La cobardía senatorial

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Hace un par de días, en este mismo espacio, se publicó que el orden constitucional está en riesgo no porque la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los magistrados de los Colegiados o los jueces de amparo reciban las acciones de inconstitucionalidad o controversias constitucionales, sino por el intento manipulador del presidente de la República por doblegar la independencia del Poder Judicial y tenerlo a sus pies para que le apruebe todas las ilegalidades que realiza a través del grupo de abyectos –no hay otra forma de definirlo- diputados que coordina Ignacio Mier Velasco.

En las últimas 24 horas se abrió la ventana del diálogo cuando la ministra Norma Leticia Piña Hernández hizo pública la aceptación de acudir al Senado de la República, atendiendo la invitación que le formularan Alejandro Rojas Díaz-Durán –suplente de Ricardo Monreal y en funciones actualmente- y poco después se sumaron Julen Rementería y Manuel Añorve, coordinadores de los grupos parlamentarios del Pan y el PRI. Simplemente llegó el ventarrón chiapaneco y cerró tapió lo que parecía transparente.

En una declaración poco caballerosa y sumamente higadosa, el coordinador de Morena en el Senado de la República, Oscar Eduardo Ramírez negó que la Cámara haya girado alguna invitación formal para que la ministra Piña Hernández dialogara con los congresistas, porque Morena no quiere.

Textualmente dijo: “Necesitamos compartir la visión con el grupo. El grupo mayoritario de Morena no está de acuerdo con hacer una invitación a la presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña; sin embargo, como institución las puertas están abiertas, no está formalizado.  Esperaré al día de mañana (hoy) platicar con mi grupo y a partir de ese sentir tendremos una postura”.

Anteponer el “mí” parece la imposición de que los senadores “le pertenecen” y tienen que hacer lo que les diga, aunque disfrace de “consultarlos” para saber qué posición asumir.

La “desinvitación” se produce después de que en el show de los monólogos matinales, el comediante mayor denigrara la marcha del domingo realizada por trabajadores, ministros,  magistrados y jueces del Poder Judicial de la Federación y acusara que “no fueron tantos”. No contó los de 22 ciudades en donde también protestaron y no entendió que se trató de una manifestación real, a la que se sumó enorme cantidad de integrantes de la sociedad civil de manera espontánea. No hubo acarreados como acostumbra ordenar YSQ lleguen al Zócalo para que “se llene”.

La postura de Ramírez no es decisión personal. Es una orden del jefe de la banda presidencial que pretende, como se dice líneas arriba, someter al Poder Judicial y negar toda posibilidad de diálogo en el que las partes en conflicto encuentren salidas para mantener la paz social y el respeto a la independencia de los TRES PODERES DE LA UNIÓN.

Lo que ocurre en estos días: la extinción de 13 de los 14 fideicomisos del Poder Judicial de la Federación y que se encuentran en la Suprema Corte,  el Consejo de la Judicatura y el Tribunal Electoral, los retos de Ignacio Mier, las descalificaciones presidenciales y la cerrada de puertas del Senado, no preludian posibles soluciones. Simplemente se ratifica que el huésped temporal de Palacio Nacional busca salirse con la suya no importando poner en riesgo el orden constitucional.

Como nunca, los ataques dirigidos desde el Poder Ejecutivo en contra de otro poder, en este caso el judicial, amenazan la cohesión jurídica en busca de pavimentar el empedrado camino que conduce a la tiranía.

El presidente no entiende que no entiende y que le urge leer el artículo 40 de la Constitución que, con la reforma de 2016, establece: Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica, federal, compuesta de Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior; pero unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental.

No es una “república bananera”. Vaya, no es Tabasco. Es un país llamado México y las reglas democráticas precisan la separación de poderes.

Como dijo Jesucristo: dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

Entonces, dad a los poderes lo que es de los poderes y no busque apropiarse de lo que no es suyo.

La venganza y la nostalgia cegaron por completo al que utiliza a los pobres como primera línea para defender su infame transformación de cuarta. 

E-mail: jesusmichelmp@hotmail.com, Facebook Jesus Michel, X @misionpolitica y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por Radio Cañón en el 760 de amplitud modulada.

 

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