La economía de Venezuela se expande en medio de las sanciones «fracasadas» de EEUU

A pesar de las duras sanciones estadounidenses que intentaban aislar a Caracas de los mercados mundiales de energía y capitales, la economía del país volvió a crecer, lo que plantea interrogantes sobre la idoneidad de las restricciones, comentan expertos.
Las medidas coercitivas han tenido «un efecto devastador» en los venezolanos de a pie e hicieron que la producción petrolera de Venezuela disminuyera. El impacto económico de esa reducción se vio agravado por el desplome de los precios del combustible en 2014, cuando el petróleo Brent cayó por debajo de los 27 dólares por barril a principios de 2016.
Esa confluencia de acontecimientos debilitó sustancialmente al Estado venezolano, así como sus finanzas. No obstante, reconoce el experto Matthew Smith de Oilprice.com, «desde hace algún tiempo está claro que la estrategia de Washington para contener a Venezuela y cambiar el Gobierno del país ha fallado, y el pueblo venezolano es el que más sufre las consecuencias de las sanciones estadounidenses».
Como una prueba de la infructuosidad de las restricciones impuestas a Venezuela, el portal señala que la economía venezolana volvió a crecer en 2021, con un aumento del producto interno bruto (PIB) del 0,5%, mientras que durante 2022 creció un impresionante 8%, el tercer mejor desempeño en América del Sur, y el FMI prevé que el PIB se expandirá un 5% para 2023, el segundo pronóstico más alto en el continente.
De acuerdo con Smith, la razón principal de la mejora de la situación económica es el éxito de Caracas en la búsqueda de fuentes alternativas de capital y la reconstrucción de la industria petrolera, que es económicamente vital para el país.
Así, en julio de 2023 Venezuela produjo una media de 772.000 barriles diarios (b/d), lo que supone un 40% más que los 553.000 b/d producidos en 2021. Según el analista, tal crecimiento en la producción de petróleo no habría sido posible sin la ayuda de Irán, que ocupa el octavo lugar en el mundo en la producción de petróleo.
Teherán está proporcionando a Caracas un considerable apoyo material, que incluye el financiamiento, las piezas y los técnicos necesarios para reconstruir infraestructuras petrolíferas clave. Por ejemplo, a principios de este año 2023, Irán, se comprometió a renovar el complejo de refinación de Paraguaná, con una capacidad de 955.000 b/d, que es la mayor instalación de este tipo en Venezuela y una de las mayores del mundo.
Además, los dos Estados firmaron recientemente un acuerdo por el que el octavo productor mundial de petróleo se comprometía no solo a reconstruir las refinerías de Venezuela, sino también a desarrollar los campos petrolíferos y eventualmente contribuirán a la recuperación y un mayor crecimiento de la producción del país suramericano.
La presencia iraní en Venezuela está reforzando la influencia de Irán en toda América Latina, lo que permite al país persa desafiar la tradicional hegemonía regional de Estados Unidos. El sufrimiento de los venezolanos de a pie a causa de las sanciones, junto con el fracaso de esas medidas restrictivas estadounidenses, hacen que «sea un momento oportuno para que Washington cambie su política hacia Caracas», considera el experto.
La Casa Blanca ya ha aliviado las sanciones existentes, concediendo a la petrolera estadounidense Chevron Corporation una licencia para reanudar la extracción de petróleo y permitiendo a la italiana Eni y a la española Repsol recibir exportaciones de crudo de Venezuela a cambio de reducir la deuda pendiente y autorizando algunas transacciones con bonos de la estatal venezolana PDVSA. Sputnik
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