En la Cuna del Muralismo Mexicano y sin  Olvidar el Histórico Bazucazo: San Ildefonso

 

*El Nombre se le dio en Honor del Arzobispo de Toledo, que Defendió a la Virgen María

*Su Arquitectura Barroca Muestra el auge del Virreinato y del Poder Financiero de los Jesuitas

*El Edificio ha Sido Cuartel del Batallón de Flandes y un Reducto de las Tropas Norteamericanas 

*También Cuartel de Soldados Franceses y Escuela Nacional Preparatoria

*El Primer Director de la Escuela Nombrado por Benito Juárez fue Gabino Barreda

*En sus Muros Obras de: Diego Rivera, Jean Charlot, Fernando Leal y Alfaro Siqueiros 

*Además, de Ramón Alva de la Canal, Fermín Revueltas y José Clemente Orozco

*El 30 de Julio Pasado se Cumplieron 55 Años del Bazucazo Contra la Puerta Labrada en el Siglo XVIII

SUSANA VEGA LÓPEZ

Desde que observas la fachada y traspasas la puerta principal del, ahora, Museo de San Ildefonso, un viento de historias se arremolinan en la mente pues, desde la calle se lee una placa de este edificio que guarda muchos secretos porque sucedieron hechos que dejaron huella no sólo en la ciudad o el país entero, sino a nivel mundial.

Aquí no se olvida el famoso bazucazo de 1968; aquí se le reconoce como la cuna del muralismo de México cuando se pide a los artistas de la época participar en la decoración de la entonces Escuela Nacional Preparatoria, de la UNAM; aquí se fundó, en 1583, el Colegio de San Ildefonso que reunía la Compañía de Jesús, orden formada en España por San Ignacio de Loyola en el Siglo XIV que empezó su labor educativa en México en 1573.

El nombre de San Ildefonso se le dio en honor del arzobispo de Toledo, estudioso distinguido quien, en el Siglo XVII, escribió una defensa de la Virgen María misma que -cuenta la leyenda- se le apareció y obsequió una casulla que se convirtió en su símbolo.

Este ejemplo de la arquitectura barroca del Antiguo Colegio de San Ildefonso muestra el auge económico del virreinato y del poder financiero de los jesuitas, se lee en un cartel al interior del inmueble que luce impecable, limpio, con sus suelos pintados de rojo ladrillo en algunas partes y de azul en otras, en donde resaltan sus paredes amarillo canario que nos recuerdan el color que abandera la iglesia católica.

Está escrito que en 1767 Carlos III decreta la expulsión de la Compañía de Jesús por lo que la dirección del edificio pasó a manos del gobierno virreinal; un cuartel del Batallón de Flandes; un reducto de las tropas norteamericanas y; cuartel de soldados franceses.

ESCUELA NACIONAL 

PREPARATORIA

Promovido por el presidente Benito Juárez, en 1867 el inmueble se convirtió en la Escuela Nacional Preparatoria que sentó las bases de un nuevo sistema educativo.

Su primer director fue el doctor Gabino Barreda quien estableció en su plan de estudios que el único conocimiento válido se adquiere a través del método científico.

Tanto la capilla como la sacristía se convirtieron en biblioteca; se adaptaron espacios para laboratorios; se construyó un observatorio; se plantó un jardín botánico y; se formó un pequeño zoológico.

En el siglo XX la escuela se amplió con la construcción del Anfiteatro Simón Bolívar y es en 1910 cuando la Escuela Nacional Preparatoria formó parte de la Universidad Nacional fundada por Justo Sierra.

Durante más de 60 años formó generaciones de estudiantes, intelectuales y destacadas personalidades. En 1978 dejó de ser sede de los planteles 1 y 3 de la Escuela Nacional Preparatoria y se cerró al público hasta 1992.

Cabe resaltar una placa develada en 1952 por Miguel Alemán, entonces Presidente de la República, quien formó parte de la generación 1920-1924. En dicha placa se lee: “En las bondades de las aulas radica la simiente del porvenir. Homenaje a esta augusta escuela que nos dio el concepto del deber hacia la Patria. Nuestro pensamiento y acción para la grandeza de México”.

SAN ILDEFONSO 

Y SUS MURALES

A iniciativa de José Vasconcelos, entonces secretario de Educación Pública del gobierno de Álvaro Obregón, de educar a la sociedad por medio de ideas e imágenes plasmadas en los muros de edificios públicos, se invitó a participar a los artistas plásticos del momento: Diego Rivera, Jean Charlot, Fernando Leal, David Alfaro Siqueiros, Ramón Alva de la Canal, Fermín Revueltas y José Clemente Orozco.

Así, se observan: La Creación, de Diego Rivera (1922) que marca el punto de partida del muralismo; Masacre en el Templo Mayor, de Charlot; La Fiesta del Señor de Chalma, de Fernando Leal; Los elementos, Los mitos, El entierro del obrero sacrificado y El llamado a la Libertad, de Siqueiros; El desembarco de los españoles y la cruz plantada en tierras nuevas, de Alva de la Canal; Alegoría de la Virgen de Guadalupe, de Revueltas y; Maternidad, La Trinchera. Trinidad Revolucionaria y Cortés y la Malinche, de Orozco.

