Yo Campesino
*El ganso, se siente dueño de poder y puede legarlo a quien desee. Será la “rifa del tigre” con la peor deuda y violencia
Miguel A. Rocha Valencia
La entrega del bastón de mando es entre comunidades indígenas la transmisión del poder tribal y si así se interpreta lo que hizo el ganso con su protegida, le cedió, en un acto totalmente ilegal, la silla presidencial.
Es decir que el dedazo del nuevo tata va más allá del simple acto anecdótico pues en realidad, se siente dueño del país y sus instituciones y que, con un acto suyo, pude designar a su sucesor. El INE para él, es una simple figura decorativa y las elecciones un trámite ya superado.
Lo peor es que la corcholata bendecida por el tlatoani se lo cree y sabe que con la decisión del gran elector ella ya es la virtual presidenta de México y está segura que su mentor al que se mimetizó o mejor dicho se clonó, hará “todo” para cumplir sus deseos no sólo porque “yo mando” sino por estar seguro que tras su designación está la voluntad del “pueblo” aunque ese conglomerado no pase de las 12 mil 500 encuestas y de los 30 millones de votos que dice seguros.
Enfrente estará alguien a quien no le entregan un vil garrote pero que en pocos días logró encaramarse en el “colectivo”, recaudar más firmas que sus competidos que contaban con estructuras partidistas y abrir una esperanza real de cambio, tal vez no como la mejor opción pero sí la más competitiva: Xóchitl Gálvez Ruiz, a quien muchos no nos puede caer bien, pero es real sin estar inflada por el tlatoani ni mucho menos por los recursos financieros, logísticos y humanos del actual partidazo en el poder.
No se nos olvide que somos poco más de 95 millones de mexicanos en el padrón electoral y que muchos de los 30 millones que presume Morena, se bajaron de la 4T arrepentidos de votar por el ganso en 2018, Se sintieron traicionados o decepcionados. No los van a comprar con becas ni con 96 millones de electores.
Pero más allá de palos y bastones, legados y decisiones desde el púlpito palaciego, está lo que va a recibir quien legal o ilegalmente asuma la presidencia de este país. Incluso por encima del cisma o violencia que pueda causar una imposición que se hace cada vez más visible y nos hundiría en la peor crisis desde la Revolución Mexicana que sería en el fondo la auténtica cuarta transformación.
Porque la violencia está a la vuelta de la esquina en un país donde el caudillo de Tepetitán insiste en polarizar, generar violencia, permitir la incursión del crimen organizado en todas las áreas del quehacer nacional mientras en la acera de enfrente entrega a los militares “todo”, hasta las…
Sumado a ello, una carestía que, si bien se controla, ya dejó a millones de mexicanos en la pobreza laboral, con un sistema de salud dañado, instituciones debilitadas, golpeadas y semidestruidas mientras otras están cooptadas por el actual poder central.
Para colmo a quien llegue le espera un complejo panorama financiero con altas tasas de interés, la más grande deuda pública que alcanzará el 56 por ciento del PIB que podría crecer si se autoriza el déficit de 1.9 billones de déficit con cargo a deuda para completar los poco más de nueve billones de pesos para el ejercicio 2024, y por ende dejará recursos limitados para inversión e incluso gasto corriente dado el pago del servicio del débito que para entonces oscilará entre los 600 mil y 700 mil millones de pesos incluyendo el pasivo de Pemex que no bajará de los 110 mil millones de dólares y se convierte en la peor sangría del gasto público pues se le “inyectarán” otros 200 mil millones y se le “perdonarán” aportaciones al ingreso nacional que se calcula llegará a siete billones el próximo año .
Paralelamente estará el signo de la violencia que no se debe desestimar. La herencia del mesías tropical además de la entrega de territorio, cargos públicos, negocios “legales”, pueblos esclavizados y rutas libres del narcotráfico incluirá entre 185 mil y 200 mil asesinatos. A la fecha ya vamos para 146 mil a los cuales se suman 44 mil desaparecidos, entre ellos 30 por ciento mujeres y niños.
Aun no se sabe cuál será el papel de los militares, pero será determinante para salvar lo que queda del marco legal constitucional frente al “no me vengan a mí conque la ley es la ley”. Se afirma que ya dieron su golpe de Estado y que en realidad son verdes y blancos quienes mandan en este país y el ganso es una marioneta que les entrega todo lo solicitado, desde no cumplir con su responsabilidad de velar por la seguridad de los mexicanos hasta el control de todas las comunicaciones terrestres, aéreas y cibernéticas.
Ni qué decir qué decir de negocios negros, dinero para hacerse millonarios, obras públicas, administraciones civiles, poder y más poder con más de 300 mil efectivos militares incluyendo 100 de la Guardia Nacional en las calles y un centro de inteligencia que no tendría “ni Obama” para controlar desde ahí brotes de inconformidad social o administrar, como ya lo hacen, al crimen organizado y todas sus empresas. ¿Una mujer podrá enfrentárseles? ¿La aceptarán como jefa máxima?
No sé si ya pensaron corcholata y precandidata en lo que realmente está en disputa porque si antes México estaba mal, hoy está mucho peor en lo social, seguridad, economía y con un poder mafioso y militar de pronóstico reservado. Es decir, una herencia maldita que muchos no aceptarían ni regalada.