El Abogado de Rapiña
HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO
“Carancho”, película dramática, dirigida por Pablo Trapero y protagonizada por Ricardo Darín (Héctor Sosa), Martina Gusmán (Luján Olivera), Darío Valenzuela (Velasquez), Carlos Weber (El Perro) y José Luis Arias (Casal); se estrenó el 6 de mayo de 2010.
Sosa ha perdido su licencia para trabajar como abogado, así que ahora se dedica cazar víctimas de accidentes automovilísticos para ganar algo de dinero; así conoce a la joven doctora Luján que en las noches asiste de paramédico en una ambulancia particular.
La cinta inicia con alarmantes cifras de los miles de muertos y heridos por accidentes de tránsito en Argentina, se habla de un promedio de veintidós víctimas fatales por día; y a través de estas estadísticas se maneja el dinero de indemnizaciones, gastos médicos y legales que genera un mercado donde las aves de rapiña logran grandes ganancias.
MÁS GOLPES
DA LA VIDA
En la oscuridad de la noche, dos hombres golpean a Sosa, de quien reclaman un dinero que aparentemente no le correspondía; posteriormente, se encuentra auxiliando a un ciclista que ha sido atropellado, cuando llega una ambulancia con la recién llegada Luján, que trabaja como paramédico.
Estas escenas sólo sirven para presentar a los dos personajes principales de la cinta, al abogado caído en desgracia y la paramédico que es adicta a los calmantes, pero no revela la trama de cinta.
Más adelante se repite la situación, Sosa está en la escena de un accidente vial auxiliando a otro atropellado, mientras que de nueva cuenta llega la ambulancia en que viaja Luján.
Más que coincidencia, es sospechoso que en dos accidentes de tránsito esté la misma persona auxiliando a las víctimas de accidente, y más sospechoso es que posteriormente sean representadas por ese aparente buen samaritano para cobrar el seguro.
LA TAPADERA
Sosa se reporta con la Fundación, que es un despacho jurídico que auxilia a la gente víctima de un accidente automovilístico, ahí recibe reclamos de Casal, quien funge como asesor principal.
En esta siniestra pirámide en que se mueve Sosa, se aprecia que su labor es enganchar víctimas de accidentes de tránsito, manipular testigos y peritos, realizar arreglos con la policía, jueces y las aseguradoras para lograr las mejores indemnizaciones posibles.
El dinero obtenido no llegará en su totalidad a los clientes, sino que el mayor porcentaje es para el despacho que sirve de tapadera de los turbios enjuagues con se tiene desde médicos, hospitales, policías y personal de las asegurados.
Una mafia bien estructurada, y aunque el personaje de Sosa quiere redimirse, le será muy difícil lograrlo, pues está en deuda con la Fundación.
MALA PATA
Sosa se encuentra en una vieja bodega con un amigo, a quien le inyecta una alta dosis de calmantes para el dolor, y con un marro le parte una pierna a la altura de la rodilla, para que se lance contra un vehículo y puedan cobrar el seguro, pero todo sale mal, es atropellado y en la caída sufre un severo golpe en la cabeza.
Por tercera ocasión vuelven a “coincidir” Sosa y Luján, ahora él le ruega que salve al atropellado que le explicará con calma, ella sospecha que esto va más de un simple accidente.
Según FRISS, una empresa que presta servicios a las aseguradoras, uno de los fraudes más comunes es la simulación de un accidente de tránsito a fin de cobrar una indemnización por daños físicos.
En muchos de los casos, la gente que lo hace es porque tienen deudas y sus cobradores los persiguen, así que la única forma en que éstos pueden pagar sus deudas es aparentando accidentes; aunque también entra el factor codicia.
QUIEN PIERDE MÁS
Gracias a una serie de contactos Sosa recibe el dato del accidente y llega al lugar antes que todos, para ofrecer sus servicios legales, si logra enganchar a la víctima le gestionará una indemnización, de cuyo importe deberá pagar comisiones a paramédicos y coimas al jefe de la policía de investigación conocido como “El Perro”.
Las sospechas de fraudes hacia las aseguradoras en México están en aumento, en el 2020, los profesionales de seguros sospechaban que 18% de los siniestros reclamados podían ser fraudulentos, para 2022, esa sospecha aumentó hasta 20%, según datos del Informe de Fraude en Seguros FRISS 2022.
Las reclamaciones fraudulentas generan miles de millones de dólares en pérdidas para la industria aseguradora a nivel global y, a medida que estas compañías automatizan cada vez el ciclo de vida de las reclamaciones, aumenta el riesgo de perder dinero por alguna actividad ilícita.
El “Carancho” es un ave originaria de América, pertenece a la familia de los halcones, en parte depredador y en parte carroñero; no se distingue por ser un cazador especialmente poderoso, ya que suele alimentarse de animales enfermos y heridos; en lugar de garras afiladas como otros halcones, las tiene romas, bien adaptadas para caminar y rascar en la tierra en busca de insectos.
En la jerga argentina, usualmente se utiliza el término ‘carancho’ para referirse a un abogado que genera que su cliente tenga un accidente provocado contra alguien que pague los daños ocasionados, para luego hacerle juicio al seguro y dividir las ganancias con su cliente.
El ejemplo clásico es que una persona se lance sobre un auto para simular que lo atropellan y luego denunciar al conductor para que su seguro pague una indemnización.
Se afirma que en Argentina cada año mueren más de ocho mil personas en accidentes de tránsito; la cinta muestra como en algunas de esas tragedias existe una industria floreciente basada en los pagos de los seguros que aprovecha los resquicios legales.
La simulación de este tipo de accidentes no es de ahora, es de antaño, pero es una industria que reporta al crimen organizado grandes ganancias, sobre todo cuando hay colusión con los agentes de las asegurados y con el sistema policiaco y médico hospitalario.
Pero ¿valdrá la pena arriesgar la salud por unos cuantos billetes?
La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…
