Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Con la exhibición de las águilas abriendo a todo lo que da sus alas, el 12 de diciembre de 2015, Enrique Peña Nieto firmó, a nombre del gobierno de México, el acuerdo de París, adoptado por 196 Partes en la COP21
Un acuerdo establece, entre otras importantes medidas: Sumideros y depósitos (artículo 5) – El Acuerdo de París también alienta a las Partes a conservar y mejorar, según proceda, los sumideros y depósitos de GEI a que se hace referencia en el apartado d) del párrafo 1 del artículo 4 de la Convención, incluidos los bosques.
El histórico documento, firmado inicialmente por 55 países, los que mayores índices de emisiones de gas invernadero y signado hasta 2017 por 125 Partes –países-, ha logrado frenar deforestación y permitido que las selvas se conserven. Bueno, hasta antes de que alguien tuviera la peregrina idea de engañar a la población mexicana con la construcción del Tren Maya, cuyo costo económico cerrará en casi medio billón de pesos con los 124 mil que se invertirán en 2024 sin que se aclare en qué se gastará toda vez que se inaugura en diciembre y ello implica que la obra está terminada.
Según la información oficial la selva húmeda de los estados de Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Chiapas y Tabasco, no sería afectada porque “ya existe la vía y el derecho de paso” y, sin embargo, los datos reales, no los de la magia gubernamental, revelan que 10 millones de árboles “fueron asesinados”.
Un cable informativo de la agencia española EFE, cuyo contenido es una entrevista con Roberto Rojo, integrante del colectivo Sálvame del Tren, pone de relieve que la obra provocó el ecocidio mayor que se haya registrado en la región. Porque además de árboles, plantas y floresta, en la zona de Playa del Carmen se localizan “más de mil 800 kilómetros de cuevas y dos de los ríos subterráneos más grandes del mundo”.
Toda la información proporcionada por espeleólogos y biólogos, sustentada de primera mano y mediante estudios de campo, fue expuesta ante el gobierno federal y el compromiso fue: se respetará la selva, la flora y la fauna.
Nada se cumplió. El chu-cu-chu-cu presidencial, devastó la selva, modificó el hábitat de la fauna y,despareció, especies de la flora que no se reproducen en otras zonas.
El desprecio por la fauna, por ejemplo, es de impresionar al menos afecto a los animales. El huésped temporal el lunes 5 de junio de este año, que a lo largo de los mil 534 kilómetros del tren maya se construyeron “545 pasos de fauna”. Lo que significa que se apropió del paso terrenal que por siglos habían utilizado las animales, hasta antes que llegaran otros en manada.
Y aunque el secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Román Meyer Falcón trata de evadir la responsabilidad de la devastación, bastaría recordar los 20 mil árboles arrancados de raíz o talados para removerlos, en la zona conflictiva del Tramo 5.
Según el funcionario, se estaban plantando “millones de árboles” y los habitantes por donde corren las vías férreas no se han enterado y no han visto retoñar uno solo.
¿Dónde quedó el programa sembrando vida?
En el ¡cesto de la basura! por órdenes presidenciales, quien cambió la vocación de las tierras maderables para sembrar frutales y finalmente, a fin de combatir la escases, maíz.
Se ignora la razón por la cual la secretaria de Medio Ambiente, María Luis Albores, ha extendido los certificados de impacto ambiental sin tener peticiones sustentadas y con ello impedir que los amparos y suspensiones otorgados por un juez de distrito en Yucatán, quedaran sin efecto y la destrucción avanzara.
Ahí está la información. Y ahí está el incumplimiento del Acuerdo de París. Y ahí se muestra la destrucción de raíz, lo que hará imposible recuperar la selva, los bosques, las flores y la fauna. El ecocidio se ha consumado y es la herencia que dejará el que pronto irá a vivir a Palenque… a su finca.
El que ordenó todo, debe estar retecontento, porque demostró que los pseudoambientalistas le hicieron lo que el viento a Juárez.
De algo hay que estar seguro: la historia no lo absolverá.
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