Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Desde Palacio Nacional salió la música y la potente voz. Alguien se acordó de la canción escrita e interpretada por José Alfredo Jiménez. Y sonaron los guitarrones, las guitarras, las trompetas los violines y le pintaron uno.
Desde el Jardín de la Emperatriz se ordenó cambiar el ritmo y de manera extraña callar a Chico Che.
Surgió la letra de la canción: “No me amenaces, no me amenaces, porque estás que te vas y te vas y te vas y no te has ido”.
El destinatario: Marcelo Ebrard Casaubón.
¿La habrá escuchado?
Aunque el huésped temporal de Palacio Nacional está ausente –como de costumbre- por atender la invitación de estar presente en la conmemoración del L aniversario del golpe de estado en Chile, alguien, no se sabe quién, decidió dedicarle la canción al ahora excanciller, quien por la mañana de ayer presentó ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia la querella que, en 48 páginas, expone las “irregularidades” cometidas durante la realización de la encuesta que favoreció a Claudia Sheinbaum, a quien el jefe de la banda presidencial, le entregó el bastón de (no) bando con lo cual terminó su ciclo como dirigente del movimiento. Bueno, eso declaró en la “ceremonia” realizada en un restaurante del Centro Histórico, en el lado norte de Palacio Nacional. La conclusión de su escrito es: anular el proceso y reponerlo.
Tendrá que esperar sentado para que la citada comisión revise su asunto, porque es personal, no tiene el aval de las otras corcholatas que, como buenas personas de la política, se alinearon con la que será candidata a la presidencia de la República en 2024.
Poco más tarde, el ya excanciller, ofreció conferencia de prensa en la que apretó la amenaza: “Si esas incidencias que señalamos en el proceso se quedan igual, yo ya no tendría interés de seguir en Morena”.
Antes de que fuera derrotado, legal o ilegalmente, afirmaba que si no era el elegido de los ciudadanos –debía haber implorado al tlatoani, el iluminado, el más honesto de los seres humanos que aún viven-, no abandonaría el Movimiento. Lo repitió en cuanta entrevista concedía a los reporteros de aquí y de allá, o discurso pronunciaba. Dejaba en claro que seguiría trabajando por la transformación del país.
En la sede de su conferencia, también se escuchó en el sistema de sonido local del hotel en donde hablaba y respondía preguntas a modo: No me amenaces, no me amenaces…”.
Marcelo Ebrard perdió la oportunidad de ser candidato presidencial cuando, por algo secreto que no ha revelado todavía, cedió su presunto primer lugar en la encuesta realizada por el PRD a su amigo, hermano: Andrés Manuel López.
No era el momento. Y sin embargo, entregó la posición.
En la elección de 2012, estaba cantando quién ganaría. Se dirá, como se dijo, que el candidato del PRI era producto de Televisa y los medios afines, los corruptos de entonces y de hoy.
La segunda derrota confirmaba que “Andrés era un peligro para México” que fue superado por Enrique Peña… en lo peligroso para la conducción del país.
En la victoria de 2018, el carnal Marcelo, no participó. Andaba en París y en Washington, con descanso en Nueva York. En la Ciudad Lux, se dedicó a cultivar su ego. En Estados Unidos, presumió ser asesor en la campaña de Hillary Clinton.
Su incorporación al gabinete de su amigo y hermano, fue de última hora y Héctor Vasconcelos, senador de la República como premio de consolación, estaba designado para el cargo. Lo desplazó de la manera menos discreta y decente.
Hoy amenaza. Y en Palacio ya le dijeron que es libre de ir a Palenque.
En sus oídos debe retumbar el sonido del mariachi y la canción de José Alfredo: No me amenaces, no me amenaces…
E-mail: jesusmichelpm@hotmail.com, Facebook Jesus Michel, Twitter @misionpolitica y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por Radio Cañón en el 760 de amplitud modulada.
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