*La Consigna es: los Enemigos de mí
Enemigo, son mis Amigos, en Marcha
*Para Dirigentes del Frente, Primero
los Intereses de Grupo y Personales
*Antagónicos en el Pasado, hoy Suman
Esfuerzo, no Ideas, Para las Elecciones
*Los Retos de los 3 Partidos son Difíciles;
Escuchar a la Sociedad, Medida Urgente
*Las ONG no Quieren el Poder Solamente
Marcar el Rumbo del País Para el Cambio
EZEQUIEL GAYTÁN
Xóchitl Gálvez subió como la espuma debido a varios motivos, entre los que destaco tres: a) el espaldarazo irreflexivo del presidente López Obrador, pues pensó que al denostarla y hacerle burla ella se arrinconaría; b) la agilidad mental de la ingeniera al responderle con gracia y oportunamente al primer mandatario y el eco que logró en las redes sociales y, c) la necesidad social de tener a una persona que pudiese levantar las banderas de inconformidad ante los atropellos y torpezas de la actual gestión.
La idea de un Frente Amplio por México (FAM) se logró condensar en buena medida por lo arriba expuesto y por lo mismo la señora Gálvez será su candidata a la Presidencia de la República. Ella logró la cohesión (débil, pero cohesión) de cinco pilares en su marcha hacia la titularidad del Poder Ejecutivo Federal. Los primeros tres son los partidos políticos que la apoyan (PAN, PRI y PRD), el cuarto son las organizaciones sociales (ONG) que también la respaldan. Finalmente, el último pilar es la de la gente que simpatiza con ella; se trata de una amalgama de fluidos desorganizados dispuestos a votar por ella con tal de restar poder y acotar la ofensiva morenista en contra de la vida institucional.
La alianza coyuntural de los tres partidos políticos obedece a la vieja conseja política de que los enemigos de mi enemigo son mis amigos. De ahí que es una unión de conveniencia coyuntural en la que predomina la desconfianza y las suspicacias florecen, por lo que los militantes de esos partidos las ocultan por el momento, a fin de utilizarlas cuando así les convenga. Son tres partidos políticos que tienen profundas diferencias conceptuales, programáticas e ideológicas. De ahí que todos sabemos que la fragilidad de la alianza es real y hay que sostenerla con voluntad política, pues no podrá durar más allá del primer domingo de junio del próximo año. Consecuentemente la señora Xóchitl Gálvez debe atender a sus dirigentes con el pétalo de una rosa, pues le queda claro que son tres fuerzas políticas asimétricas y que el poder de cada una de ellas es relativo, ya que varía de entidad a entidad de la República.
LOS RETOS DE
LOS 3 PARTIDOS
El diagnóstico arriba planteado es un reto, ya que los tres partidos tienen que decidir en su interior y posteriormente negociar entre ellos a fin de proponer 500 candidaturas a diputaciones, 128 senadurías, nueve gubernaturas y casi 20 mil cargos de diputaciones locales, ayuntamientos y juntas municipales. Lo cual plantea, por lo menos, los siguientes cinco retos. El primero se refiere a elegir a las y los candidatos a las nueve gobernaturas. Se trata de algo más que dividirse entre los tres partidos cada estado de la República. Para el caso se requiere de estudios pormenorizados acerca de las preferencias electorales y de ubicar los nombres y perfiles de potenciales ganadores. En segundo lugar, viene el reparto de senadurías, diputaciones y así sucesivamente, para lo cual se solicitan personas prestigiadas y vinculadas con los votantes. El tercer reto es articular el trabajo de los militantes de partido con las organizaciones civiles, lo cual es de suyo difícil debido a que los partidos políticos aun no entienden que las campañas políticas ya no son las de antes y que los políticos de antaño ya son mal vistos. El cuarto reto es configurar un programa de gobierno serio, posible, alcanzable y deseable para las mayorías. El quinto es el de conciliar en lo posible la contienda intra-partidos, sobre todo porque la ingeniera muy difícilmente podrá injerir en la vida interior de los partidos políticos PRI y PRD. Más aún, tal vez tenga cierta presencia en el PAN, pero no mucha. Por si fuera poco, las personalidades de los dirigentes de dichas agrupaciones (Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano) son políticos desconfiados, faltan frecuentemente a su palabra y tienen intereses personales y de grupo. Son al menos cinco retos que no son fáciles de franquear y que en muchos sentidos extralimitan la buena voluntad de la precandidata.
Además, ya se presentó el fenómeno sociológico en el Estado de México de que muchos panistas, sobre todo en el corredor Naucalpan – Tepotzotlán, prefirieron abstenerse antes que votar por la priista Alejandra del Moral. Lo cual es sintomático y requiere mucha atención. Sobre todo, porque fuimos muchos los testigos que concluimos en el debate Xóchitl Gálvez – Beatriz Paredes que la hidalguense no sabe debatir o, por lo menos, no a la altura de la señora Paredes. Posteriormente fuimos testigos del desaseo político del FAM mediante el cual quedó fuera la tlaxcalteca. Ahora tal vez sean los priistas quienes no acudan a las urnas a votar por la señora Gálvez.
