Yo Campesino
•“Popularidad” de 58% del mesías costará en dos años: 1.5 billones
Miguel A. Rocha Valencia
Además del desastre en seguridad, salud, educación y finanzas, la “transformación” del ganso de Macuspana cuesta mucho dinero a los mexicanos ya que tras su “nivel de aceptación” hay un gasto en programas sociales que pagaremos todos, incluyendo quien le suceda en el poder pues quedará “embargada” la inversión pública durante el próximo sexenio. No habrá obras.
Análisis realizados por especialistas públicos, privados e internacionales revelan que, para empezar, la supuesta austeridad del gobierno del ganso se aplicó a instituciones públicas, incluyendo las de salud, pero no al gasto corriente de Palacio Nacional, donde la discrecionalidad y opacidad le permitió repartir dinero a manos llenas lo mismo a desembolsos directos que incluyeron recuperaciones fiscales.
Entre esos gastos directos se encuentran los repartos de dinero de manera directa a través de campañas políticas, sobrecostos de obras y la entrega de contratos sin licitación y que tan sólo en 2022 el gasto público aumentó en 507 mil 600 millones de pesos arriba de lo planificado.
Obvio ese sobregasto fue para apuntalar las obras presidenciales como lo fue el déficit de 1.3 billones de pesos autorizado para este año y que se sumará al 1.9 billones que seguramente le darán al machuchón de Palacio Nacional para el próximo ejercicio y con lo cual se apuntalará el aumento del 11 por ciento a las pensiones, los 120 mil millones al Tren Maya que según dijeron se inaugura este mismo año, lo que falte de la refinería Dos Bocas y los subsidios al AIFA.
El tema financiero complicará la asignación de recursos a seguridad donde ya llegamos a 167 mil 500 asesinatos, al de salud y su desarrollo con el IMSS “para todos”, la ordeña a instituciones autónomas y la desaparición por falta de recursos de muchos fideicomisos como los de cultura e investigación científica.
Y es que ya se acabaron los fondos de contingencia, se reduce la clientela fiscal con débitos pendientes y los bienes nacionales enajenables, así como los mal habidos.
Frente a ello, la recaudación fiscal no pasará del mismo 17 por ciento que estima ingresos por siete billones 329 mil millones, para recurrir a un financiamiento de 1.7 billones de pesos más un “pico” en dólares que completarían el presupuesto de egresos de 9.22 billones de pesos que significa 4.3 por ciento más que el año pasado, aunque el nivel de endeudamiento representa 40.9 por arriba.
Pero lo más destacable de los créditos captados por gobierno para cubrir el gasto en los últimos dos años, son las altas tasas de interés y por ello la deuda y las obligaciones de pagos a costo y mediano plazos se van a tazas por arriba del 11 por ciento y ello quitará recursos al gasto corriente de por los menos medio billón de pesos.
Por ejemplo, está lo que se adeuda e Pemex, donde el 40 por ciento de los más de 110 mil millones de dólares de su adeudo deberán pagarse antes de 2027, salvo que se renegocien los documentos, se extiendan plazos y claro, crezcan los pasivos.
Incluso la calificadora HR Ratings advierte que las presiones inflacionarias, los altos intereses y hasta un aumento de tasas de interés, aunado al no aumento en la recaudación fiscal y la disminución de fuentes internas de financiamiento, traerán problemas de solvencia a la próxima administración donde se da por hecho que no habrá grandes inversiones públicas y difícilmente habrá recursos para obras “emblemáticas”.
Es decir que el mesías tropical cerrará su sexenio con el mayor gasto y endeudamiento realizado en la historia reciente del país y dejará comprometido a quien le sucede en el poder a un riguroso gasto donde si no es con la intervención de especialistas, México enfrentará problemas financieros profundos.
El tema será entonces su la corcholata favorita del caudillo seguirá con la misma línea y se endeudará más para salir con su “aceptación” en alto o si acaso llega alguien de la oposición tendrá la capacidad de sacar al país del hoyo financiero en que lo va a dejar la 4T.