Años más tarde, entre 1930 y 1942, en el vestíbulo del Anfiteatro Simón Bolívar, Fernando Leal plasmó la obra que denominó Epopeya bolivariana.

Murales todos que, sin duda, dan vida y cuentan historias que, para entender mejor, deben ser explicadas a detalle, aunque muchos sólo las admiramos de manera superficial, nos remontamos a aquella época, e imaginamos los momentos en que fueron realizados.

EL BAZUCAZO

Al entrar al Museo de San Ildefonso se encuentra un mostrador donde se dan informes; atrás de éste, una placa que recuerda aquellos hechos lamentables que marcaron la vida de México: El bazucazo de 1968.

A 55 años de los acontecimientos que marcaron el movimiento estudiantil la ciudadanía no olvida estos hechos que año tras año recuerda con marchas, discursos y manifestaciones.

La Gaceta de la UNAM señala que fue un martes 30 de julio cuando el presidente Gustavo Díaz Ordaz dió luz verde a la intervención del Ejército para poner orden en la ciudad toda vez que el entonces secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez, le informó -cuando se encontraba de gira por Jalisco- que el país estaba al borde del desastre por culpa de los estudiantes.

Y es que los estudiantes en general discutían la violencia de la policía que había intervenido en un pleito suscitado unos días antes entre dos escuelas; un año de Olimpiadas que, de seguir con las revueltas, darían una mala impresión al mundo, ¡y vaya que se logró!

Los soldados salieron de sus cuarteles a bordo de jeeps militares y tanques ligeros para tomar escuelas, “y en la madrugada irrumpen en las preparatorias 1, 2 y 3. Hay cerca de 400 estudiantes heridos y cientos de detenidos”.

Al mando del general José Hernández Toledo, “de un bazucazo destruyen la puerta colonial barroca de la Preparatoria 1 de San Ildefonso, labrada en el siglo XVIII y que había sobrevivido a las guerras de lndependencia, Reforma y Revolución, y donde, cien años antes, el presidente Benito Juárez había inaugurado la Escuela Nacional Preparatoria”.

Además del bazucazo la policía tomó otros planteles educativos. Horas después, en CU, el rector Javier Barros Sierra izó la bandera nacional a media asta por la violación a la autonomía universitaria.

Ante la comunidad universitaria el rector declaró: 

“Hoy es un día de luto para la Universidad; la autonomía está amenazada gravemente. Quiero expresar que la institución, a través de sus autoridades, maestros y estudiantes, manifiesta profunda pena por lo acontecido. La autonomía no es una idea abstracta; es un ejercicio responsable que debe ser respetable y respetado por todos”.

Después, reuniones, manifestaciones, huelgas, marchas y mítines que dejaron como resultado la matanza del 2 de octubre en Tlatelolco.

EL MUSEO

Ahora, la puerta de madera es otra y luce la entrada al Museo de San Ildefonso, recinto que cuenta con una tienda donde se pueden adquirir diferentes artesanías, libros, litografías y más que dan gran colorido a este sitio.

Datos de la Secretaría de Cultura señalan que: en 1991, la Universidad Nacional Autónoma de México; el entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes; y el Departamento del Distrito Federal unieron esfuerzos y recursos para restaurar integralmente este edificio con el fin de, en 1992, recibir la magna exposición México: esplendores de 30 siglos y transformarlo en una sede para exposiciones temporales de relevancia. En siguientes remodelaciones participaron empresas privadas y benefactores particulares.

Ahora, este inmueble -patrimonio universitario- es administrado de manera tripartita por la UNAM, la Secretaría de Cultura y el Gobierno de la Ciudad de México.

A partir de marzo de 1994, el Antiguo Colegio de San Ildefonso es un proyecto permanente con vocación como centro cultural. Así, presenta exposiciones que familiaricen al público mexicano con la riqueza y diversidad de su patrimonio artístico. También se muestran colecciones provenientes de museos extranjeros que no se han presentado en México, se detalla en un documento que se muestra en esas instalaciones.

Hoy en día, en Justo Sierra 16, se exhibe la obra del reconocido pintor oaxaqueño Sergio Hernández, nacido en Huajuapan de León en 1957, respetado a nivel nacional y extranjero.

Con 143 obras (algunas inéditas), Sergio Hernández da vida a las salas de este recinto con frescos, óleos, pinturas, gráficas con técnicas mixtas, oros y plomo de diferentes tamaños que van de centímetros a metros de tal forma que cubrían paredes completas. Los temas son diversos, pues aluden a la vida y obra de Benito Juárez; al cuento de Pinocho; a códices; a costumbres y ritos de Michoacán; a la naturaleza; a ballenas, gatos y más.

Por cierto, el ingreso a este lugar, que abre a partir de las 10 de la mañana, es gratuito los domingos; otros días se pide una aportación de 50 pesos de entrada con descuento del 50 por ciento a estudiantes y maestros. El ingreso de personas con credencial de INAPAM es libre. 

¡Anímate y date una vuelta a este recinto ubicado en el corazón de la ciudad para relajarte, pasear y aprender!

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