Tras la Permanencia en el  Poder o… Como Titiritero

Los Dados de Dios

 

NIDIA MARIN

México está a punto de pasar del sistema presidencialista que lo ubicó entre los cinco países del Continente Americano -Estados Unidos, México, Costa Rica, Argentina y Brasil- catalogados como prototipos, para inscribirse en el autoritarismo, cuyo patrón se ubica en el siglo XXI en: Cuba, Nicaragua, Venezuela y Haití, así como algunos gobiernos de reciente cuño.

La pretensión de ruptura de los tres poderes de la Unión que pretende el actual presidente de México, para continuar en el poder, mediante una persona-parapeto o él desde la Silla del Águila, se ha hecho evidente, no solamente con la confrontación con las ramas de mayor importancia del Poder Judicial sino, recientemente, con su planteamiento para que se elijan los ministros de la Suprema Corte de la Nación, lo cual ratificó al no invitarlos a la ceremonia del Grito de la Independencia.

Hoy sucede algo similar a lo que planteaba hace tiempo el constitucionalista Felipe Tena Ramírez, Director del Seminario de Derecho Constitucional y Administrativo, de la UNAM en su trabajo “La Crisis de la división de Poderes”.

“La división tradicional de los tres poderes está rota en nuestros días, debido al incremento desmesurado del órgano ejecutivo”.

Hace algunos años, el doctor Jorge González Chávez Investigador Parlamentario en Política Interior, del Servicio de Investigación y Análisis en la Cámara de Diputados, de la LVIII Legislatura, en un “Estudio Comparativo: Estados Unidos, México, Costa Rica, Argentina y Brasil”, precisó:

   “El presidente puede pertenecer a un partido político distinto al que tiene la mayoría, ya sea en una o ambas Cámaras del Congreso; sin embargo, de acuerdo con Mainwaring y Shugart, cuando coincide se trabaja mejor, puesto que las iniciativas de ley presentadas son aprobadas sin mayor problema, ello cuadyuva al cumplimiento de un proyecto nacional”.

Además… “El régimen presidencial funciona tanto con un “gobierno de minoría” como con un “gobierno de mayoría”, sólo que el primero trae mayores problemas; 

“Los poderes legislativos del presidente pueden ser amplios o limitados; 

“El presidente no puede disolver el Congreso; 

“Ni el presidente ni los secretarios de Estado pueden ser miembros del Congreso;

 “Constitucionalmente, la Cámara Alta (Senado) tiene mayores facultades de control sobre el gobierno que la Cámara Baja”,

Al referirse especialmente a México el investigador señala:

Citando a Jorge Carpizo y Jorge Madrazo el sistema presidencial mexicano reúne las características de que: “…el Presidente de la República es a la vez Jefe de Estado y Jefe de Gobierno; que éste es electo por el pueblo; que él mismo nombra y remueve libremente a sus secretarios de Estado; que ni el Presidente ni sus secretarios de Estado son políticamente responsables ante el gobierno; que ni el Presidente ni sus secretarios de Estado pueden pertenecer al mismo tiempo al Congreso, pero sí pueden militar en un partido político distinto al de la mayoría del órgano legislativo, entonces es posible calificar al referido sistema como puro”.

Actualmente, en México, la Suprema Corte de Justicia de la Nación la conforman 11 ministros que, de acuerdo a la Constitución: el Presidente de la República forma una terna de candidatos, los cuales son sometidos a la consideración de la Cámara de Senadores. Uno a uno, los aspirantes comparecen ante el Senado de la República. Resulta designado por voto de dos terceras partes de sus miembros. 

Pero, si el Senado no elige en 30 días, el Presidente designa al ministro. Además, si el Senado rechaza la terna propuesta por el Presidente, éste realiza otra terna. Pero, si la segunda terna también es rechazada, el presidente designa directamente al nuevo ministro de la CSJ.

Y 30 AÑOS

DESPUÉS…

Desde 1994 la permanencia de los ministros en su cargo es de 15 años. Por ello hubo de establecerse un sistema escalonado para la sustitución.

Norma Lucía Piña Hernández, actual presidenta de la Corte (finaliza en diciembre de 2027

Juan Luís González Alcántara Carrancá (Concluye en diciembre de 2033)

Jazmín Esquivel Mossa (acaba en marzo de 2034)

Ana Margarita Ríos Farjat (finaliza en diciembre de 2034) 

Arturo Saldívar Lelo de Larrea, (concluye en diciembre de 2024)

Luís María Aguilar Morales (termina en diciembre de 2024)

Jorge Mario Pardo Rebolledo (finaliza su periodo en febrero de 2026)

Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena (concluye en diciembre de 2027)

Loreta Ortíz Ahlf (finaliza en diciembre de 2036

Alberto Pérez Dayán (termina en diciembre de 2027)

Javier Laynez Potisek (concluye en diciembre 2030)

Ellos Fueron nombrados por los últimos tres Presidentes de la República Mexicana: Felipe Calderón Hinojosa, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador.

Ante la insistencia de López Obrador de elegir a los ministros, se han presentado una serie de debates en diversas partes del continente. Por ejemplo, Luis Pásara de “Dplf Justicia en las Américas” escribió:

AMLO no es el primer gobernante que arremete contra un poder judicial. En algunos otros casos —como el de Alberto Fujimori en Perú— se ha pasado directamente a la intervención en el sistema de justicia, a fin de hacerlo dócil a los designios de la casa de gobierno”.

También alude:

“Bolivia es el único país en el mundo donde, a partir de 2011, se elige mediante votación ciudadana a los integrantes de los más altos tribunales de justicia y a los miembros de la entidad rectora que tiene a su cargo la carrera judicial. En varios otros países se elige a los jueces de paz o de nivel equivalente; es el caso de Perú, Colombia, Venezuela y de algunos municipios franceses. Y Japón es el único país del mundo en el que el pueblo vota, ratificando o rechazando, las designaciones de los jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación”. 

Y, además:

En Estados Unidos y en Suiza se elige a los jueces, pero no a las autoridades judiciales del nivel más alto: ningún juez federal es elegido popularmente…”

También:

“En general, puede decirse que la experiencia ha sido un fracaso. La evidencia más contundente se refiere, precisamente, al presunto carácter democrático de la elección popular de autoridades judiciales: la suma de votos en blanco y viciados fue mayoritaria en 2011 e, incrementándose, se acercó a los dos tercios seis años después. Como la normativa no exigía —y permanece así— que el elegido obtenga un porcentaje mínimo de votos, sus señorías llegaron a los cargos “de acuerdo a ley”.

Pero hoy en México gobierna, además de la ignorancia, la ridiculez, la falsedad, la terquedad, el capricho y sobre todo la necedad de permanecer en el poder…

Sí, igual a dictador o… un titiritero.

Como cantaba Juan Manuel Serrat: 

Y quizá mañana / Por esa ventana / Que muestra el sendero / Nos llegue su queja / Mientras que se aleja / El titiritero”.

 

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