que todos los unamitas, por más despistados que sean, concuerdan en el mismo diagnóstico. Pero lo peor son los promocionales del PRI Y PRD cuyas afirmaciones son dignas de un concurso de mentiras o de un concurso de hipocresía, de un desprecio por el pueblo mexicano al que mal gobernaron y como si éste no se acordara de sus rapacerías pasadas y presentes. Tales ejemplos contaminan hasta el espectro académico como el caso de la rectora de la Universidad Autónoma de Puebla que aparecía una y otra vez, como anuncio de venta de autos, en los márgenes de plataformas como Yahoo. ¿Cuánto se gastó la funcionaria universitaria con dicha publicidad, en lugar de dedicar tales millones de pesos a becas o comedores universitarios?
Y para colmo, las llamadas de atención, multas, declaraciones fallidas y demás lindezas del INE contra la ya mencionada pléyade de suspirantes de algo, porque hasta el día de hoy no son candidatos para algún cargo de elección. El galimatías que es toda la legislación electoral resulta de todas las posibles para-infracciones cometidas ayer, hoy y seguramente ahora sí, infracciones, en los meses por venir. Si no estamos en campaña electoral es posible que nos ubiquemos en tiempos de proto-campaña electoral que es la etapa posterior a las precampañas ¿¿de qué?? Ellos no lo dicen, ni el INE, tampoco los suspirantes, pero la comentocracia y el pueblo saben perfectamente que ya son campañas para ocupar la presidencia de la república, para los puestos de gobernadores estatales, para ser incluido en las posibles listas de candidatos para las dos Cámaras del Poder Legislativo y en el plano local, los suspirantes para algún puesto a nivel municipal.
Si usted estimado lector se mueve por las calles de la Ciudad de México, hoy cuando se escriben estas líneas, los más promocionados son el priista de Cuajimalpa, Ruvalcava, los panistas Taboada, de Benito Juárez; Lía Limón, de Álvaro Obregón y Giovanni Gutiérrez, por Coyoacán. El priista fue el primero en promocionarse en espectaculares por la Ciudad de México, en municipios mexiquenses, avenidas poblanas, poblaciones morelenses y posiblemente más lugares no propiamente ubicados en la capirucha del país. Hoy las calles en las respectivas alcaldías de los siguientes tres panistas están plagadas de banderines con la foto de tales personajes. Sin embargo, yo le preguntaría a Taboada ¿Por qué no ha reencarpetado la calle Concepción Béistegui que parece una auténtica superficie lunar desde Insurgentes hasta Eje Central? Se gastan carretadas de dinero en su promoción personal, pero son malos gobernantes porque no atienden las necesidades de los habitantes de su respectiva alcaldía. Los apoyadores de Brugada pegan y pegan pasquines y ¡¡por Dios!! los asesores de Harfuch se les ocurrió la infantilidad de la Batiseñal.
Ya lo he dicho en otros artículos, es una calamidad para México que en los tres niveles de gobierno y en los tres Poderes de la Unión, los actuales gobernantes derrochen cantidades inmisericordes de dinero en su autopromoción y se mueran en el parto, madres y productos, debido a los altos niveles de desnutrición. Ello salió hace unos días en la datología que produce el INEGI, pero semanas antes me lo había señalado un conocido que trabaja en el Hospital General en la Ciudad de México. Ello es un crimen que no lo ha resuelto el gobierno federal y que en otros temas y a menor escala también resulta criminal, cuando las autoridades señaladas en este artículo parecen estrellas del espectáculo y como ya lo dije, mal gobiernan. La omisión en este último aspecto rompe el contrato entre el soberano y sus autoridades.
