Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Octavio Oropeza lo negó categóricamente ante los diputados. Se presume que ante la representación popular se debe hablar y responder con la verdad. El perjurio aquí no se sanciona. En Estados Unidos van a la cárcel.
Hace unos días, en una comparecencia en San Lázaro, el titular de Pemex –no quiso ser gobernador de Tabasco para no herir susceptibilidades no despertar el rencor del pasado- rechazó que la empresa (im)productiva del Estado haya enviado un buque tanque cargado de crudo –no de la juega de la noche anterior- a La Habana. Sin sudar, mintió abiertamente. Ya tiene cancha en ese menester.
Sin embargo, el ego, el diablo que ronda en el Salón Tesorería de Palacio nacional, hizo de las suyas y logró irritar al actor principal de los monólogos matinales.
Al responder una pregunta sobre el petróleo enviado a Cuba –y que nunca existió el despacho, según Oropeza-, el huésped temporal del virreinal inmueble, espetó:
“Para que no les quede ya ninguna duda, México continuará apoyando a Cuba en todo lo que necesite, incluido el petróleo, y para esto no tiene que pedir permiso a ningún gobierno extranjero.
“En todo lo que nosotros podamos ayudar al pueblo de Cuba lo vamos a hacer, para que no les quede ya ninguna duda, incluido petróleo, porque es un pueblo que está padeciendo un bloqueo inhumano, injusto, y nosotros no podemos darle la espalda. Si nos dicen: ‘véndanos petróleo porque no tenemos cómo adquirirlo’, claro que sí”.
Si la dictadura cubana no tiene para adquirir el petróleo ¿cómo se realiza la venta?
No tener para pagar implica dos hipótesis: 1.- me lo regalas y, 2.- te pago con un bloque de hielo.
Un presidente está obligado a informar el estado que guarda la nación y la administración cada primero de septiembre. Ya sabemos que el documento que se envía al Congreso de la Unión es un mamotreto de cientos si no es que miles de hojas, por todos los anexos en los que se “compacta” la información que debe ser conocida por el “pueblo bueno” y jamás se da a conocer qué se regaló a otros gobiernos o que se recibió de ellos.
Hasta ahora, se ignora cuándo Cuba ha pagado algo que México le ha enviado. Incluso un crédito de 150 millones de dólares lo condonó Enrique Peña Nieto. Sorprende que el huésped de Palacio Nacional no “condone impuestos a los empresarios mexicanos” y, en cambio, “perdone” todo el cobro que debe hacer por exportar productos mexicanos, sobre todo petróleo, porque no es de su propiedad. ¿Desde cuándo le fueron escriturados los yacimientos petrolíferos que se encuentran en el subsuelo del país?
Que regale el dinero de los impuestos a los pobres, es válido. Claro, lo incorrecto es que se presupueste una cifra y se entregue una mucha menor y no se ofrece explicación de dónde está el diferencial. (Los mecánicos dirían que en el eje trasero del vehículo).
Debe rendir cuentas, por ejemplo, del porque premia a Rocío Nahle con la candidatura al gobierno de Veracruz cuando ni respetó la “austeridad republicana” y la refinería Olmeca pasó de un proyecto de costo de 8 mil millones de dólares a 21 mil y contando.
Lo mismo está obligado a explicar las razones por las cuales el costo del tren Maya se triplicó y arañó el medio billón de pesos.
Ponerse al brinco y asumir que es el propietario del país y de todo lo que hay bajo o sobre su tierra, sus mares, sus montes, sus bosques y sus presas y carreteras, demuestra estar tocado por la divinidad dictatorial.
No, señor presidente: usted no es dueño del país, acaso de su casa si es que ya la pagó.
Nadie le autorizó a Pemex regalar el petróleo o dejar el cobro para cuando Marx o Lenin resuciten.
Si Cuba está en la pobreza, es gracias a la dictadura castrista. Y eso del “inhumano bloqueo” es cuento y no precisamente chino. Cuba ha negociado desde siempre con Rusia, China, Corea del Norte, la Unión Europea con los países dictatoriales de África. ¿Cuál bloqueo?
Es el argumento para seguir mamando de la ubre de los ignorantes o cómplices de otros países.
Por algo miles de cubanos quieren salir de la isla y no los dejan. Por algo no hay elecciones democráticas. Por algo se encarcela a los adversarios.
Y si el señor López quiere regalar algo, que regale su salario, sus dividendos por la “autoría” de sus libros o los beneficios de la chocolatera Rocío. El petróleo no se regala. Se vende y a precio internacional y punto.
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