“Maleantes”, Patrick Radden Keefe. Reservoir Books, Madrid, 2022. 448 páginas
DAVID MARKLIMO
Patrick Radden Keefe es un afamado periodista que, últimamente, se ha convertido en un autor de culto. Ha publicado dos libros: No digas nada y El imperio del dolor. En el primero, se interesó por la intra historia del conflicto irlandés y después por la responsabilidad de la industria farmacéutica en la crisis de opioides. Los pasajes de sus libros nos invitan a reflexionar sobre temas como la esencia del mal, el poder, el crimen y la corrupción. Quizá también, en algunos pasajes, nos habla de la valentía, la hipocresía, la lealtad. Son reportajes intrigantes y extremadamente sustentados.
Ahora, Keefe ha publicado Maleantes, una serie de reportes donde presenta una compleja panorámica de personajes que desafían la ley y se embarcan en una vida llena de peligros y transgresiones. Entre los perfiles están Monzer al-Kassar, conocido como El príncipe de Marbella, un traficante de armas perseguido incansablemente por un agente de la DEA. Está la controvertida “abogada del diablo”, Judy Clarke, que lucha contra la pena de muerte representando a los peores criminales. Figura central en este libro es el Chapo Guzmán y su vida tras huir de una prisión de alta seguridad. Entramos en la mente de un técnico informático, Falciani, quien robó sesenta mil ficheros relacionados con decenas de miles de clientes del banco HSBC. Y damos una vuelta a las familias de las mafias en el caso del mafioso holandés William Holleeder. Todos estos perfiles surgieron a partir de la revisión de sus reportajes publicados en la revista The New Yorker. Pero a diferencia de estos reportajes, el autor profundiza en la oscuridad de la naturaleza humana, explorando las historias de aquellos que intentan doblegar el buen juicio del mundo, sin importar las consecuencias legales. El libro revela las vidas de estos personajes singulares ofreciéndonos una visión perturbadora de sus acciones y motivaciones.
En términos generales, el libro nos invita a reflexionar sobre las causas y consecuencias de las acciones de estos “maleantes”. No busca justificar sus actos, pero si es verdad que el autor humaniza a estos personajes, revelando los motivos detrás de sus decisiones y los mecanismos del autoengaño en los que muchos de ellos se sumergen. En muchos sentidos, el libro es una investigación sobre el mal.
¿Por qué decidimos actuar de esa forma? ¿Qué nos provoca una acción mala, placer, culpa? ¿Puede el instinto de supervivencia llevarnos al mal? ¿Estamos dispuestos, en aras de un bien mayor, a ser partícipes de la maldad? Estas preguntas llevan implícito el fenómeno Robin Hood (ver al ladrón como un héroe), pero también nos hablan de la banalidad del mal. Y esta discusión es sumamente interesante, primero que nada, porque la gente malvada no se ve a sí misma como malvada y es necesario entender estos mecanismos. Pero, sobre todo, es necesario investigar de qué forma la gente se vuelve malvada para que podamos evitar que alguien vuelva sobre estas acciones. Resulta también incomodo darse cuenta de algo obvio: seguramente pensamos que no tenemos nada en común con estas personas, pero, Keefe nos muestra qué es lo que compartimos con estos criminales. ¿Podemos convertirnos, entonces, en maleantes?
Keefe nos muestra, así, la complejidad humana a través de ellos, explorando los límites entre lo legal y lo ilegal, y desafiando nuestros propios juicios morales. Es sumamente interesante sus reflexiones sobre el papel de la prensa en el contexto actual y la importancia del periodismo de investigación. Pero el periodismo, según él y su experiencia, tiene sus límites: el público no siempre está dispuesto a pagar por este tipo de contenido. Con eso en mente, la pregunta es obvia, ¿sirve el periodismo? Keefe nos dirá que sí, hay la necesidad de seguir contando historias impactantes y reveladoras que arrojen luz sobre los rincones más oscuros de la sociedad en la que vivimos. Sólo así podremos convivir con la conciencia tranquila que da el saber un poquito más de nosotros mismos.