Respecto al cuarto pilar, las organizaciones de la sociedad civil, cabe destacar que son alrededor de 250 agrupaciones y, como en todo, hay oportunistas y vividores, afortunadamente también hay personas reconocidas por sus cualidades políticas, éticas y conocedoras de los grandes problemas nacionales. Son en gran medida artífices del Frente y su lucha se destaca debido a su oposición a las tendencias autoritarias y maniqueístas del gobierno. Dichas ONG han denunciado sin tapujos muchas de las corruptelas de la actual administración y, contra lo que dice el presidente y sus lacayos, no añoran, ni suspiran por sus supuestas canonjías del pasado. No conozco a todas las organizaciones civiles que están cimentando el Frente Amplio, es cierto, pero conozco y reconozco a algunas de las personalidades de algunas de las asociaciones. De hecho, se caracterizan por su sincero deseo de pluralidad, transparencia, rendición de cuentas, de unidad nacional y vocación democrática.
Por lo anterior la señora Gálvez tiene la responsabilidad con ese cuarto pilar de manifestar su visión de Estado moderno, léase, su compromiso por fomentar la politización y la ciudadanización, su compromiso con la democracia, su entendimiento de que los partidos políticos están rebasados por la sociedad y, a la vez, que esas organizaciones no representan a la sociedad, sino a algunos sectores de la misma. Tal vez esa relación sea más delicada y su construcción le exigirá concebir y articular un ensamble sociopolítico igual o más delicado que el de los partidos políticos, pues estos quieren posiciones en cargos de elección popular, mientras que las ONG desean orientar el rumbo y avocarse a dar resultados de gestión pública.
Por si fuera poco, ella ya sabe que tiene que ir pensando en un gabinete incluyente, capaz, competente, plural y poli partidista. Además de que tendrá que hilar fino cuando tenga que instrumentar políticas de saneamiento en el Frente y simultáneamente implementar eso que conocemos como “operación cicatriz”, pues muchos serán los excluidos.
Finalmente, el quinto y último pilar es amorfo, en más de un sentido es inasible. También es iracundo y fácilmente se deja guiar por rumores y chismes. Se trata de millones de ciudadanos que ya están hartos de la pésima gestión del presidente López Obrador. Ya tienen decidido que votarán por el Frente y que también expresarán su descontento al sufragar por cualquiera menos alguien de Morena; sobre todo, en la conformación del poder legislativo, pues les queda claro que en términos de la realpolitik se avecina una elección de Estado y la mejor defensa estará en el Congreso de la Unión. Dicha masa es impredecible y es capaz de abstenerse y de no acudir a votar si acaso algo no les gustó de la señora Gálvez. En otras palabras, las masas llegan a rayar en la indiferencia y en la apatía; lo cual es un fenómeno que la candidata del Frente tiene que atender, pues su participación es vital y se puede convertir en el fiel de la balanza.
Son cinco pilares sólidos, pero no tanto como muchos quisiéramos. Todos le demandarán e incluso le exigirán a la candidata Gálvez que haga lo que ellos quieren y los egoísmos y vanidades de los integrantes de ese heterogéneo Frente podrán minar mucho del trabajo construido en buena parte por ella. Xóchitl es una precandidata a la presidencia de la Republica que además tiene mucho que aprender, sobre todo en teoría del Estado, gobierno y Administración pública. Se le nota falta de formación básica en economía política y aún esparce en sus conversaciones, creyéndose graciosa, al salpicar con palabras soeces y vulgares sus argumentaciones. Algo que no espero en la voz pública de una mujer investida con la banda tricolor. Y que quede claro, no es machismo, se trata de que una jefa de Estado debe tener garbo en su forma de hablar.
XÓCHITL Y LA
SOLEDAD
La soledad de la ingeniera Gálvez es manifiesta y se le puede ver en un laberinto tan complejo como el del Minotauro, pero al ateniense Teseo lo apoyaba la joven cretense Ariadna. Hoy los apoyos a la precandidata brillan por su ausencia y alguien podría decirme que se trata de una estrategia debido a que los recursos del FAM son finitos, mientras que los del oficialismo (López – Sheinbaum) son prácticamente infinitos debido a que se perfila una elección de Estado. Lo cual al parecer es indiscutible. Pero las redes sociales son gratuitas y los medios de información están ávidos de informar acerca de la oposición y sus propuestas.
Las encuestas que leo y que favorecen al partido oficial son a todas luces formas indicativas de cargar los dados y manipular la intención del voto. Ya son muchas las casas encuestadoras que por falta de metodología han perdido credibilidad. Además, el presidente López Obrador en una franca y abierta violación a la ley todas las mañanas nos bombardea con propaganda gubernamental y en favor de la ungida de su partido. De ahí que Xóchitl Gálvez Ruiz tiene que salir de su laberinto con un buen equipo de trabajo y apoyarse en las bases sociales si desea dar una batalla en contra de Morena y sus aliados.
