Yo Campesino
•Ganso dispuesto a instigar una crisis social y política para conservar el poder
Miguel A. Rocha Valencia
Ya sea para evitar ser juzgado o simplemente porque realmente se siente el mesías, el caudillo de Macuspana construye la narrativa de fraude electoral para no entregar el poder si es que no le alcanza con el presupuesto para comprar la voluntad de la mayoría de los mexicanos.
Por lo pronto, son más de 45 mil millones de pesos los destinados a formar la idea de que la corcholata oficial es invencible, que es amada por la mayoría y en encuestas la posicionan con hasta 30 puntos de ventaja sobre la representante de la oposición. Otros la colocan arriba por 10 unidades.
Al mismo tiempo se abrió la compuerta a la publicidad en medios incluyendo algunos críticos y otros “planos” para generar la idea de que la 4T resultó la panacea a los problemas de México, aunque hoy estemos en peores condiciones que antes cuando los gobiernos supuraban corrupción. En eso se están gastando por instrucciones del machuchón de Palacio Nacional otros “cuantos” miles de millones de pesos tanto a nivel nacional como en las entidades donde Morena es gobierno.
En base a ello es que se construye la narrativa de que, si en Instituto Nacional Electoral da ganador de los comicios federales a la oposición, desde el púlpito palaciego se reclamara fraude consigna que seguirán gobernadores, legisladores y las “fuerzas vivas” de morena y sus rémoras.
Por lo pronto los signos son inequívocos: para la compra de votos en 2024, los subsidios o programas sociales tendrán un aumento de más del 12 por ciento, es decir que estarán por arriba del billón de pesos donde las pensiones del “bienestar” se llevará poco más de 465 mil millones de pesos.
De acuerdo con los datos del propio presupuesto de Egresos, esa será la mejor inversión del gobierno porque se trata de un reparto generalizado donde el dinero se reparte lo mismo a pobres que a ricos y los ancianos, son los más agradecidos. De hecho, en ellos finca la 4T su proyección de 30 millones de votos mínimo para la presidencia y el resto, los otros casi 600 mil millones de pesos, serán para comprar sufragios rurales y de los ninis.
Ya no le apuestan a la compra de votos entre los estudiantes, de ello el plan de otorgar becas a jóvenes de profesional, se canceló pues son “aspiracionistas” que le tiran a ser clasemedieros y en las pasadas elecciones ese segmento votó por la oposición.
Es por ello que el aumento al subsidio social se llevará 46 de cada 100 pesos a la Pensión para el Bienestar para Adultos Mayores que se incrementa en monto y beneficiaros, con lo cual el dinero destinado a los programas sociales del próximo año representará el 2.7 por ciento del PIB; en este 2023 fue del 2.4 por ciento.
Pero además de ese gasto que “justifica” el incremento en la deuda pública y el déficit presupuestal, existen los “ingresos negros” no reportados a Tesorería y los gastos realizados de manera opaca tanto por el gobierno federal como los estatales, paquete de recursos que se gasta en la actualidad en la organización de eventos en favor de la corcholata presidencial donde se incluyen los 700 millones que otorgó de manera directa el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado a empresas que ¡ya le habían robado antes! Así como recursos derivados de enajenaciones de bienes muebles, inmuebles, joyas y arte.
Pero más allá de ese derroche de dinero contra el cual poco podrá hacer una oposición débil, dividida y peleándose posiciones antes de tenerlas, están los discursos que, por un lado buscan desalentar a los de enfrente incluyendo a simpatizantes y posibles votantes y por el otro la compra de espacios en medios (al menos en tres de buen nivel me consta) y encuestas pretenderán dar la imagen de desaliento a quienes no ven a un candidato aparentemente sólido sino a una aspirante sin estructuras ni respaldo de partidos.
En resumen, apuestan por la compra masiva de votos agradecidos, el desaliento de los indecisos y simpatizantes, pero sobre todo por el peso del gobierno del caudillo y todo lo que implica, desde la amenaza hasta el crimen organizado para alcanzar un “triunfo” en las urnas y si no se da, reclamar fraude, pero no aceptar derrotas ni soltar el poder. Eso no está en sus planes, aunque nos lleven a una crisis social y política. Violencia.