Salpicón Valley

RAÚL MONDRAGÓN von BERTRAB


“There is no greater country on Earth for entrepreneurship than America. In every category, from the high-tech world of Silicon Valley, where I live, to University R&D labs, to countless Main Street small business owners, Americans are taking risks, embracing new ideas and – most importantly – creating jobs.”

 

[No hay país más grande en la tierra para la empresa que Estados Unidos. En cada categoría, desde el mundo de alta tecnología de Silicon Valley, donde vivo, hasta los laboratorios de investigación y desarrollo, y los incontables dueños de pequeños negocios en la avenida principal, los estadounidenses están tomando riesgos, haciendo suyas nuevas ideas y – lo más importante – creando empleos.]

Eric Ries, empresario estadounidense 


“Silicon Valley does not breed great technology. Instead, the smartest people from around the world tend to move to Silicon Valley.”

[Silicon Valley no cría gran tecnología. En cambio, la gente más inteligente alrededor del mundo tiende a mudarse a Silicon Valley.]

Patrick Collison, empresario irlandés 

A pesar de que solo tres mexicanos han sido distinguidos con el Premio Nobel y solo uno en el ámbito científico, el actual escenario mundial se antoja muy propicio para que México se convierta en el nuevo Silicon Valley, el spin-off de ese gran semillero californiano de las grandes y disruptivas ideas que han cambiado al mundo durante los últimos cincuenta años, que es sinónimo de innovación, espíritu empresarial y estilo de vida, y que  alberga a 39 de las empresas Fortune 1000 y a la mitad de los billonarios tecnológicos del mundo.


Uniéndose a Alfonso García Robles (Premio Nobel de la Paz 1982) y a Octavio Paz (Premio Nobel de Literatura 1990), José Mario Molina Henríquez obtuvo en 1995 el Premio Nobel de Química, junto con el estadounidense Frank Sherwood Rowland y el holandés Paul Crutzen, por haber advertido al mundo sobre el peligro del adelgazamiento de la delgada capa de ozono que rodea la Tierra.

 

Desde entonces, se han dado sucesos aislados pero que van perfilando escenarios posibles: Guadalajara se ha convertido en lo más parecido a un Silicon Valley mexicano; la industria aeroespacial, que ya significa más de 10,000 millones de dólares en exportaciones para el país, hizo nidos en Monterrey, con su Aerocluster, y en Querétaro, con su Aerotech Industrial Park y su relevancia como cluster también de manufactura aeronáutica; Katya Echazarreta se convirtió en la primera astronauta mexicana en llegar al espacio y también en la estadounidense más joven en hacerlo.

En los últimos años, Silicon Valley se tornó un mercado sobresaturado y demasiado competitivo, lo cual llevó a algunos empresarios a buscar otras tierras fértiles con vocación tecnológica. Desafiando las preconcepciones y los estereotipos, Guadalajara se consolidó como un centro de investigación, innovación y desarrollo, pero la Perla de Occidente iba montada en una ola que inició incluso antes que el tsunami de silicio, pues desde la década de los sesentas, en el siglo pasado, empresas como Kodak, Motorola, y Hewlett-Packard habían establecido operaciones de manufactura en la ciudad, lo cual atrajo talento y promovió la cooperación con la academia.

A inicios del presente siglo, Guadalajara vio muchos empleos migrar a Asia, pero continuó su expansión tecnológica y se especializó en ingeniería y diseño, manteniendo programas tecnológicos sólidos en las universidades aledañas, principalmente el Tec de Monterrey, el ITESO, la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) y la Universidad de Guadalajara (UdeG), y atrayendo inversión de primera línea como Facebook, Google, Apple, Netflix y LinkedIn, cimentando el liderazgo mexicano en la expansión tecnológica latinoamericana.

La semana pasada, el Congreso de Jalisco aprobó la iniciativa denominada “Jalisco Tech Hub Act”, con reformas a los ordenamientos en materia de innovación, ciencia y tecnología, buscando abiertamente el liderazgo en el sector productivo tecnológico.

En México se gradúan más de 130,000 ingenieros en software año con año, y su creciente industria de capital de riesgo empata con una floreciente cultura de start-ups y un ecosistema tecnológico con salarios altamente competitivos para ingenieros especializados.  

A este ecosistema debe añadirse la llegada masiva de los llamados nómadas digitales al país, a partir de la reciente pandemia, que han encontrado un ambiente propicio para establecerse y cuyo ADN tiene codificado el emprendimiento en tecnología.

 

Otros factores post pandemia como el nearshoring, esto es, las estrategias de externalización por la que una empresa transfiere parte de su producción a terceros que, a pesar de ubicarse en otros países, están localizados en destinos cercanos y con una zona horaria semejante, que se vuelve central ante la situación del conflicto sinoestadounidense agravado por el señalado como “virus chino”, han hecho que México gane terreno poco a poco y que nos encontremos hoy día con un escenario favorable para que más empresas norteamericanas adopten el nearshoring y se enfoquen en nuestro país, favorecidas por el T-MEC y sus ventajas arancelarias, la proximidad, los bajos costos laborales, cadenas de suministro rápidas y seguras.

 

Un indicador ilustrativo de lo antes expuesto, de acuerdo con información del propio Gobierno de México, en 2022, se captaron más de 35 mil millones de dólares en Inversión Extranjera Directa (IED), 12% arriba que en 20213. De dicha IED y de acuerdo con la Secretaría de Economía, más del 40% fue destinada a nuevos proyectos, como el establecimiento de nuevas plantas de producción4.

 

En el mismo sentido, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que la tendencia del nearshoring podría aumentar el volumen de IED que nuestro país recibirá durante este año.

Finalmente, estas tensiones geopolíticas que representan un riesgo para otros países podrían generar beneficios en México. En este contexto, según un estudio de la firma PwC, la reubicación de las subsidiarias de China a nuestro país permitiría reducir los costos operativos de las organizaciones en un 23%6. La lamentable escalada del conflicto en el Medio Oriente de los últimos días y los enormes intereses israelíes en Norteamérica, podrían atraer inversión de ese gigante tecnológico al hospitalario vecino sureño de su aliado estratégico.

México tiene ante sí la oportunidad más significativa de los últimos tiempos, una más que a ver si aprovechamos: volverse el nuevo semillero de las grandes ideas empresariales en materia tecnológica. 

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