La pesadilla

Yo Campesino

•El ganso no mintió al advertir que faltaba lo peor de su mandato en violencia criminal y legal

Miguel A. Rocha Valencia
La buena es que será “solo” un año, la mala es que en ese tiempo la chachalaca Macuspana hará todo lo que quiera, legal o ilegal para seguir con el poder, lo cual implica violencia extrema contra sus “enemigos”, organismos autónomos, periodistas, intelectuales y todo aquél que considere de peligro.
Usará como ningún otro, a las instituciones del estado, el presupuesto y sus alianzas criminales con la delincuencia organizada y las fuerzas militares cuya “lealtad” compra con oro e impunidad.
Incapaz de gobernar simplemente porque no sabe qué es eso, se afianzará como jefe de campaña de su corcholata para afianzar su seguridad en la transexenalidad del poder, comprar la impunidad que necesitará hasta su muerte y evitar ser juzgado por todos sus crímenes administrativos, saqueo de las arcas públicas y la protección a los cárteles delincuenciales y políticos donde se incluyen no sólo a los sinaloenses sino a más de un gobernador, pariente y cómplices.
Encarnación como se siente de la voluntad popular, en un gatopardismo de rábano trasnochado, se alzará como el enano del tapanco para vociferar contra quienes deseamos un cambio de rumbo que nos garantice algún tipo de rescate financiero, institucional, educativo, en seguridad, salud y si es posible nos aleje de la sombra militarista que, como el crimen organizado, se alza como sombra ominosa contra los procesos democráticos y parecieran ser el signo distintivo de la 4T que augura violencia.
La defensa a los militares se volvió tan evidente y furibunda que extraña y confirma sospechas acerca de quién manda. Por lo pronto los regalos y halagos a los verdes seguirá lo mismo que las complicidades y compra de lealtades.
NO se quedará cayado frente a los procesos comiciales, agredirá con mayor rencor al Poder Judicial y sus huestes lo imitarán, incluyendo la corcholata que afirma irán por la mayoría absoluta en el Congreso para realizar los cambios constitucionales, dichos con los cuales, la candidata de la 4T niega su vocación democrática y nos avisa que seguirá la huella autoritaria de su pastor. Ojo.
Un año que será una pesadilla para los mexicanos de bien, para quienes creemos en un México mejor, incluso para quienes pensaron que con el Peje cambiarían las cosas y constatan desengañados que estamos peor en corrupción, impunidad, injerencia del presidente en los procesos electorales, en los vicios que tanto se criticaron de antiguos regímenes y que hoy son justificados y hasta sublimizados por el caudillo de Tepetitán.
Nunca un presidente tuvo tanto poder político y económico. Nadie tuvo a su disposición un presupuesto completo con la discrecionalidad que los lacayos disfrazados de legisladores le otorgaron para en la opacidad total, dispusiera de cientos de miles de millones de pesos presupuestales, “rescatados” de la venta de bienes nacionales, confiscados a fideicomisos, ahorros ilegales a dependencias, recortes a organismos autónomos y el despilfarro de fondos de contingencias.
Podrían sumarse más de dos billones de pesos de los que dispuso el mesías tropical en sólo cuatro años dinero del que no rindió cuentas pues gracias a que la pandemia le cayó “anillo al dedo” como él mismo lo expresó, dispuso de todos los recursos del gobierno para hacer lo que quiso, incluyendo la compra de popularidad mediante el clásico billetazo ese que deberán pagar próximas administraciones ya sea con deuda, la necesaria reforma fiscal o un régimen que aumente la recaudación por arriba del 17 por ciento actual.
Con este año, vendrá lo peor del sexenio y sus consecuencias se extenderán al menos un periodo más tanto en lo financiero como seguridad, salud y militarización.
Los ataques serán abiertos como ya lo hace la corcholata en campaña. Quieren acabar con el poder Judicial, terminar de cooptar al Legislativo donde la oposición esté relegada a un plano meramente decorativo o de comparsa. Van por todo y de seguro no será sólo con recursos legales, ya lo estamos viendo, dueños de la Cámara de Diputados, se darán el presupuesto necesario para sus planes.
No importa el déficit ni el incremento de la deuda ni mucho menos el pago de los intereses, lo importante es conservar el poder. Total, para pagar tendrán, si ganan, seis años y si pierden y el otro no puede salir con lo que le dejaron, ya tienen el pretexto para acusarlos del fracaso.

Lo dicho, viene lo peor.

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