*En Tiempos Electorales, el Nuevo Distractor
Pega en la Línea de Flotación de Omar
*El Candidato a Presidir la Defensa de la 4t en
la CdMx Desmiente Afirmación de Encinas
*Presunta Reunión Confirmada por el Fugado
Tomás Zerón; la Encabezó Peña Nieto
ALBERTO ALMAZÁN
La tarde del 27 de septiembre de 2023, el fuego político encendió la pradera.
A nueve años de la tragedia de Ayotzinapa, en la que desaparecieron forzadamente 23 estudiantes de la escuela Isidro Burgos, y a cinco de la toma de posesión del presidente López, el engrudo se les ha hecho bolas por cuanto a la investigación que realiza, como cabeza de la Comisión para la Verdad y Accesos a la Justicia del caso Ayotzinapa, Alejandro Encinas Rodríguez.
Se politiza el tema, más de lo que estaba y muestra el segundo informe de la Comisión toda una intención política.
De entrada, golpea a quien pretende convertirse en el defensor de la 4t en la Ciudad de México, el exjefe policíaco Omar García Harfuch.
Y arrastra a los exsecretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, de Defensa, Salvador Cienfuegos, de Marina Francisco Soberón, exprocurador general de la República y Jesús Murillo Karam, entre otros de los nombres que se revelaron el pasado miércoles.
Por supuesto aflora el nombre de Enrique Peña Nieto quien habría encabezado las reuniones en Los Pinos los días 7 y 8 de octubre de 2014.
De resultar ciertas las afirmaciones de Encinas, hay algo que resulta fuera de cuadro: que no lo hubiera informado a su amigo y jefe.
Resulta imposible de creer que López no estuviera enterado. Extraño que tampoco la jefa del bastón de no mando, ignorara los hechos.
Más extraño es que la información de quienes estuvieron presentes para discutir y analizar cómo escribir la “verdad histórica”, haya provenido de Tomás Zerón de Lucio, jefe de la Agencia de Investigación de la PGR en ese momento y responsable de haber sacado a uno de los testigos y llevarlo al basurero de Cocula para que confirmara que ahí fueron asesinados los 43 desaparecidos.
García Harfuch salió de inmediato a desmentir al subsecretario de Gobernación.
ACUSACIÓN
RECHAZADA
Apenas habían pasado minutos después de la afirmación de Encinas, cuando el aspirante a político salió a desmentirlo en su cuenta personal de X.
En una forma correcta y directa, el exjefe policíaco, refirió: «En las reuniones en las que participé se establecieron las líneas de acción para la búsqueda de las jóvenes, sin abordar temas de investigación. Lo digo con claridad y firmeza: nunca participé en los lamentables acontecimientos ocurridos en Ayotzinapa».
Al desmentir que se encontraba en Guerrero en calidad de Coordinador estatal de la Policía Federal, el aspirante a gobernar la Ciudad de México, precisó:
«Me desempeñaba como integrante en la División de Gendarmería de la Policía Federal y no como Coordinador Estatal de Guerrero. En las reuniones en las que participé se establecieron las líneas de acción que se iban a seguir para buscar a los jóvenes en territorio, sin abordar temas de investigación. Lo anterior puede corroborarse con los documentos existentes, es decir, con las minutas que se levantaron por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), en donde se puede constatar que no tuve intervención alguna durante las reuniones.
«Nunca tuve la calidad de enlace operativo de la investigación ni algún otro encargo homólogo; simplemente participé, junto con otros servidores públicos federales, estatales y municipales, en acciones tendientes a recabar información acerca del paradero de los jóvenes estudiantes desaparecidos».
Encinas había respondido a los reporteros que “Sí, si aparece el nombre” de García Harfuch.
Según la información revelada por Encinas, se realizaron tres reuniones entre y con los mencionados, para fabricar la verdad histórica.
El contenido del segundo informe, según los abogados de los padres de los 43 y que encabeza Vidulfo Rosales, se acerca cada día más a la “verdad histórica” que combate el presidente López y los propios deudos.
Al día siguiente de la marcha de protesta al cumplirse 9 años de la desaparición, el huésped temporal de Palacio Nacional reaccionó virulentamente. Concedió el derecho a los reclamantes porque son libres de expresarse, pero defendió su postura de tener principios e ideales y que su gobierno no es como el de antes.
LA ESTRATEGIA DE
SABER ESPERAR
Durante los 9 años de ocurrido el evento y de haberse construido la verdad histórica, el ahora presidente de México jamás quitó el dedo del renglón y consideró y acuso que se trató de “un crimen de Estado”.
Los estudiosos de la criminología establecen que el “crimen de estado” es específico y requiere de la acción directa de militares y elementos gubernamentales que acatan la orden superior.
No es el caso de Ayotzinapa.
Sin embargo, el señor López ordenó a Alejandro Encinas ofrecer una disculpa pública por el “crimen de estado”. Lo hizo, con la obediencia que lo caracteriza.
Pero el trabajo de investigación dirigido por él, no se detuvo. Llegó a involucrar a elementos de alto rango del Ejército y logró que se libraran órdenes de aprehensión que fueron ejecutadas. Se informa de 18 militares en prisión.
Lo profundo del caso es la oportunidad. Es el saber esperar cuándo dar el zarpazo y para eso se pinta solo el presidente mexicano.
Todo lo que el segundo informe contiene, era del conocimiento presidencial. Lo supo siempre. Lo guardo siempre.
Esperar es una virtud que desarrolla López con pulcritud. Los tiempos electorales son precisos y preciosos.
En sus casi 5 años de gobierno, siempre se ha referido a Enrique Peña Nieto con respeto, lo que hizo sospechar un pacto entre los dos. Lo ha desmentido de manera continua.
Empero, el tiempo electoral, que pone de relieve los riesgos de perder cuando menos decenas de espacios en el Congreso de la Unión y muy probablemente la mismísima Presidencia de la República y cinco de los nueve gobiernos en juego, llegó y lo aprovecha al máximo.
Encinas hace el trabajo sucio. Recopila nombres, hurga acciones, encuentra documentos y los provee a su jefe y amigo. Consulta y obtiene luz verde o amarilla. Hay que esperar el tiempo adecuado. El cambio de color llegó.
Exhibir a García Harfuch e impulsar a Hugo López-Gatell, no es coincidencia. Menos en asuntos nada menores como Ayotzinapa.
Parafraseando al que revivió la expresión de “la calumnia cuando no mancha tizna”, cobra vigencia para el no favorito de López para gobernar lo que considera su centro personal: la Ciudad de México.