Raúl Mondragón von Bertrab
“-Favorite place to travel to see art?
-Mexico City. One of the incredible things about Mexico City is that it’s got [an] amazing contemporary art scene, its really fresh, and yet it also has unbelievably great antiquities, and anthropology museums and of course there’s Frida Kalho and Diego Rivera’s house, the Architecture is stunning, I think Mexico City would be my answer.”
–Martha Stewart interviewing Jason Farago,
Critic-at-Large of The New York Times
A falta de amor, unos tacos al pastor.
El 21 de noviembre de 2012, la respetada publicación británica The Economist declaró que era, ese momento de la historia, “Mexico’s moment”, y público un artículo seguramente no escrito por Enrique Peña Nieto, pero sí firmado por él, en el que el ahora reprobado con deshonores expresidente de México se atrevía a afirmar que en julio de ese año los mexicanos habíamos votado por un cambio al tiempo que se comprometía a proveer [sic] una democracia capaz de lograr el progreso que los mexicanos necesitaban y se merecían [emoticón de vómito].
Enrique I, “El Imbécil”, refería entonces que expertos del sector financiero, incluyendo a Goldman Sachs y a Nomura, predecían que para el 2020 la economía mexicana estaría entre las diez más grandes del mundo, reconociendo, sin embargo, que demasiados mexicanos permanecían atrapados en la pobreza y afligidos por altos niveles de violencia y corrupción. Lo que los bancos estadounidenses y japoneses no podían predecir era el nivel de incapacidad y corrupcion históricos -y peleados ya por la administración actual- que caracterizarían el gobierno de Peña, de manera que la economía de México sigue ocupando el lugar que ocupaba entonces y que se disputa con España, precisamente: el décimo quinto.
El muerto al pozo y el vivo al gozo.
Nada despreciable, por supuesto, pero dado el potencial de México, signo de un estancamiento como el de la región norte del país, cuya tasa de 1.9% anual palidece ahora ante el 6.0% de la región sur del Tren Maya, el aeropuerto de Tulum, el puente de la laguna de Nichupté y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, que no es canal, sino un tren [emoticón de la onomatopeya “mmm”].
Para todo mal, mezcal y para todo bien también.
Hoy por la noche se conmemora el CCXIII Aniversario de la Independencia nacional y son más los motivos de luto que de celebración.
Olla que mucho hierve, sabor que pierde.
La primera mujer presidenta se perfila ya hacia una elección que se antoja mucho menos smooth que la pasada, porque en nuestra fuentesca historia política solo a El Imbécil –y a Ernesto Zedillo, pero éste no tuvo opción- se le ocurrió soltar el poder así. A éstos, seguro que no.
Del plato a la boca se cae la sopa.
Y así como Hillary iba en caballo de hacienda, el país de los machos podría tener un as -o un joto- bajo la manga para que esa conquista del feminismo no se concrete aún.
Guajolote que se sale del corral termina en mole.
No obstante nuestra impopular reflexión, don Fidel dejó claro que aquel que se mueve no sale en la foto, así que habrá que ver.
Salió más caro el caldo que las albóndigas.
En todo caso y no nos confundamos, México ha tenido un sinfín de momenta, a pesar de sus gobiernos, y hoy la fortuna nos sonríe y la energía volcánica que en estos septiembres nos suelen recordar nuestra grandeza y nuestra pequeñez. Ese 2012, como el 2000 y como hoy, era uno. En 2018, nos sacudimos el reino de la estulticia, pero…
Te voy a enseñar de qué lado masca la iguana.
Sin presunción alguna sobre conocer la clave para aprovechar esos momentos, sino como simple y entusiasta aprendiz del sentido común, los dejo con un poema alusivo, con el cual destacamos en la justa de declamación, allá en la prehistoria moderna, en el siglo pasado, en sexto de primaria:
QUETZALCOATL
Poco antes de partir, Quetzalcóatl,
un día reunió a los más jóvenes mancebos del Anáhuac.
De cada tribu había llegado más de un mozo famoso en la comarca.
Y de pronto el profeta,
vertiendo en frases lentas pensamientos profundos
dijo al más bien logrado de todos los atletas:
-«Ve y arranca y destroza aquel aislado junco».
Y con facilidad el junco fue arrancado.
Después: -«Desprende a un tiempo un centenar de juncos».
El atleta tiró y su esfuerzo fue en vano,
lo intentó nuevamente y lograrlo no pudo.
Y clamó Quetzalcóatl:
-«Para esto os he llamado:
vendrán los hombres blancos, un día, por el mar
y no debéis estar, como aquel junco, aislados.
¡Hay que apretarse en haces y hacer un solo haz!»
Pueblos de nuestra América:
no puede en vuestro mundo ser estable la paz.
No olvidar la sentencia del viejo Quetzalcóatl:
¡Hay que apretarse en haces y hacer un solo haz!
–Martín Paz